Un trozo de cielo sin estrellas

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas de maltrato físico y violencia sexual que pueden incomodar a algunos lectores. Se recomienda discreción

- ¡¿Dónde demonios estuviste?!- gritó Lex lanzándose sobre Lena - ¡Te buscamos por todos lados! ¡Creímos que te había pasado algo!

- Estoy bien. - dijo Lena entrando aquella mañana al departamento con cara de borrego a medio morir.

Lex y Sam la estuvieron buscando durante horas después de la fiesta y ahora aparecía como si nada hubiera pasado. Los dos se miraron confundidos ante su actitud. Nada tenía sentido.

- ¿Estas bien, Lena? - preguntó Sam con cautela.

- Mejor que nunca, ¿Quieren ir a almorzar? Yo invito.

- ¡Sí! ¡Waffles!- Lex salto emocionado olvidando que solo dos segundos antes estaba furioso y preocupado.

- Un momento - intervino Sam - Tu madre ha estado preocupada por ti, tienes que...

- Sam. Cálmate- Lena la tomó de las manos y le regaló una de sus sonrisas tranquilizadoras - Ya hablé con mi madre. Todo está bien.

- ¿En dónde estuviste?

- En el cielo.

Sam buscó en los ojos de Lena y al final le regresó la sonrisa. Algo muy bueno había pasado y esperaba que esta vez se quedara así.

Los días pasaron rápido, aunque no tanto como Lena hubiera deseado. Quería volver a ver a Kara lo antes posible, sus ansias de volver a tenerla entre sus brazos la consumían día y noche, y de no ser por su trabajo en el hospital, no habría soportado esos tres días sin verla.

La joven cirujana caminaba por los pasillos del hospital hacia el quirófano, mientras hablaba con Kara por teléfono. Esa noche su amada regresaba de Nueva York, pero ella tenía una operación de urgencia que realizar. Así que iba a tener que esperar más para verla.

- Me hubiera gustado ir por ti- dijo Lena.

No te preocupes. Yo entiendo. Tus pacientes te necesitan.

Respondió Kara por teléfono

- Pero, aun así. Quería verte. Ya no puedo aguantar más. Hubiéramos podido ir a cenar y luego por un café y al final... repetir lo de la otra noche. - la risa de Kara sonó del otro lado de la bocina - Como que ya se me está olvidando. Necesito nuevas clases.

¿En serio? ¿Soy tan fácil de olvidar?

- No. Definitivamente no lo eres. Estoy segura de que no podría olvidarte ni, aunque pasaran miles de años. Es solo que... no puedo vivir sin ti.

No tendrás que hacerlo. Nada podrá separarnos ahora.

Lena detuvo su andar ante la puerta del quirófano. Estaba vestida para entrar, pero no podría seguir hablan una vez que cruzara el filtro.

Además. Esta noche hablare con Monel, así que supongo que es mejor que no nos veamos hoy. Voy a la casa a encontrarme con él.

- Está bien ¿Te veré por la mañana?

Claro.

- Tenemos una cita entonces.

°°°

Regresé de Nueva York después de tres días largos y cansados de trabajo y reuniones. Pero todo el esfuerzo hasta ahora estaba valiendo la pena. Los inversionistas quedaron fascinados con el trabajo que Maxwell y yo hemos realizado. Pero no solo es trabajo de nosotros. Alex, Kal e incluso Luisa nos han ayudado mucho.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora