2. CAPITULO

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Al llegar a casa ya es más de media noche, me metí tanto en el trabajo que no vi la hora en ningún momento, esperar mi taxi también me llevo tiempo ya que ha estás horas de la noche es muy difícil conseguir taxis. Entro quitando mis tacones dejándolo en la entrada. Subo a la habitación y al llegar Oliver está leyendo un libro.

—¿Por qué llegas a esta hora?—no me mira, su ceño está fruncido y puedo notar lo molesto que está.

—Tuve mucho trabajo, se me fue el tiempo solamente—quito mi ropa—. No te avise, disculpa.

—Te estuve llamando—gruñe—. No contestaste ni uno de mi mensajes.

Reviso pero mi teléfono está completamente sin batería, se lo muestro pero no me mira, suspiro.

—Me quede sin batería.

—Si, claro...

—¿Cual es tu jodido problema Oliver?—me molesta su actitud, por fin logro que me mire, baja el libro y se levanta hasta llegar a donde mi.

—¿De verdad quieres que te diga cuál es mi jodido problema?—pregunta y asiento, se acerca cada vez más a mi—. Tú—presiona mi pecho—. Tú eres mi puto problema—abro los ojos como plato ya que Oliver jamás había sido grosero conmigo.

—Oliver...—advierto cuando se acerca hasta estar a escasos centímetros de mi—. Estás muy enojado, aléjate.

—¿Por qué? ¿Ahora me temes?—niego—. ¡Soy tu jodido esposo y puedo acercarme a ti cuantas veces me dé la gana!

Me toma del cuello ejerciendo presión, me pega contra la puerta de un solo movimiento, estoy tan paralizada por su actitud que me es imposible analizar todo, Oliver jamás ha sido violento o me había tratado así, no entiendo su actitud pero mis nervios no me dejan reaccionar.

—¿Con quien estabas Monarca? —sisea—. Y no trates de verme la cara de idiota.

—Te dije que estaba trabajando—respondo con el poco aire que me queda.

—¡No te creo ni una palabra!—ruge—. Me estás engañando ¡acéptalo!

Solo escuchó el sonido de la cachetada que logro darle, este me suelta y mi respiración a igual que la de él es una jodida mierda, nuestros pechos suben y bajan.

—¿Que mierda te sucede Oliver? Tú no eres así—respondo—. ¡Yo te quiero a ti maldición, jamás te engañaría!

Me toma de los brazos cargándome, no se le dificulta ya que mido 1,55 a comparación de su 1,78, me tira en la cama bruscamente, estoy completamente desnuda ya que desde que entre a la casa venía quitándome la ropa, solo quedando en bragas, abre mis piernas bruscamente y se mete entre estás bajando su chandal.

—¡Demuéstramelo!—pataleo para que me suelte mientras chillo.

No... no...

No te atrevas Oliver, no me hagas esto... es lo único que pienso.

—¡Deja que tu esposo te folle como te gusta Monarca!—baja su bóxer sacando su miembro, mi respiración se corta—. ¡Grita como la perra que eres! ¡Grita así como cuando te follo!

Le doy una patada que lo tira al piso, este gruñe y yo me levanto corriendo a la habitación de baño, me encierro en esta y en menos un segundo lo escuchó tocar.

—¡Monarca! ¡Joder mi amor, no sé qué me pasó, los celos me cegaron! Hablemos—pide y las lagrimas corren por mis mejillas—. Monarca cariño... sabes que yo no soy así, no quise tomarte... así del cuello... cariño... escúchame.

Me veo en el espejo y mi cuello está enrojecido por sus manos, tengo el rímel chorreado y marca de sus manos en mis caderas. Respiro y salgo, este me mira apenado y baja su cara.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora