44. CAPITULO

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Dos meses después...

Destrozada.

Así me sentía, simplemente muerta en vida. Han pasado dos meses desde la muerte de Adam, dos meses donde no me he levantado de la cama más que para ir al baño, dos meses donde el único que ha visto mi cara es Killian y ya porque duerme a mi lado. Estos dos meses han sido destructivos, amargos y muy grises, llore la primera semana, luego de eso no he llorado simplemente me quedo acostada mirando el techo, pensando en lo que pudo ser y no fue, dos meses donde no he sentido más que tristeza en mi corazón, soledad y un vacío enorme el cual no sé cómo llenar. Killian dice que Lu está de la misma manera pero no creo que su dolor se parezca al mío, ella perdió a su hermano pero yo pedí a mi otra mitad.

La habitación tiene un leve olor a guardado ya que ni siquiera he permitido que Judith entre para hacer el aseo. Tengo que aceptar que tengo al mejor hombre a mi lado, Killian se ha esmerado en intentar hacerme sentir mejor, sin logro alguno, le pedí de una manera agresiva pasiva que por favor dejara de insistir y me dejara vivir mi duelo tranquila, al principio se lo tomo a mal, luego de ello lo acepto o simplemente le tocó aceptarlo; desde ese momento me dejó junto a mi soledad y mis cero ganas de vivir. Tengo mensajes de Irina quien insiste en venir pero Killian le dejo muy en claro que no pienso ver a nadie, mi hermana llama a diario pero sigo sin tomar el teléfono, casi todo el bufete a dejado mensajes de consuelo en mis correos cosa que he ignorado, escuchó a Dixon preguntar por mi estado cuando habla por videollamada con mi novio, Judith le expresa todos los días su preocupación a Killian sobre mi estado mental pensando que no la escuchó y Jimmy solo grita desde afuera "las fieras no se dejan derribar" y que Levya está ansioso de conocer esa Leona de la que tanto le han hablado. No hay un día donde un recuerdo junto a mi hermano no llegue, donde no lo extrañe, donde no piense en él. Quizás debería dejarlo ir y seguir adelante por el, porque sé que así le fuese gustado.

—Por lo que más quieras en este mundo muñeca, báñate tan siquiera—pide Killian saliendo del cuarto de baño con su cabello goteando, tiene ojeras y se que es por mi.

Su preocupación por mi estado lo lleva a no dejarlo descansar y verla mi sueño. Killian podrá ser el hombre más malo de este mundo pero como novio es el mejor y se ha encargado de demostrármelo a diario, daría su vida por mi y es algo que en cierta parte me hace sentir mejor. Me ha tenido paciencia y todos debemos tener claro que solo le tenemos paciencia a lo que amamos.

—¡Por favor!—grita de la nada haciéndome pegar un brinco del susto, lo miro y quiero reír con lo que veo.

Un malote Killian arrodillado y con un puchero en su  boca, un escena digna de ver ya que sus tatuajes lo hacen lucir como todo un asesino merecedor de ser buscado por las mayores fuerzas armadas pero su gesto es de un gatito mimado.

—Está bien—acedo.

Veo cómo termina de arreglarse colocándose un traje ya que me comentó que tendría una reunión de negocios, cuando está perfumado y listo para irse se acerca a la cama y deja un leve beso sobre mis labios, acaricia mi pómulo con su mano libre y mis ojos se cristalizan.

—Eres fuerte mi amor y quiero verte brillar de nuevo—me besa de nuevo—. Te amo.

—También te amo.

Sale de la habitación dejándome con mi asquerosa y triste soledad. Me levanto de la cama yendo en dirección a la habitación de baño para asarme. Miro mi aspecto en el espejo y no es sorpresa lo que veo, las ojeras pronunciadas en mi cara solo son la clara evidencia de que no he dormido bien en meses, estoy un poco más delgada y eso hace relucir un poco más mis pechos y huesos de la clavícula, mi regordete rostro está un poco más perfilado, mi cabello es un nido de pájaros y ni hablar de mi zona íntima. Me deshago del pijama que tenía puesto que consistía en una camisa de mi hombre con sus bóxer ya que he descubierto lo cómodo que pueden llegar a ser.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora