43. CAPITULO

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Killian Dávila.

Soy el claro ejemplo de que el hombre que realmente ama a su mujer no le gusta que sufra, es como si nos desgarraran el alma a nosotros mismo. Monarca no ha dejado de llorar desde que supo la noticia de su hermano y yo siento como mi corazón es destrozado al ver el de ella igual. Supe que esto pasaría pero no pude impedirlo, Adam fue asesinado ayer por la tarde y ya yo es su entierro. Supimos que alguien estaba intentado atentar contra alguno de nosotros desde que vimos a Monarca enfrentarse con una persona misteriosa en la clínica, que me lo ocultara estuvo mal pero aún así hice todo lo posible por saber quién es pero es bueno escondiéndose y no dejar rastros. Cuando supe lo que se avecinaba lo primero que hice fue colocarle seguridad a la familia de mi mujer, tanto a su hermano como a su hermana, hice hasta lo imposible por tener cada uno de sus movimientos vigilados sin que ellos se dieran cuenta pero al parecer no valió de nada y es algo que me hace sentir culpable. Dimitri me ha estado ayudando a tratar de descubrir quién es esta persona que Dixon es ajeno a todo esto, le metí que se enfocara en el embarazo de Luisa.

—Hermano...

Dixon entra a mi oficina sacándome de mis pensamientos, me levanto de mi escritorio y me acerco a él dándonos un abrazo fraternal. Lleva un traje completamente negro y una rosa adorna su mano indicándome que ya es hora.

—¿Cómo está ella?—pregunta.

—Destruida—mencionó y este asiente—. ¿Luisa?

Es mi única palabra, es lo único que puede definirla ahorita.

—Igual. Me preocupa que pueda afectar en algo al bebé.

—Tranquilo, estarán bien.

Presionó su hombro en modo de apoyo y ambos salimos de mi oficina en busca de las hermanas Kilichenko.

Ambas están en el living y trago cuando las veo. Monarca llega un elegante vestido que arrastra en el piso de color negro, el manga larga ceñido a su cuerpo junto, tacones y gafas negras para ocultar su falta de maquillaje y su enrojecimiento, Luisa llega igual un vestido negro que llega debajo de sus rodillas pero a esta se le nota el pequeño bulto en su vientre bajo, ambas sostienen un ramo de rosas y tienen sus manos unidas. Monarca me mira.

—¿Nos vamos?—su voz es áspera ya que nos ha emitido sonido alguno desde ayer, lo único que ha salido de su boca son sollozos.

—Iremos detrás de ustedes—habla Dixon tomando a Luisa de la cintura para llevarla a su auto. Hago lo mismo con Monarca y cuando ya estamos en el auto Jimmy maneja a donde será la ceremonia.

La ceremonia se hará en la iglesia habitual donde los padre de Monarca solían asistir, se enterrará acá mismo junto a sus padres. Según mi mujer eso es lo que él fuese querido. Al llegar a la iglesia el sacerdote comienza la misa ya que mis suegros eran religiosos o muy creyentes a Dios y su voluntad, las horas pasan y la misa termina luego de varias horas, nos llevan a donde será enterrado Adam y es momento de decir unas palabras. El lugar está rodeado de los trabajadores de Bufete, empleados de la casa donde vivieron de chicos ya que Dixon me explica que era la casa de sus padres donde vive actualmente Luisa, Adam no vivía en la ciudad pero lo mataron acá cuando venía de visita. A parte estas personas los vieron crecer a todos ellos. Dimitri e Irina también nos están acompañando junto a sus hijos los cuales miran todo curiosos.

—Sus hermanas tienen algo que decir—habla el sacerdote sacándome de mis pensamientos.

Luisa es la primera en levantarse acompañada de Dixon ya que ella está negada a soltarle la mano, queda junto al ataúd de su hermano y suspira antes de comenzar.

—Nos conocemos desde que éramos unos niños, yo solía vivir en la casa de al frente. Monarca y Adam llegaron a mi vida para darle color y es algo que siempre les agradeceré, siempre me hicieron sentir en casa, que no estaba sola y que pasara lo que pasara ellos estarían ahí—suspira—. Cuando mis padres biológicos murieron y fui adoptada por los Kilichenko mi vida fue distinta. Desde el primer momento me sentí parte de su familia, el recordar como Adam me defendía junto a papá cuando un niño intentaba cortejarme—ríe entre lagrimas—. Siempre será digno de recordar. Una parte de mí siempre estará esperándote en casa, me niego a aceptar esta realidad, sé que serás mi primer pensamiento al despertar y te extrañare tanto al terminar el día. Espero aparezcas en mi sueños y poder disculparme por no decirte a tiempo que serías tío—Solloza y Dixon la toma en brazos—. Te amo Adam, fuiste, eres y serás por siempre el mejor hermano que he tenido.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora