8. CAPITULO

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El amanecer desencadena la agonía de levantarse, es fin de semana y los amo ya que solo quiero permanecer en la cama, abro mis ojos cuando siento leves besos en mi besos, sonrío.

—Eres insaciable.

—Nunca estaré satisfecho de ti.

La mañana está nublada y me encanta este clima, Killian me follo toda la noche tal y como lo prometió, dormimos solo tres horas ya que caímos rendidos cuando el amanecer llego.

—Tengo que irme...

—Te llevaré luego de que desayunemos.

Se levanta totalmente desnudo y yo admiro la vista, suspiro y me levanto junto a él, ambos pasamos al cuarto de baño, nos asemos luego de otra ronda de sexo en la ducha, bajamos y me lleva al comedor, una señora de mayor edad junto a la chica que me abrió la puerta anoche llegan a la mesa.

—El desayuno niño Dávila—este asiente agradeciendo, la chica me mira mal observando que llevo el cabello mojado y seguramente maldición ya que sabe que pase la noche aquí, parecen ser madre e hija pero no pregunto, señora me trata amablemente y es un encanto pero trato de no envolverme mucho. Killian no la mira y yo me dispongo a comer.

Sin compromisos.

Al terminar me acompaña hasta mi auto, le sigo insistiendo en puedo irme sola, donde Oliver llegase a verlo o saber que otro hombre me llevo a casa estaré más que muerta, debe estar pegando gritos por toda la casa ya que son más de las diez y aún no he llegado a casa. No quisiera volver pero sé que debo.

—¿Por qué no quieres que te lleve hasta tu casa?

—No es necesario, vine sola, me voy sola—lo beso.

—Está bien, avísame cuando llegues.

—Lo haré— me besa por última vez sacándome un gemido, me separo negando—. Me iré antes de que me desvistas de nuevo.

Subo a mi coche y salgo de su mansión, conduzco con una sonrisa absurda en mis labios, al llegar a casa luego de media hora conduciendo respiro hondo antes de entrar, cierro la puerta detrás de mi y me detengo abruptamente al ver a Oliver en la entrada esperando por mi, tiene ojeras y parece que no ha dormido en toda la noche, se nota cansado y yo trago.

—¿Dónde putas estabas?

Pregunta y sus dientes están tan apretados que su mandíbula se marca, sus puños están blancas y la furia se nota en su mirada, estoy paralizada en mi lugar y me niego a moverme.

—Baja la voz, respeta la casa en la vives por lo menos—ironizó—. Trabajé hasta tarde y me quede en un hotel—miento.

A mi mente llega cada recuerdo de anoche, los besos de Killian, sus embestidas, casi se me escapa un jadeo pero la voz de Oliver me detiene.

—¿Y te costaba mucho avisar?—levanta la voz de nuevo—Pude ir por ti.

—¡Baja la voz!—elevó igual la mía.

—¿Con quien crees que hablas?—pregunta acercándose y yo retrocedo—. Me odias tanto que estás ignorándome ¡joder lo estoy intentando!—grita—. ¿Que demonios quieres?

—¡Discúlpame!—digo lo que quiere escuchar, no pienso discutir con el.

Paso por su lado tratando de ir a la habitación pero este me toma del brazo sacudiéndome.

—¡Te llame millones de veces! ¡Cuando te llame me respondes! ¿Soy claro Monarca?—no respondo—. ¡Responde zorra!

—¡Suéltame!

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora