10. CAPITULO

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Killian Dávila.

Hoy a 2 de febrero, el clima se encuentra grisáceo, triste y con mucho frío, decir que el juicio no me tenía nervioso sería mentir, estos últimos días han sido extraños. Desde aquella noche con Monarca no puedo sacármela de la cabeza, su cuerpo, su suave piel, su rico perfume de mi cama y el shampoo que usa de mi almohada. No paro de pensarla y me siento tan ridículo al sentir estas emociones que me parecen una total idiotez.

Saber que su marido la golpeaba fue un golpe bajo, la ira entró tanto en mi que me sentía como un animal enjaulado, Jimmy siempre hace su trabajo de maravilla que consiguiera todo esos videos de las grabaciones de las cámaras de seguridad de su casa fue un buen trabajo. Quise ayudarla pero sabía que ella no quería mi ayuda así que por eso decidí solar llegar hasta donde ella me deje entrar, sin presiones al fin y al cabo somos solo sexo. Proponerle eso me destruirá y estoy completamente seguro de eso, Monarca parece ser ese tipo de mujer que se clava en ti como una espina, de esas que destrozan corazón y dejan huellas por donde pasen, ella será todo eso que me hará poner el mundo de cabeza con tal de tenerla en mi cama.

El edificio penal es uno de los más grande de Rusia, más de diecisiete pisos de hormigón forjado y vidrios blindados, seguridad en cada rincón donde mires sin hablar de lo pulcro que luce todo. Aquí nadie entra y nadie sale hasta que el juicio acabe. Veo a la doctora bajar de su BMW como una total diosa.

Ver todo lo que le dijo a su esposo en su discusión de anoche tras pedirle el divorcio me hizo reír por lo fiera que pudiera llegar a ser la muñeca, el idiota le gritaba que era una ramera cosa que me hizo querer romperle la cara y más al insinuar que ella se acostaba con mi hermano. Verla hoy con la cara de orgullo al representar este caso me hizo sentir de una manera indescriptible que todavía no entiendo porque siempre quiero verla sonreír. Todos entramos a la sala donde se hará el juicio sentándonos, minutos después traen a mi hermano esposado y escoltado quien al verme sonríe cómplice, Dixon siempre es tan Dixon, es un idiota con pie. Pasa algunas palabras cómplice con Monarca que la hace sonreír y ella trata de esconderlo en un mueca de disgusto, se ve tan tierna que la follaria frente a todas estas personas ahora mismo.

Todo la sala está en total bullicio, estoy ubicado detrás de Dixon, Luisa Kilichenko la hermana de Monarca está con una carpeta junto a ella mientras mira a mi hermano embobada, quiero hacerse pasar desapercibida pero a mi no se me pasa nada, del otro lado está un hombre de traje que por lo que supongo es el abogado de la familia de Melody.

Los abogados junto a la defensa está en calma. Los flashes le toman foto sin parar a mi hermano a quien le gusta llamar la atención y sonríe como si nada. Los policías mantienen la debida distancia, le temen nadie quiere estar cerca. Dixon no es un recluso cualquiera. Cuando se tiene poder y dinero se es libre de rechazar el uniforme de preso e ir vestido según te venga en gana. Es se adueño de la situación y optó por un traje azul oscuro, su saco y corbata. Se peino su largo cabello, afeito un poco su barba y perfumo. Lo ubican frente al puesto del juez mientras el secretario le explica las reglas básicas a la audiencia.

—Levántense para recibir al honorable juez Oliver Becker en la sala—anuncian—. El estado de Moscú, Rusia contra Dixon Dávila, numero de proceso 523109, tomen asiento.

Todo queda en total silencio mientras nos levantamos, Oliver el esposo de Monarca hace su aparición posándose en su lugar, nos da la orden para poder sentarnos. hace sonar el martillo, todos guardan silencio.

La tensión se siente en el aire.

—Se declara abierta la sesión — anunció el idiota— ¿Está lista abogada Kilichenko?—Monarca asiente segura—. ¿Abogado?—mira al abogado de la familia de Melody y este asiente—. Señor secretario por favor lea los escritos de acusación.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora