22 . CAPITULO

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Los amigos de Killian me abrazan luego de la presentación, todavía sigo un poco mareada por tantos abrazos y saludos.

—Killian Dávila con una mujer, esto sí que es nuevo—menciona el hombre que se presentó como Dimitri.

—¡Ruso!—riñe su esposa que si no mal recuerdo se llama Irina y la escena me parece tan divertida que me cuesta ocultar la risa que sale de mi—. Es tan tierna...

—Lo es—afirma Killian—. ¿Nos vamos?

Asentimos todos nos metemos en la camioneta de el amigo de Killian, nosotros vamos atrás y él junto a su esposa delante, Dimitri maneja y su esposa mantiene su mano en el muslo de su esposo, miro la escena embobada y lo lindos que se ven juntos no tiene comparación.

—¿Cómo se conocieron?—Pregunta Irina.

—Pequeña, no seas tan imprudente...—susurra más para su esposa pero aún así logramos escucha, carraspeo—. Lo siento Monarca, ella suele ser un poco intensa, si te ofuscamos en preguntas es porque a Killian nunca se le había conocido una mujer y mi esposa se está aprovechando de eso.

—¿Cómo están los niños?—Killian cambia el tema y se lo agradezco.

—El diablo hecho en personas querrás decir.

—¡Dimitri!

—¿Que pasa nena? Es cierto.

Niega y nos miran, Killian y yo reímos por sus peleas absurdas.

—Están bien, se quedaron con su tío Danil—responde ella.

—¿Tienes hermanos?—hablo por primera vez y ella parece estar contenta con eso ya que se volteo en el asiento para mirarnos mejor.

—No, Danil es el hombre de confianza de Dimitri, es como su hermano, ellos están con él y con Vera, nuestra nana—responde—. Tengo una hermana y se llama Alice, no solemos verla mucho luego de varios problemas que tuvimos ¿Y tú tienes hermanos?

—Si, se llaman Adam y Luisa.

—¿Y ya te ganaste al cuñado güero?—dice Dimitri y todos se hachan a reír, siento que no entiendo el chiste realmente así que solo sonrío algo incomoda.

—Monarca y yo aún no somos novios, estamos saliendo.

Responde Killian y yo lo miro pero evita mi mirada. Es cierto que solo estamos saliendo, no somos novios también lo sé pero eso no evita que los celos me estén devorando, no celos de otra o algo por el estilo, celos de no ser su novia, su mujer como tal.

Llegamos al lugar acordado para la reunión, en el cual no hay nadie más que nosotros, bajamos e Irina y yo tomamos los brazos de nuestros hombres, caminamos seguro de nosotros como si no estuviésemos caminando al matadero, me abrazo a mi bolso como si no cargara un arma que Killian me ha dado. Llegamos a la entrada del restaurante y unos gorilas (ya que no encuentro una palabra peor) nos reciben.

—Tenemos que requisarlos, órdenes del jefe.

—Donde se atrevan a ponerle una mano encima a nuestras mujeres, lamentarán haber nacido—habla Dimitri e Irina sonrisa embobada.

—¡Ni se te ocurra!—me toma Killian de la cintura cuando uno de ellos trata de requisarme.

—Tal vez a ellas no, pero a ustedes si.

Todos asienten y ellos se dejan revisar, luego de un largo rato por fin nos dejan entrar. Nos indican el camino y el largo pasillo parece infinito, el silencio es espeluznante y solo se escuchan los tacones de Irina y míos, nos llevan a la terraza del restaurante y logro ver la espalda ancha de un hombre calvo. Caminamos hasta estar al frente de esta persona y me reprocho por haberme adelantado con lo de espalda ancha, no es nada más que un viejo verde y feo, canas, dientes amarillos de supuesto oro, cadenas y anillos para lucir todo el dinero que tiene y ropa de narcotraficante barato.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora