9. CAPITULO

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Luego que mi hora con Dixon terminara voy a la casa del bosque, conduzco tan rápido como es posible, necesito salir de aquí ahora mismo. Dejo el auto donde siempre y bajo caminando tan rápido como mis piernas me lo permiten a la casa, al llegar a la entrada veo a un auto estacionado, detengo mis pasos quedando frente a nada más y nada menos que con la última persona que he querido encontrarme estos días.

—Killian...—

—Muñeca—

—¿Que estás haciendo aquí?

—¡No contestas mis llamadas, quería ver si estabas bien!—exclama—. ¿Que sucede? Te veo algo pálida.

Quito mi cara de su vista y este trata la manera de tomarme por la fuerza para que lo mire .

—¡Estoy bien joder!

—¿Que mierdas te sucedió en la mejilla Monarca?

—¡Nada! ¡No ha sucedido nada!—logra tomarme de los brazos atrayéndome hacia el, choco con su duro pecho y mis ojos se cristalizan.

—Los ojos no mienten muñeca—lloro, me quiebro por primera vez delante de alguien al cual le debe importar poco mi vida, me quiero por todo lo que he aguanto y por todo lo que no le he dicho a nadie. Lloro porque mi corazón se encuentra triste y roto y lo único que necesito es a alguien en quien descargar mis heridas, un hombro donde llorar y poder sacar todo esto que llevo dentro.

Me toma en brazos cargándome como cual niña pequeña llevándome a la puerta de la casa, me quita las llaves de las manos y abre entrándonos al interior, deja mi bolso en el sofá cosa que no sé cómo logro tomarlo. Al llegar a la escaleras me mira.

—¿Habitación?

—Ultima puerta a la derecha.

Me lleva al lugar que le indique, entramos a mi habitación y este nos acuesta en la gran cama, me trae a su pecho y yo lloro sobre la mayoría de la tarde, no dice nada, en realidad ninguno de los dos lo hace, solo nos hacemos compañía mutua, me voy calmando poco a poco con el pasar de las horas.

—¿Que sientes mejor?—niego—. ¿Que sucedió muñeca?

—Solo no han sido buenos días.

—Y esos malos días hicieron que un golpe apareciera misteriosamente en tu mejilla.

—No quiero hablar de eso—susurro y asiente, dijimos que solo sería sexo, no podemos darnos lujo de mezclar lo sentimental con el placer—. Mañana será el juicio de Dixon.

—Lo sé, también me llego el correo.

—Mi esposo será el juez a cargo del caso.

—También lo sé.

No decimos nada más ya que no hay nada que decir, aunque no le contara nada sé que sabe sobre todo lo sucedido, no sé cómo logra hacerlo o cómo logra averiguar todo pero de algún modo se entera de todo lo que quiere. Las horas pasan y nosotros seguimos en la misma posición, ambos acostados mientras yo estoy sobre él haciendo patrones en sus brazos mientras él juega con mi cabello. Cuando veo que la noche comienza a caer decido que es mejor irme a casa.

—Tengo que irme—asiente—. Debo preparar algunas cosas para el juicio mañana.

—Todo saldrá bien—me besa levemente.

Salimos del bosque y ambos nos montamos en nuestros autos yendo a un rumbo totalmente distinto, conduzco hasta estar en el frente de la casa, estaciono y bajo entrando. Oliver está en el sofá, en la sala esperando por mi.

—¿Por qué no fui informado que habías vuelto a trabajar como abogada penal?—pregunta mientras mira el juego de futbol en la gran pantalla frente a él.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora