54 . CAPITULO FINAL

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Al llegar a una casa de seguridad que tenía preparada Killian para esta ocasión podemos respirar un poco, yo aunque intento no puedo parar de llorar o dejar de pensar en Dixon. Las despedidas nunca son dulces. Cuando alguien se aleja de nuestro lado sentimos una sensación de nostalgia y tristeza difícil de explicar. Cuando, además, estas despedidas son para siempre, la superación se hace mucho más dura. Killian parece estar en un trance por el cual no puede salir, está ido, deprimido y triste, acaba de perder a su hermano y yo soy incapaz de saber que decir o que hacer, yo perdí a todos al igual que él y solo nos tenemos el uno al otro pero no sé qué hacer, me siento atadas de manos y pienso en que quizás él quiera pasar este duro momento solo, o que quizás necesite un abrazo pero el miedo al rechazo no se va, me levando del sillón yendo a un lugar separada de todos, tomo el teléfono que Levya me dio asegurándome que no estaba pinchado.

Llamada entrante.

¿Hola?—su voz se escucha adormilada y apretó mis ojos, las lagrimas corren por mis mejillas.

Tengo que hacerlo...

Luisa...

—¡Oh por Dios Monarca! Vi lo que pasó en las noticias, estaba tan preocupada hermana, pensé en ir pero Dixon me dejo unas gorilas en la puerta cuidándome—cuenta con alivio—. ¿Cómo están? ¿Cómo está Dixon? Todavía no se comunica conmigo.

Luisa, Dixon...— no puedo con esto aunque lo intente—. Luisa, Dixon murió.

—¡Mientes!— dice riendo con nerviosismo—. Sabes que no me gustan estos juegos Monarca, pásame a Dixon necesito hablar con el y saber que esta bien.

Luisa el murió hoy. Hace un par de horas—admito —. Cubrió el túnel por donde íbamos a salir, teníamos a las fuerzas sobre nosotros... le insistí pero no pude convencerlo de salir de allí, dijo... dijo que te amaba Luisa y que dejo una carta en su escritorio para ti, mandare a uno de nuestros hombres a buscarte para que estemos todos juntos pero cuando las aguas se calmen.

¡No! ¡no! Si tanto me ama que venga y me lo diga el a mi, callate, estas mintiendo—llora y puedo escuchar su desespero—. El no pudo haber muerto monarca, teníamos planes... teníamos planes.

—¡Lo siento Lu!

—¡Es tu culpa! ¡Es tu jodida culpa! Todo lo que tocas lo dañas Monarca

Lu, eso no es cierto.

Si lo es, mataste a mi novio Monarca—susurra a duras penas y me preocupa el hecho que parece no respirar—. Dejaste sin padre a mi bebé, nos quitaste todo, nos quitaron todo...

Cuelga y yo quedo en show.

Lloro cada vez sintiéndome culpable, quizás Luisa tenga razón y si fuese logrado convencer a Dixon de salir quizás aún estuviera vivo, la culpa no para de incrementar por mis poros y mi corazón duele al no querer aceptar en que quizás todo esto es mi culpa, en que la vida de Killian se volvió un caos luego de que llegue a esta, nunca debí aceptar ser su esposa, él estaría muchísimo mejor sin mi, mi mente se vuelve un lio, las ganas de vomitar incrementan, mis nervios parecen volver y un desespero se incrusta dentro de mi. Camino rápidamente a donde se encuentra Killian, todavía está en el sofá y en la misma posición en la que lo deje. Por mi mente llegan millones de cosas pero estoy tan consternada, alterada, y en show que me es imposible pensar con la cabeza fría, debo solucionar todo esto ahora mismo.

Es lo correcto... es lo correcto. Pienso una y otra vez.

Mi esposo no merece esto, Killian no merecía perder a su hermano, mi hermana no merecía perder al amor de su vida ¿Por que me siento culpable? La vida de Killian no era perfecta antes de mi pero puedo apostar que no era tan caótica como ahora, desde que llegue a su vida no he parado de meterlo en problemas.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora