14 . CAPITULO

930 40 13
                                    



Lo ayudo a pasar cuando veo que sus piernas se aflojan, caminamos hasta llegar al sillón. Busco rápidamente un botiquín y lo ayudo a sanar sus heridas, ya que a parte de la bala tiene varios moretones y rasguños. Veo cómo gruñe cada ves que el alcohol toca sus heridas, sus ojos pesan.

—No te duermas... por favor.

—Muñequita...

—¿Que sucedió?

—Es mejor que no lo sepas—estoy a escasos centímetros de él así que se facilita cuando coloca su mano en mi casa tocándola con cautela—. Eres hermosa...

—Estás alucinando.

Y es cierto, está sudado por lo que imagino que debe tener fiebre. No paro de limpiar sus heridas para esterilizar unas pisas para sacar la bala.

—¿Donde aprendiste todo esto?

—En el instituto nos dieron una pequeño curso de primeros auxilios—susurro rompiendo su ropa para ver la herida—. Nos enseñaron a sacar balas, dar reanimación y otras cosas, hasta ahora me ha ayudado mucho, no todos los días se ve a alguien con una bala.

Trata de reír pero gruñe.

—¿Sabias que eres la mujer más hermosa que he visto?

Mi corazón se acelera pero niego.

—Respira.

Digo para meter las pinzas, gruñe y yo doy un salto por el susto. Lo riño.

—No te muevas.

—Lo siento muñequita.

Muñequita.

Sigo hasta sacarle la bala, desinfecto la zona y comienzo a cocer, cuando termino coloco gasas al rededor de su cintura para que no se le vaya a infectar o algo por el estilo. Cuando me levanto esta dormido y yo aprovecho para ir a la cocina, le preparo unas tostadas y le coloco igual unos trozos de pizza que sobraron, llego de nuevo a su lado, dejo las cosas a su lado para colocar una de mis manos en su rostro.

—Killian...

—¿Uhm?

—Te prepare algo de comida, levántate.

Abre los ojos y lo ayudo para que se acomode mejor en el sofá, toma el plato de comida y comienza comer, me siento a su lado y ambos nos quedamos sin decir nada, giro mi cabeza en su dirección y él hace lo mismo.

—No creí que cocinaras tan bien.

—Y yo siempre creí que hacías el amor, no la guerra—alza una ceja divertido.

—Hago ambos—dice acercándose a mis labios—. Tengo un talento

No me deja responder, se lanza a mis labios y comienza a besarme desesperadamente, lo aparto.

—No podemos...

—¿Por qué?

—Tú herida Killian—recuerda—. Mejor cuéntame cómo encontraste al asesino de Melody Quinn.

—Fue Jimmy, mi hombre de confianza—se recuesta en el sofá—. Desde que arrestaron a Dixon hizo por posible por encontrar quien lo hizo realmente. Fue un mes lleno de mucho caos pero al fin dio con esa persona. Eliot Morrison, su ex novio.

—¿Cómo saben que fue el?

—Huyó de la ciudad luego de eso, recordé que solía molestarla siempre y cada que podía iba a la empresa a hacer escándalos, siempre decía lo mismo "Melody es mía" "si no te deja la mato" y bla, bla, bla, cuando recordé todo eso le hice un visita pero no lo encontré—niega—. Un viejo amigo me informó que estaba en San Petersburgo, lo encontramos viviendo como las ratas en un callejón, muchos decían que cuando se drogaba presumía de haber asesinado a la perra, cuando fuimos por él no contaba con que cuando nos viera llegar me dispararía, estaba tan drogado y fuera de si que solo hablaba incoherencias, nos agarramos a puñetazos ya que no tolero lo idiota que puede ser alguien y... ahora estoy aquí.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora