52. CAPITULO

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Killian Dávila.
Nuestro primer día aquí en la isla comienza y tengo que admitir que se siente bien raro despertar y saber que estas casado, no dejo de ver la argolla en mi dedo desde que desperté, la muevo de un lado a otro, me la quito y pongo, sin dejar de leer la descripción que lleva adentro.

"Te amo M.K"

Cierro los ojos apretándolos al darme cuenta en lo que se ha convertido mi vida este ultimo año, no dejo de pensar en lo enamorado que estoy de mi mujer y de lo mucho que me gusta mi nueva vida, muchas personas piensan que al tener tanto poder o dinero como lo tengo yo, como lo tiene Dimitri o muchísimos otros mafioso y estar enamorado es estar condenado, tengo que admitir que no es nada fácil, estar enamorado en este mundo es un tener un punto débil, es darle al enemigo un lugar por donde atacar y poder destruirte pero siempre he tenido en claro una cosa, soy humano, merezco enamorarme, sentirme de la manera en la que me siento con Monarca y no ser débil por eso o tener miedo, soy cursi con mi mujer, soy detallista y es así como todo hombre debería tratar a su mujer. Ella conoce una parte de mi que nadie mas ha tenido, que solo ella vera y no me importar ser así con ella, eso no me hace menos hombre.

Miro a mi mujer dormir y pienso que no permitiré que nada le pase, no me importa que este dormida, la atraigo hacia mi estrechándola contra mi cuerpo y alzando su mentón para plantar un beso en sus labios, y otro y otro mas. Siento como sonríe y abre sus ojos, ambos nos miramos y puedo jurar que este momento se llama felicidad, tenerla en mis brazos siempre será la mejor forma de empezar o terminar el día, nos mantenemos la mirada, una que transmite muchas emociones, muchas sensaciones, gritan cosas que quizás aun no nos hemos dicho pero que muy en el fondo sabemos. ¿Quién diría que ahora esta mujer seria mi debilidad?, acaricio su rostro negado a creer que la tengo junto a mi, ella toma mi mejilla para acercar su cara a la mía y besarme de vuelta.

—Buenos días, esposo.

—Buenos días, muñeca—saludo—. ¿Desayuno?

Sonríe.

—Por favor.

Ambos nos levantamos de la cama para ir al cuarto de baño y asearnos, tomamos una rápida ducha colocándonos ropa cómoda al salir, Monarca aprovecha de colocarse un traje de baño que le queda de infarto. La miro de pies a cabeza cuando sale y me sonríe toda inocente.

—Si, sonríe nada mas.

—¡Oh vamos! se me ve genial.

—No dije que no se te viera de puta madre—me acerco y ella retrocede, sus senos se ven mas grande y mi boca se hace agua con solo verla—. Solo que quieres provocarme, sabiendo muy bien que matare o destruiré al que se atreva a mirarte o tocarte.

—¿Así como hiciste con Oliver?—murmura y puedo ver sus pupilas dilatadas.

La excita...

No sabia que ella sabia que había secuestrado a Oliver cuando me levante del coma y volví a casa y no lo vi en el sótano deduje que Jimmy había terminado el trabajo pero jamás me imagine que hacia sido ella.

—Si, así como lo hice con Oliver.

—Nadie me mirara, no hay nadie mas aquí —dice y su cuerpo cocha contra una mesa que hay en la habitación, tomo sus piernas subiéndola a ella colocándome entre el medio de ambas—. Solo estamos tu, Levya, Jimmy y yo.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora