Monarca |+18| (borrador)

53 . CAPITULO

Estoy colocándolo mi cartucho a mi arma, Killian llega donde mi besándome, ambos estamos en  nuestra habitación. Llegamos en la madrugada, no hemos dormido y tengo que admitir que el cansancio ya comienza a pasar factura, ya Dixon esta aquí, vino corriendo cuando se entero y le pedí que no le contara a Luisa para no preocuparla, tengo miedo de que todo este estrés afecte al bebe pero no hay vuelta atrás.

—Me encanta despertar y verte aquí—murmura y aun así en estos momento puedo concentrarme si lo veo con poca ropa—. Nunca me cansaré de decírtelo.

—Y yo nunca me cansaré de escucharlo—sonrío.

—¿Algo más que decirme?

—Te amo—lo beso y este me corresponde, suelto el arma de mis manos y este se separa un poco.

—Yo también la amo señora Dávila—reímos—. Hay que ir a ducharnos, no sabemos lo que pueda pasar.

Luego de asearnos y vestirnos escuchamos cómo alguien toca la puerta con desespero, no le prestamos atención ya que estamos terminando de alistarnos pero la insistencia de la persona que toca como si no hubiese un mañana me estresa.

—¡Jefe!—grita Levya sin parar.

—¿Que?—responde este de mala manera.

—¡Están aquí!

Ambos tomamos nuestras M16 tomando nuestro bolsos ya preparados con lo necesario y salimos, bajamos la escaleras con rapidez yendo a la salida, cuando llegamos ayer por la noche me entere que Killian había echo un túnel subterráneo como salida de emergencia, el túnel conduce a una carretera abandona un poco lejos de la mansión donde nos estarán esperando un anillo de seguridad para llevarnos a la casa de seguridad. Ambos decidimos que yo bajaría junto a Levya y Dixon mientras que el se ocupada de la CIA, ya que yo llevaba en el bolso papeles importante que debían llegar a salvo a la casa de seguridad. Dixon insistió en ayudar y fue imposible sacarle esa absurda idea de la cabeza, tuvo que mentirle a Lu para poder venir,

Dimitri e Irina se fueron un tiempo a los Estados Unidos junto a Demon, su amigo mientras las aguas se calman, puede que pasen unos meses allá, quisieron convencernos de irnos con ellos pero nos negamos, Killian y yo necesitamos arreglar esto si o si. Fue difícil convencerlos de que estaríamos bien e insistieron en dejarnos a hombre de confianza Danil pero nos negamos, si esto llegase a salir mal no queremos cargar con la muerte de nadie.

Bajamos hasta estar en el túnel, Killian me mira a mi y a Levya.

—Nos veremos al final del túnel—niego, ahora pensándolo bien debería acompañarlo—. Si, fue lo que acordamos. Tengo que terminar unos asuntos muñeca, te estaré esperando allá.

—Yo... yo puedo ir contigo—propongo pero levya me toma del brazo.

—No, el túnel es seguro, estarán bien aquí pero deben darse prisa.

—Te amo—lo beso rápido y lo observo irse para a mitad de camino detenerse y mirar a Levya.

—Cuídala con tu vida, váyanse.

Corro tanto como mis piernas me lo permiten, mi pulso se acelera cada vez más, siento como me falta el aire, mi cuerpo duele y es ahí cuando me repito una y mil veces que tuve que haber hecho más ejercicio, tuve que haber hecho un poco más de fuerzo en mi físico, Mis brazos duelen por el arma que tengo en mis manos y las inmensas ganas que tengo de echarme a llorar, es en ese momento donde el veinte me cae, nunca pensé que esto sucediera, nunca pensé que esto pudiera ser así, ahora mismo todo el maldito FBI, CIA, grupos especiales de las fuerzas armadas entre otras redes de seguridad más grande del mundo se encuentra en el primer piso de la mansión buscándonos, pisándonos los putos talones, no sé en qué momento nuestras vidas dieron un cambio tan radical, en qué momento pasé de estar en mi escritorio juzgando a la gente, defendiéndola, a estar huyendo de la ley, siendo una de las criminales mas buscada, arriesgando toda mi vida pero valió cada maldito segundo, tengo a mi esposo y a mi bebe, sin duda valió la pena. Nunca me había detenido a pensar en cómo iba a morir pero morir en lugar de alguien a quien amo es una buena manera de hacerlo y mas si es por las dos personas que mas amo en este mundo.