47. CAPITULO

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Killian Dávila.

Luego de la reunión de anoche llame a Dimitri para contarle cómo había salido todo, me agradeció y acordamos hablar cuando llegáramos de nuestro viaje ya que las cosas entre ese ser y yo últimamente están tensas, ambos estamos teniendo distintas opiniones de como llevaremos la sociedad y es algo que si o si se tiene que solucionar.

Esta mañana cuando me levanté Monarca seguía dormida, vele su sueño por más de una hora hasta que me sentí cómodo de levantarme, me cepillé y duche, me fundí en ropa cómoda y salí de la habitación en busca de la de Jimmy, toco al llegar.

—¿Quien?—gruñe.

Servicio a la habitación...—digo imitando a los del servicio.

escuchó voces, tropezones y cuando menos lo espero quedo boquiabierto con lo que veo. Un Jimmy con una toalla medio puesta en su cintura que fácilmente pasaría un viento y saldría volando, despeinado y ¿arañado?

¿Que mierda?

La repuesta no tarda en llegar dejándome completamente en mi lugar con lo que veo, no por lo que veo, si no a quien veo. Levya sale detrás de él completamente es boxer y un chupeton en el cuello que es imposible de ocultar, su cabello está igual de despeinado y pone sus ojos como platos cuando me ve.

—Ky...—trata de hablar pero alto mi mano para que no siga.

Jimmy está serio.

—Levya, no que hagan con su vida privada y en horas no laborales no es mi problema—empiezo—. No soy quien para decirles con quien deben acostarse o cuando hacerlo.

Sabía que Jimmy era bisexual desde que nos conocemos, me lo contó en una de nuestras borracheras. Nunca me importo, nunca tuve la necesidad de juzgarlo o meterme en su decisión, siempre la respeté y lo apoyé cuando de relaciones se trataba, ambos somos muy abiertos al tema y por eso no emite ni una palabra en este mismo momento, por dentro ambos estamos queriendo carcajear por lo incómodo que está siendo todo pero no lo hacemos por Levya, no queremos incomodarlo más de lo que se ve, honestamente se ve a punto de desmayarse de lo pálido que está.

Miro a Jimmy.

—¿Cómo va el asunto?

—Está arreglado, cuando todo esté listo te diré.

Asiento y me doy la vuelta yéndome de nuevo a la habitación, en el camino me rio hasta que me duele la barriga, son cosas que solamente me pasan a mi, no todos los días te encuentras a tu guardaespaldas/amigo desnudo con el guardaespaldas de tu mujer.

Al llegar a la habitación Monarca no está en su cama y puedo escuchar cuando sale del cuarto de baño, una toalla me priva de verla como Dios la trajo al mundo pero solo eso basta para tenerla dura, me ve y sonríe, sabe el efecto que tiene en mi.

—¡Buenos días!—grita corriendo donde mi haciéndome recibirla en mis brazos.

—Buenos días, muñeca—la beso.

Camino con ella sobre mis brazos hasta llegar a la cama, me siento dejándola sobre mi y puedo jurar que trato de mantener el jadeo que quiere salir de mis brazos al sentir su humedad traspasar mi delgado short. Lleva sus brazos a mi cuello aferrándose a este para atraerme más hacia ella y poderme besarme mejor, el beso se vuelve desesperado y es una guerra entre su lengua y la mía, luchando por ver cual tiene el control de la situación. Comienza a restregarse sobre mi, su movimiento de cadera me enloquece, el vaivén es lento pero los pequeños jadeos que suelta cuando mi bulto toca ese botón que la enloquece me hacen querer hacerla gritar ya mismo.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora