37 . CAPITULO

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Killian Dávila.

Mi cabeza no deja de dolor y los malo recuerdos no dejan de rondar por mi mente, no paro de pensar en la última vez que estuve en esta situación y el simple echo de recordar que mi padre no está aquí para volver a rescatarme me está destruyendo, el saber que Dixon hará todo lo que esté en sus manos pero es más idiota que la palabra y seguramente logren capturarlo a el también me hace querer gritar de enfurecimiento, el pensar en mi muñeca que debe estar preocupada me hace querer matar a todos estos cabrones por impedirme volver a casa con ella. No sé cuantas horas tengo aquí desde que desperté, puede que más de cinco y sigo manteniéndome sereno y cuerdo, no tengo mucho luego de que desperté del golpe que me dieron para traerme aquí.

No sé quien lo hizo o quiero creer que no es él pero todas las dudas se van cuando escucho una puerta abrirse y una persona plantarse frente a mi. Sonrió. Puedo sentir la sangre correr por mis pómulos y podría jurar que tengo la cara hinchada ya que no la siento mucho pero aún así no me doy por vencido.

—¿De verdad creíste que te dejaría ir como si nada?—pregunta.

—Se que no, estuve esperándote—respondo cuando por mi está en frente de mi.

—Nunca bajaste la guardia, sin hablar de que tu mujer se ve muy sexy entrenando.

—Vuélvela a nombrar y lo lamentarás—gruño y me suelta un puñetazo que me hace largar saliva con sangre.

—No estás en posición de exigir—menciona—. Nunca debiste haberte infiltrado en mi organización Dávila, nos estuviésemos ahorrando todo esto.

—Así soy, terco como una mula.

Asiente y lanza un balde de agua que se encontraba junto a él sobre mi, escupo toda la que cayó en mi boca y no me espero cuando pega unos cables con corriente a mi cuerpo, los choques eléctricos llegan a mi haciéndome temblar y gritar, mis dedos se cierran haciéndose puños y mi cuerpo comienza a temblar, mis ideas y razonamientos se van dejando mi mente completamente vacía, un dolor impresionante cruza por todo mi ser.

—¡Joder! ¡Hijo de puta!

—¡Puta tu madre!

Los recuerdos de hace años atrás me abordan atormentándome, quiero llorar pero no por el dolor, si no por ese pobre niño al que le tocó pasar lo mismo que estoy pasando yo ahora, mi corazón late con rapidez convulsionando por los choques eléctricos, se detiene y los espasmos aún hacen estragos, toso ahogándome con mi propia saliva y el primer puñetazo llega haciéndome gruñir.

A este paso no sobreviviré.

Me muele a golpes, tanto que pienso que tengo una costilla rota ya que el dolor en esa zona se intensifica cada vez más.

—Ve olvidándote que alguien vendrá a salvarte, nadie lo hará.

—¿Crees que mi mujer aceptará que yo no llegue a casa esta noche?—pregunto irónico—. Me buscará hasta debajo de las piedras, es una jodida fiera.

—No vendrá por ti, su miedo de este mundo se huele a distancia.

Afirma su cuerpo a una mesa que está detrás de él. Sonríe.

—No quieres molestar los ovarios de mi mujer, cuando se molesta suele ser más sangre fría que yo.

—¿Quien lo diría? En el bajo mundo se comenta que el güero jamás se enamoraba, nadie, absolutamente ninguna mujer era digna de él y ahora admites que tienes un puto lado débil. No pensé que fuese verdad todo lo que se dice.

—Ella no es igual al resto.

—Te creo. Si logro enamorar a la bestia y domar al puto demonio, me imagino lo diferente que debe llegar a ser—se saborea—. Debe follar como una diosa.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora