6. CAPITULO

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Luego de ese momento con Killian decidió irse de ahí como si el lugar lo ofuscara, pase toda la tarde estudiando el caso de su hermano luego de que Luisa me lo mandara, iré a verlo mañana y ella me acompañará como mi asistente, la tarde se me pasa volando cuando estoy en la casa del bosque y siempre que tengo que irme, me voy con nostalgia. Salgo de ese lugar hasta llegar a mi coche, siento como algo se mueve pero le hago caso omiso ya que seguramente son las ramas, al llegar a mi coche son mas de las ocho de la noche, salgo de ahí en dirección a mi casa.

La casa del horror y la discordia.

Al llegar veo a Oliver preparando la cena, trato de pasar directo a la habitación pero me detengo al escuchar su voz.

—¡Lo siento!

—Oliver no...—levantó mi mano para que no vuelva con sus absurdas excusas pero me interrumpe.

—Si monarca, tenemos que hablar—suspira llegando hacia donde mi—. ¡Lo siento cariño, estoy sumamente avergonzado! ¡Yo no soy así! No, no lo soy. Y se que te he lastimado y aunque no lo creas es por el estrés de estos últimos días en el trabajo.

—¡Yo no tengo la culpa de tus problemas laborales Oliver!—me ofendo he intento irme de nuevo pero me toma del brazo y yo volteo dándole una cachetada, me mira ofendido y triste a la vez—¡No te atrevas a ponerme una mano encima de nuevo!

—¡Solo quiero que hables joder!

—No.

Voy a la habitación y puedo escuchar desde arriba como lanza los cubiertos y todo lo que encuentra, me aseo para colocarme un pijama e irme a dormir. No lucho por hacerlo ya que el cansancio puede más conmigo.

••••

A la mañana siguiente luego de darme un baño con agua fría, salgo y me coloco un pantalón de vestir blanco con un top color marrón y un blazer a juego con el pantalón, tomo mis cosas y bajo para desayunar, me preparo mi café y me sirvo yogurt con cereal, es mi comida cuando estoy tarde. Oliver no estaba por ningún lado de la casa así que subo que ya se fue a su estresante trabajo y eso es como alivio para mis oídos ya que puedo andar por la casa sin restricciones alguna por encontrarlo.

Tomó mis llaves y salgo, me subo a mi coche encendiendo la música y abriendo las ventanas, conduzco mi recorrido de siempre y al llegar a el bufete Luisa me espera afuera, le tocó la bocina y ella llega donde estoy parqueada para subirse al auto. Me abraza.

—¿Cómo estás? Luces destrozada—frunce el ceño.

—Simplemente estoy cansada—Alzo mis hombros sin darle importancia—. ¿Lista?

Asiente y yo conduzco al penal de máxima seguridad Dark Fortress Work Camp. Es una de las cárceles más feas y despiadadas de Rusia, su seguridad es peor que la de un ejército, sin hablar de todos los muertos diarios que salen de ese lugar. Todos los reclusos de ese lugar son mafiosos, homicidas, feminicidas, secuestradores, terroristas, asesinos seriales, violadores, falsificadores,cibercriminales, narcotraficantes y podría pasar toda la tarde mencionando nombres pero tengo cosas más importantes, el caso es, que nadie quiere saber sobre ese penal ya que las escorias más grandes del mundo se encuentran en ese lugar, seguramente estoy ayudando a una escoria más a salir de donde mereces estar o quizás esté equivocada y si sea inocente.

—Ese lugar luce escalofriante—asiento dándole la razón.

Cuando nos acercamos cada vez más es peor la fachada, los gigantes muros de hormigón color gris desgastado de solo mirarlos dan escalofrío, cuyos muros, coronados por alambradas electrificadas, se elevan hasta los quince metros y superan los dos kilómetros de largo, tiene tres anillos de seguridad los cuales no dejan entrar a cualquiera, cuando llegamos al primero varias personas de seguridad nos detiene tapándonos el paso, abro la ventana y muestro mi identificación al igual que el carnet que me dieron luego de terminar el instituto de derecho, los mira con atención y hace lo mismo con Luisa hasta que por fin nos entrega nuestros documentos y nos deja pasar, hacemos lo mismo con los siguientes dos anillos hasta que por fin logramos llegar al parking, estaciono y junto a mi mejor amiga caminamos hasta llegar a la entrada, al llegar a la entrada un par de mujeres uniformadas adecuadamente con el uniforme del penal nos requisan, nos dan el acceso y cuando nos entregan nuestras cosas un hombre de mayor edad y para nada atractivo se nos acerca, sonríe asquerosamente.

Monarca |+18| (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora