Capítulo 0.

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Narra Sabrina Thomson.

—¿Entonces este es tu nuevo objetivo? —pregunté con evidente emoción.

Di vuelta la página del informe catalogado como "clasificado" mientras balanceaba mis piernas de un lado a otro entretenida.

—Hija, no podes leer eso, ya te lo dije. —Leandro, mi padre, cerró el documento impidiendome seguir leyendo.

—Ey —me quejé.

—Todavía sos una universitaria, no te corresponde andar chusmeando mis cosas —recriminó.

—Ugh, que aburrido —lloriquee —. La universidad es aburrida.

—Anda con tu hermano —ordenó.

—Me voy. —Levanté mi cuerpo de la silla giratoria y salí de su despacho.

Visualice a mi hermano sentado en el sofá negro que tiene forma de L.

Debajo de sus pies estaban sus zapatillas sucias apoyadas sobre la extraña alfombra que papá compró en una feria artesanal en Canadá. Los bordados y la mezcla de colores de esta, descontractura completamente con nuestra casa moderna y extremadamente minimalista. Ademas, la paleta de colores que eligió mi papá es una monocromática de blancos y grises que dominan toda la casa. Era terrible tener unos pisos cerámicos blancos con ondas y salpicaduras grises con un efecto de mármol, y a un niño hiperactivo y comilon en la misma casa. Por suerte, Leandro se decidió en comprar un robot aspirador y trapeador, ahora es nuestro esclavo que se encarga de mantener los pisos relucientes.

—Enano. —Me senté al lado de mi hermano aburrida, observando como jugaba a la play.

—Ni siquiera papá te soporta —se burló.

Manuel es un niño de once años bastante extrovertido e hiperactivo, pero eso no significa que deje de ser el niño más obediente que conozco.

—Cerra la boca —exigí enojada y apoyé mis pies en la mesita ratona blanca.

No tengo que preocuparme por tirar al suelo alguna decoración. A mi padre no le gustan ese tipo de decoraciones que molestan y tienes que evitar romper. Es por eso que lo único que decora nuestra casa son aburridos cuadros de artistas que ni siquiera conozco y alguna que otra foto nuestra.

Por suerte, los grandes ventanales permiten que la luz natural inunde los espacios y le da una sensación más cálida a nuestro hogar. Los rayos dorados le quitan un poco de sobriedad a la casa, aunque creo firmemente que Manu es la fuente de luz más grande de todas, con él siempre me siento cálida.

—Conocí a alguien —soltó después de unos minutos en silencio.

—¿Otro más? —Bufé.

Mi hermano es un niño extremadamente persuasivo. Todos los días viene con la historia de un amigo nuevo.

Al principio lo veíamos como algo peligroso, pero con el tiempo logramos adaptarnos a su extraña forma de ser.

Él ama coleccionar amigos nuevos y mientras más raros sean, mejor.

—Se llama Ivan —comentó feliz —. Él es diferente.

—¿Diferente en qué sentido? Todos tus amigos son raros. —Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar al último niño.

No quiero más niños desconocidos en esta casa y menos si son de procedencia dudosa.

—No es un niño —aclaró de antemano.

—¿Cómo qué no es un niño? —Mi ceño se frunció prestandole más atención.

¿Qué clase de persona conoció ahora? Me asusta todavía más que no sea un nene.

Extraño; SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora