Confesión

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De vuelta en su habitación, Rashta cerró la puerta de golpe. Tan pronto como entró, se tiró en la cama, abrazando su almohada.

Sentía la cabeza caliente y su alrededor frió. Rashta resoplaba mientras golpeaba su almohada.

'Es una persona muy mala. ¡Realmente mala! ¿Cómo puede ser la actitud que el Gran Duque Kapmen mostró ayer tan diferente de la de hoy?'

Ayer estaba definitivamente enamorado de ella, pero hoy había sido tan frío como antes.




'¡Sólo ha pasado un día!'

Ni siquiera fue un día completo. Sólo habían pasado unas diez horas.

'La emperatriz depuesta debe haber hecho algo de nuevo.'

Rashta estaba segura de eso. Como el Gran Duque Kapmen mostró interés en ella, Navier se le acercó apresuradamente por la mañana para seducirlo. Lo hizo con Sovieshu, y ahora con el Gran Duque Kapmen.



«Aparenta ser una mujer muy digna.»


Rashta refunfuño enfurecida al pensarlo.



«Pero en realidad es lo menos que es.»

Pensaba que cuando estaba en el Imperio Oriental, Navier sedujo al Príncipe Heinley, y aquí volvió a seducir a Sovieshu. ¡Ahora incluso iba detrás del Gran Duque Kapmen!




«Odiaba que el Gran Duque se enamorara de mí.»

Rashta resopló.

Había personas así. Personas que querían ser el centro de atención en todas partes. A los ojos de Rashta, la emperatriz depuesta era una de esas personas.



Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Rashta sacudiera la cabeza.

'En este momento no debo preocuparme por esas cosas.'

Le parecía encantador que un hombre apuesto como el Gran Duque Kapmen estuviera detrás de ella, pero eso era todo.



'¿Ya no lo utilice para despertar los celos de Sovieshu?'

Rashta se levantó de la cama, dejando su almohada a un lado.

'Así es. Lo más importante ahora es lo que dijo el hermano de la emperatriz depuesta.'

Rashta se mordió las uñas, frunciendo el ceño.



'¿Cuál es el documento con mi nombre?'

Un documento que podría ser usado como una amenaza...

La respuesta no tardó en llegar a su mente.



'¡El documento de comercio de esclavos!'


***

Antes de que Rashta, que había terminado de reflexionar, visitara a Sovieshu.



La emperatriz divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora