No Moriré Sola

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«He visto a Su Majestad llorar mientras pronunciaba repetidamente el nombre de Navier. Su Majestad ahora intenta hundir a Rashta en su enojo por haberse separado de esa mujer, ¿no es así?»

Sovieshu suspiró y se levantó,

«¿Acaso he dicho que es tu culpa que seas la Emperatriz? No, es mi culpa. Soy el único culpable de haber terminado con Navier. Incluso es mi culpa el haber creído en ti.»

«...»

«Serás castigada es por todos los crímenes que has cometido, Rashta. ¿Cuándo lo admitirás?»

«¡¿Qué hice?!»

«¿Realmente no lo sabes?»

«No lo sé.»

«Bueno, no importa si no lo sabes. A donde vas, no hace falta que respondas bien.»

Sovieshu habló secamente y caminó hacia la puerta.

Rashta, que protestaba airadamente, se levantó de la cama asustada al escuchar 'a dónde vas'.

«Su Majestad, Su Majestad, espere un momento.»

Corrió a toda prisa, se arrodilló y agarró a Sovieshu por la cintura.

«No me opondré a que sea depuesta. Aceptaré el divorcio de inmediato. Así que por favor, deja que Glorym y yo vivamos tranquilamente en un lugar apartado en el campo. Por favor, no quiero ir a la corte. Tengo miedo de la gente.»

Sovieshu miró las manos temblorosas de Rashta. Sin embargo, Sovieshu apartó fríamente las manos de Rashta.

«Es absurdo que acepte un trato en la posición en la que te encuentras, Rashta.»

Rashta se derrumbó impotente en el suelo, pero no se rindió y gritó con la cara completamente roja,

«¡Soy inocente! ¡Es injusto que sea castigada! ¡Es Su Majestad quien debe ser castigado por sus crímenes!»

«Escucharás en la corte suprema cada uno de tus crímenes.»

«¡Yo revelaré los tuyos!»

«¿Qué?»

«¡Su Majestad engañó a todos porque siempre supo que yo era una esclava fugitiva! ¡Lo contaré todo! ¿Por qué no hablar si voy a morir de todos modos? ¡Lo contaré todo!»

Rashta gritó con todas sus fuerzas, pero el hombre que tenía delante se mantuvo firme, sin siquiera inmutarse.

«Dilo.»

«¡!»

«No importa si lo dices porque no hay pruebas. Incluso si las personas te creen, me verán como un tonto emperador cegado por el amor. Pero eso es todo. Con el tiempo se olvidará.»

«Umm...»

«Más bien, ¿no serán tus dos hijos los que realmente sufrirán?»

«¿Qué...?»

«Bueno, tu primer hijo se convertirá en un esclavo de cualquier manera, hables o no del asunto de la esclavitud.»

Rashta miró desconcertada a Sovieshu y preguntó con voz nerviosa,

«¿Qué quieres decir? ¿Por qué Ahn? ¿Por qué Ahn sería un esclavo? ¿Qué hizo Ahn?»

«Ahn no hizo nada, pero sus padres cometieron crímenes.»

Rashta no sentía el menor afecto por Ahn. Al menos eso pensaba ella.

Sin embargo, en el momento en que escuchó las palabras de Sovieshu, la desesperación invadió su corazón y sintió un dolor insoportable.

La emperatriz divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora