Saludable

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Rashta regresó apresuradamente a su habitación.

Su corazón latía descontroladamente.


'¿Qué significaba esto? ¿Qué acabo de ver?'

Su mente estaba caótica.

Por qué Sovieshu... ¿Por qué Sovieshu estaba así? ¿Cómo si extrañara a su ex-esposa?

'No, eso no puede ser.'

Rashta sacudió la cabeza.


Sí, absolutamente no. ¿No fue Sovieshu quien decidió por sí mismo divorciarse de Navier?

'No puede hacer esto ahora...'

La cara de Rashta se volvió pálida.

Por mucho que intentara negarlo, la actitud de Sovieshu, bajo los efectos del alcohol, era demasiado reveladora.

Tan pronto como admitió este hecho, un profundo temor la invadió.

Sovieshu había sido su benefactor y salvador, quien la levantó del fondo, pero también era la persona conocía sus debilidades.

Si soltaba su mano, no podría hacer nada y volvería en picada de dónde había salido.

Tampoco existía ninguna línea de sangre a la que aferrarse dado que el bebé aún no había nacido.'Tranquilízate Rashta. La emperatriz depuesta ya se volvió a casar. Es inútil que se arrepienta ahora.'

Rashta se estaba rascando la piel mientras se mordía una uña.Su vientre comenzó a dolerle de nuevo, probablemente debido al estrés.


'Pero incluso si no traía de vuelta a la emperatriz depuesta, ¿qué pasa si esto causa que se vuelva frío con Rashta? ¿Qué pasa si le atribuye a Rashta la causa de su divorcio y se aleja?'

Entonces traería a otra mujer. Sovieshu era un emperador, joven y muy apuesto.

Muchas mujeres tomarían su mano si él lo quisiera. Ya sea por decisión propia, o por el bien de su familia.

'De ninguna manera, absolutamente no.'

Elgy. Necesito al Duque Elgy.

Rashta se metió rápidamente a la cama, y se acurrucó.

Quería que el Duque Elgy le dijera que todo estaría bien. Quería que la consolara con su excepcional mente.

Sin embargo, no había forma de que el Duque Elgy, quien ni siquiera había venido al Imperio Occidental, apareciera de la nada.

¿Cuánto tiempo llevo así?

Rashta abrió sus ojos fuertemente cerrados y sacó de su boca el dedo que se estaba mordiendo.

Una firme determinación surgió en sus ojos llenos de inquietud.


Así es. No es momento de actuar así.

Si se hubiera quedado llorando desconsolada y caído en la desesperación el día que perdió a su primer bebé, jamás habría conseguido una vida como esta.

Rashta había salido corriendo de ese lugar por su propia voluntad para aferrarse a una nueva vida.

Lo mismo era cierto ahora.

Si seguía temblando por la inquietud, el final era obvio.

'Debo proteger lo que es mío.'

Cuando era una concubina, el amor del emperador lo era todo. Todo su poder venía del emperador. Sin embargo, ahora al menos tenía su propio poder.

Aunque sea el emperador, no podría divorciarse de nuevo en unos días debido a la opinión pública. Debía aguantar como mínimo unos meses.

Para entonces, el bebé ya habrá nacido y será el primogénito del Emperador, sin importar lo que dijeran los demás.'En el futuro, el bebé protegerá a Rashta. Pero hasta entonces, Rashta tiene que proteger al bebé.'

Rashta se levantó de la cama y caminó por la habitación.

La emperatriz divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora