La venganza del rey (+21) [Editando]

Capítulo 18: Provocada por el diablo

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Capítulo 18: Provocada por el diablo

Eva Jenell

¡Ah, maldita sea!

¿Por qué mi cuerpo reaccionaba así ante él? Mis manos, mis piernas y todo mi cuerpo temblaba ante su simple cercanía y su manera de seducirme y mirarme.

Me apoyé un momento de la pared cuando él se fue, la calentura que me causaba en todo el cuerpo no era nada normal, sentía que estaba enloqueciendo, sus ojos azules tan claros que tocaban el color de la brillante plata, su olor, los recuerdos de sus manos sosteniendo mis brazos mientras me embestía como toda una bestia, y su boca...

Su sensual boca me hacía preguntarme una y otra vez cómo sería besarlo profundamente, es decir, me había besado el cuerpo, los pechos, pero nosotros a pesar de haber follado no nos habíamos besado de una forma pasional ni profunda en los labios...

Maldita sea, no podía seguir pensando en esto, no debía desearlo como lo hacía, no debía pensar en lo ocurrido.

Salí del pasillo del baño y fui a la barra, pedí un trago de vodka y me lo bebí de un solo trago sin respirar estremeciéndose cuando pasó por mi garganta haciéndome entrar en calor.

Caminé un poco buscando a Aurora entre las personas, quería largarme de aquí pero no la encontraba, decidí irme en un taxi y dejarle un mensaje, sin embargo cuando estaba buscando la salida, me frené en seco cuando vi en el fondo a Eros Dunkel, él estaba sentado en los sofás del fondo con varias personas con las que habíamos viajado y otros vestidos con turbantes en la cabeza y trajes de caftán para hombres. Todos fumando y bebiendo mientras parecían estar discutiendo algo, tenían muchas mujeres cerca, entre ellas estaba Francia; la hermana de Carmelo, estaba detrás de Eros, haciéndole un masaje en los hombros encima de la chaqueta de cuero que llevaba mientras él fumaba y hablaba con los demás.

Realmente cada vez que la veía cerca de Eros, me daban celos profundos e irracionales por el simple hecho de tocarlo.

Pasó un camarero y tomé una de las copas que llevaba ingiriéndola de un solo trago, ya sentía que empezaba a marearme.

—Hey, lindura.

Me voltee encontrándome de frente con Federico cuando me tomó del brazo, sus ojos azules oscuros estaban ligeramente enrojecidos como si hubiera estado fumando algo ilegal, pero no estaba segura.

—¿Dónde estabas? te estaba buscando —murmuró inclinándose hacia mí para que lo escuchara sobre la música, estirando una de la comisura de sus labios.

—Aquí, buscaba a Aurora —respondí—, no la he encontrado.

Él miró alrededor, seguidamente se encogió de hombros y dijo:

—Ven, ¿quieres bailar?

Dudé un poco, pero el alcohol en mi sistema me hacía sentir que la música que sonaba de Give Me Everything de Afrojack, Ne-Yo y Pitbull

era más pegajosa.

—Sí, claro. —susurré, realmente necesitaba despejar mi cabeza de todo el montón de pensamientos que me atacaban.

Voltee una vez más hacia donde estaba Eros, ahora Francia se había sentado en sus piernas y él bajó la mano a su culo sobre su diminuto vestido de manera descarada.

Sentía que mi cabeza empezó a hervir, ¿por qué esa mujer tenía que ser tan ofrecida? ¿por qué él la estaba tocando si hace un momento estaba conmigo?