Capítulo 68: Atada a su cama, Parte II

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Capítulo 68: Atada a su cama, Parte II

Aurora Dunkel


—¿Qué haces? —pregunté sin comprender.

—Quiero que duermas a gusto —volvió a colocarse a mi lado y me ofreció una manta, la tomé cubriéndome del ambiente ligeramente frío—, para que veas que no soy solo un matón que te tiene secuestrada, sino un matón que te tiene secuestrada y se preocupa por tu bienestar.

Me reí un poco, él estiró la comisura de sus labios en una leve sonrisa que nunca había visto, era ligeramente avergonzada.

—¿Hasta cuando me tendrás aquí? —me atreví a preguntar luego de unos minutos.

—Hasta que sea luna creciente.

Fruncí él ceño sin saber cuándo era luna creciente.

—¿Y eso cuando será?

Él sonrió como única respuesta y se acostó dándome la espalda.

—Descansa —dijo—, no hagas algo estúpido que arruine todo el avance que te has ganado.

—No pienso hacerlo.

Me acosté intentando cerrar los ojos de repente me di cuenta de que no estaba tan mal aquí de hecho estaba muy a gusto porque la cama era muy cómoda y entonces pensé en él, en como Carmelo me engañó y todos los desplantes que viví en el castillo por culpa del rey Román y sus leyes, ahora al volver tendría que casarme con Carmelo, el hombre que me vio la cara de estúpida todo este tiempo, también pensé en como la presión de mi familia me hizo sentir que debía permanecer pura para alguien que no hizo lo mismo que yo.
Alguien que solo me mintió y fingió su pureza. Luego empecé a recordar las manos de Igor sobre mí, su boca en la mia, su beso profundo desestabilizandome y luego su boca en medio de mis piernas, su rostro de placer a través del reflejo del espejo... Mi cuerpo se estremeció cuando mis dedos fríos se escabulleron por mis piernas sin ni siquiera yo ser consciente de eso, sintiéndome completamente caliente cuando se escabulleron dentro de mis bragas, intentando calmar el furor de mi zona palpitante.

_«Eres sensual y muy adictiva, demasiado para guardarte por un hombre que no va a saber apreciar toda la sensualidad que desbordas»._

La voz de Igor, su mirada y hasta su olor estaban en mi mente, mientras me mordía el labio inferior entre las sabanas y luego abrí los ojos al saber que él estaba a solo un distancia pequeña de mí.

—¿Qué tanto me miras?

Mi respiración estaba agitada y dije en un hilo de voz:

—¿Cómo sabes que te estoy mirando?

—Siento tus ojos en mí, y percibo tu inquietud ¿planeas matarme? Si ese es el caso, te recomendaría que lo pensaras dos veces.

—Pienso en como escapar —mentí solo para escuchar su voz, él se volteó y sus ojos pardos resplandecieron tenuemente en la oscuridad.

—No podrás escapar de mí.

Me di cuenta de que tampoco quería que me dejara escapar, al menos no está vez.

No dejé de tocarme, de hecho creo que lo hice más evidente con el descaro de mi mirada fija en la suya mientras me mordía el labio inferior.

—¿Qué haces debajo de las sábanas? —preguntó, su voz ligeramente ronca, sus ojos oscureciéndose.

—Me estoy tocando —susurré sintiendo mi voz rasposa—, mientras pienso en ti.

Noté como algo en su mirada cambió, a algo oscuro, profundo, sin dejar de observarme, yo sin poder contenerme, sintiéndome fuera de mí, mandé todo a la mierda y entonces quitándome las sábanas de encima me impulse hasta estar encima de el cuerpo de Igor, me sentía completamente caliente sentía que no era yo sino que era otra persona completamente sensual.

—¿Qué piensas hacer, printsessa?

Lo besé sin darle tiempo de preguntar nada más profundizando el beso cuando él metió su lengua a mi boca y su mano se introdujo dentro de mi ccabello, mi cuerpo completamente pegado el suyo me hacía sentir cada centímetro de él incluso lo duro que estaba debajo de esos boxers que llevaba. Empezó a besar mi cuello, su lengua a recorrer cada centímetro de mi piel y yo en un gemido susurré:

—Quiero que me folles.

De repente él me colocó boca abajo en el colchón en un simple movimiento que me dejó sin aliento y se subió sobre mí para decir:

—Printsessa, has abierto una puerta donde no hay vuelta atrás.

Sabía que nada iba a ser igual a partir de ahora, pero ya yo no era la misma y no quería volver a serlo.

—No me arrepiento de nada. —susurré.

Eva Jenell

Los guardias no venían persiguiendo lanzándonos dardos e intentando disparar mientras nos dirigíamos a las afueras del castillo. Eros me tomó de la muñeca y me jalo hacia un costado para poder ocultarnos detrás de un muro.

—¡Nos están disparando los guardias! —dije— ¿son los traidores?

Por primera vez vi algo de nerviosismo en la mirada de Eros cuando respondió:

—Los traidores somos nosotros.

Fruncí el ceño sin comprender.

—¿Nosotros? ¿Por qué? ¿Es porque me metí contigo?

—No tengo tiempo para explicartelo pero — me tomo de los hombros para mirarme fijamente—, no eres tú, soy yo, y tendrás que separarte de mí, si quieres vivir. Te diré algo, lo que sea que me pase, haz todo lo posible por sobrevivir e irte del castillo, engaña a quien sea, una vez aquí no te dejarán en paz.

Me quedé perpleja absorbiendo todo lo que me estaba diciendo pero la angustia no se desvanecía de mi pecho. Entonces algo hizo clic en mi cabeza algo que no había pensado ni siquiera por asomo cuando lo miré y estrechando los ojos pregunté en un susurro:

—¿Tu estás con ellos verdad? ¿Con los rebeldes?

Él apretó los labios y me dio un beso en la frente como única respuesta, la única que necesitaba.

—Ocultate aquí. Mantente a salvo.

—Eros...

Él corrió sin decir nada más, sin darme explicaciones, ni siquiera un asomo de nada, solo se fue, y entonces, al ver que venían los guardias empujé un enorme muro de hierro que adornaba una de las esquinas de la salida, y este cayó en un estridente ruido haciendo que los guardias que venían retrocedieran rápidamente, dándole tiempo a Eros de escapar.

No sabía lo que estaba pasando pero sabía que era el inicio del caos.

Me fui por el otro pasillo antes que me vieran, si Eros me había dicho que intentara todo por sobrevivir entonces era porque me iban a matar.

Cuando entré a una habitación pensé que por fin estaba a salvo dentro del castillo, pero me quedé sin aliento cuando vi quién estaba también dentro: Mónica Dunkel, la esposa de Eros. Ella volteó a mirarme ojos pasando de la sorpresa a la molestia y luego a la ira.

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Un solo capítulo pero dividido en dos :p estos son los capítulos finales chamaaaasssss AHHHH! esta semana subo otrooo que esta de infartooo!! Donde por fin todo esto se aclarará wuajajaa ••se ahoga con mosquito •

Instagram: Ysarisareinamoo

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora