Capítulo 75: la última pieza

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Capítulo 75: la última pieza

Federico Dunkel

Estaba en la oficina de mí padre pensando en una nueva decoración, sacando todos los horribles objetos secos y de animales disecados que él tenía como adorno, era asqueroso ver sus preferencias por la hechicería, incluso había una energía muy pesada en este lugar.

Uno de mis guardas entró y me hizo una reverencia antes de decir:

—Señor, tenemos noticias del rey Román.

Esperaba que fueran noticias buenas; como que se hubiera muerto.

Cuando pasé por allá a la terapia intensiva los días anteriores, me aseguré de ver exactamente que no hubiera posibilidad de que él viviera, tenía un pulso muy débil en estado vegetal y con supuesta muerte cerebral. Estaba en aquel momento rodeado de personas por lo que no pude terminar de ahogarlo con una almohada para que ya lo desconectaran. Sin embargo, su pronóstico era muy malo, tanto, que era un milagro el hecho de que pudiera vivir a su edad, prácticamente solo le quedaban los huesos.

—Claro, dígame —dije con una sonrisa esperando que me dijera lo que tanto anhelaba oir— ¿qué ha ocurrido con mi padre?

Fingí desolación cuando me voltee hacia él y él guardia dijo:

—El rey Román está fuera de peligro y está consciente.

Sentí que algo me bajó del estómago y me tensé esperando que me dijera que era una maldita broma, pero, ellos no tenían el derecho de bromear así que esto era real, él estaba consciente.

—¿Cómo que consciente? —dije.

—Ha salido de terapia intensiva anoche, Señor, y hoy en la mañana ha recobrado la conciencia por completo. Es lo que dicen los médicos y me han pedido que viniera a avisarle que el rey Román quiere verlo.

Maldito viejo, debí ahogarlo con una almohada como pensé.

Fui hacia allá pensando en algún plan para asesinarlo porque hierba me mala nunca muere, pero, hasta al diablo le llegaba su fin, y este debía de ser el suyo, tenía que dejar reinar a otra persona.

Cuando llegué a la habitación, elt parecía más demacrado que nunca, tenía esas horribles ojeras alrededor de los ojos que parecían dos huecos de donde sobresalía su globo ocular, su rostro como de un cadáver al igual que su maldito cuerpo que no entendía como seguía vivo.

—Padre —le hice la reverencia— estoy sorprendido de que estés vivo, es un milagro.

—De seguro que querías que me muriera. —replicó con voz ronca.

Claro que lo quería.

—No papá ¿cómo dices tal cosa de mí? —dije, él sonrió.

—Pues aquí sigo —dijo, su quijada apretándose— ¿dónde está Eros?

—No se ha sabido nada de él —dije—, se presume que está muerto.

Él estrechó los labios su mirada especulativa.

—Manden a hacer una recompensa por su cabeza —dijo—, no podemos suponer que sigue con vida, a él y a la hija, no quiero que Aurora esté aquí, ninguno de ellos. Anda y manda a hacer eso, después vuelve aquí, tengo algo que decirte.

Me fui a ordenar tal cosa por la cabeza de Eros, y preguntándome que era lo que él iba a decirme ahora, esperaba que fuera su salida, de lo contrario, yo mismo lo forzaría a dejar la corona.

Rey Román dunkel

Me senté al borde de la cama lanzando las pastillas al suelo para el dolor, podía soportar el dolor físico, lo que no podía era tener la mente tranquila. Eros era el único capaz de saber nuestras debilidades, era astuto, él era intuitivo, él logró traspasarme él corazón, solo que él no sabía que yo no tenía un corazón. Literalmente. Toqué el collar que me habían dado los hechiceros ancestrales, uno que se asemejaba la vida eterna con cada sacrificio de niños que se hacía para que yo viviera, no iba a dejar este mundo que tanto dolor me causó, no iba a dejar de buscar mi venganza por todo lo que intentaron robarme.

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora