Capítulo 52: Reino dividido, Parte I

5.5K 574 55
                                    


1/2

Capítulo 52: Reino dividido, Parte I

Eros Dunkel

Dos días después...

—Príncipe Dunkel, ¿me permite hablar con usted?

La voz de Carmelo me hizo quitarme el cigarro de la boca mientras terminaba de revisar los inventarios, los últimos días no quería salir de mi oficina ni que nadie me molestara mientras esperaba noticias de Aurora sin nada de novedades. Me había enfrascado en el trabajo, vigilar las mercancías y fumarme diez cajas de cigarros con dos botellas de whisky para soportar la burla de Igor Ivankov. Dos días sin salir, dos días donde no quería hacer más que despejar mi cabeza en el trabajo y dos días...

...Donde intenté olvidarme de este extraño sentimiento que hacía que mi pecho latiera desenfrenado por tan solo pensar en ir a verla, por hablar con ella, por ver esa sonrisa o esos profundos ojos verdes, tenía que superarla, tenía que dominarme a volver en mí mismo lejos de todo este descontrol que empezaba a sentir, sentimientos ajenos a los que no estaba acostumbrado.

—¿Qué quieres? —pregunté apagando el cigarro en el cenicero, él era la última persona que quería ver.

Carmelo entró a mi oficina, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, su mirada fija en mí, probablemente notando mis ojeras y el fuerte olor a cigarro mezclado con whisky que salía de mí.

—Sabes bien que ella no volverá —dijo Carmelo, sabía que se refería a Aurora—, y si vuelve de seguro que no será en una sola pieza.

—Aun igor no ha dado el monto que desea por Aurora. —repliqué, nada de noticias, ninguna advertencia, como si a mi hija se la hubiera tragado la tierra.

—Pero sabes muy bien que la Aurora que volverá no será la misma que se fue —replicó Carmelo, estreché los ojos.

—¿A qué te refieres?

—Sabes a lo que me refiero —dijo alzando ambas cejas—, Igor la torturará, de seguro que le quitará su virtud... no la devolverá como se la llevó.

¿Todo lo que le preocupaba era que le quitara la virginidad? Claro que eso me molestaba; que Igor pudiera hacerle algo, pero más me molestaba era que la trajera en pedazos y en bolsas negras, su virginidad era lo de menos, quería recuperarla.

—Aun no tenemos que alarmarnos —dije—, él no se atreverá a nada, no cuando Aurora es lo único que tiene para llegar a mí.

—¡Hay que ir a bombardearlos! —soltó Carmelo perdiendo los estribos.

—Estas hablando de iniciar un guerra entre dos países por especulaciones —dije.

Ganas no me faltaban para la guerra, pero no es lo que haría un buen rey, mucho menos cuando hay tantas inconformidades de parte del pueblo.

—¿Y que esperamos? —dijo Carmelo su rostro enrojeció— ¿Qué la asesine?

—No lo hará —dije ya harto de escuchar sus paranoias—, él podrá ser un hijo de puta, pero Igor tampoco hará algo que afecte su país a una guerra.

Confiaba en que no era un idiota, confiaba en que esto con Aurora solo era una advertencia, un susto... por quitarle a sus clientes, y si no era así; si le llegaba a hacer daño a mi hija, entonces empezaríamos una verdadera guerra.

—No puedes ser tan idiota en creer que no la tocará. —dijo Carmelo, parecía que ese era s mayor temor; que Igor la tocara antes que él.

—¿Te mueres de celos al pensar en que otro toque a mí hija? —pregunté alzando una ceja,

—Seré su esposo, quiero a una mujer pura para casarme de lo contrario no lo haré —su quijada se apretó, sus ojos inyectados en sangre.

Me eché hacia atrás en mi silla y lo miré estrechando los ojos.

—Qué doble moral que tienes —solté—, ¿te recuerdo que eres el mismo que se folla a su hermana a escondidas enfermo de mierda?

Él se quedó muy quieto por unos segundos, como si no comprendiera de donde yo decía tal cosa.

—¡No digas falacias! —soltó alzando la voz evidentemente atacado.

—Te han visto —repliqué.

—Eva no sabe nada...

—No sólo Eva —giré los ojos—, ya te han visto, los guardias han hablado y han dicho lo que eres. Si por mí fuera te mandaría a echar de patadas a la calle.

Carmelo pasó una mano por su boca, su rostro enrojeciendo.

—De igual forma tú no eres el que manda —soltó enojado—, ni siquiera sobre el destino de tu hija, solo manda el rey.

Apreté la quijada y perdiendo los estribos me levanté de la silla y me precipité hacia él agarrándolo del cuello de la camisa.

—No te pases de listo conmigo —le dije entre dientes.

—Tal vez deba reclamar a Eva en su lugar —se atrevió a replicar en mi cara— pero odio lo fácil...

Empuñe mi puño y lo golpee sin poder quedarme tranquilo a que la llamara fácil, él se cayó al suelo y me precipité hacia él tomándolo otra vez del cuello de la camisa con rabia.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

*****************************************************

Holaaaaaaaaa chicaaass hoy dos capítulos ;D 

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora