Capítulo 51: Mi mascota

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Capítulo 51: Mi mascota

Aurora Dunkel

—De pie.

Su voz profunda en ruso me erizó la piel, no parecía haber ninguna pregunta, solo órdenes. Me quedé de rodillas como si no comprendiera el idioma y bajé la mirada clavándola en el piso.

—Supongo que si no hablas Ruso, hablas Alemán —continuó diciendo él en alemán.

Esta vez no le respondí, él pareció perder la paciencia y sacando lo que parecía ser una fusta de un costado de su cinturón, dio un fuerte golpe seco sobre el piso, me sobresalté soltando un grito de la impresión inesperada, echándome hacia atrás y cayendo de culo. Alcé la vista hacia él, sus labios estaban curvados en una leve sonrisa que propiciaba la perversión, su mano de venas gruesas sostenía con fuerza la larga fusta de cuero, por medio segundo pensé en él como alguna clase de domador.

—Entonces sí puedes emitir sonidos —se burló y alzó la fusta de modo que me tocó la barbilla con el cuero alzándome más la cara; forzándome a mirar sus ojos pardos entrecerrados; como un animal que vigila a su presa antes de atacar.

Tragué en seco, pero aún así no me atreví a decir nada.

—Tienes que responder con sí o con no, ¿comprendes? —dijo—, no soy alguien que tenga paciencia.

Deslizó la fusta lentamente de mi barbilla hacia mi cuello y yo dejé de respirar ante la extraña sensación, mi pecho subiendo y bajando con violencia cuando empezó a caminar alrededor de mi sin alejar la fusta de mi cuerpo mientras el cuero se deslizaba por mi clavícula y mis hombros.

—No recordaba que la hija del rey Eros Dunkel estuviera tan grande. —murmuró a mis espaldas y sentí como la fusta se deslizó por el escote de mi espalda con suavidad, mi piel se erizó y me estremecí sintiendo que mis mejillas cosquilleaban y enrojecían.

—No me toques. —dije separándome bruscamente del cuero de su fusta. Lo escuché reírse entre dientes y de repente dio otro fuerte golpe seco contra el piso que me hizo sobresaltarme otra vez.

—Entonces hablas Alemán —murmuró con sarcasmo—. De pie o lo próximo que azotaré con esto será tu espalda.

Me vino la imagen de un esclava siendo azotada a mi cabeza y me espanté. Mordí mi labio inferior y entonces me forcé a levantarme del suelo, él terminó de dar su vuelta a mi alrededor y quedó nuevamente frente a mí, me rehusé a mirarlo, sin embargo esta vez me tomó la barbilla con su mano forzándome a mirar sus ojos pardos escudriñadores y malévolos, yo jadee cuando alzó la vista hacia él notando que estaba tan cerca de mí que evité respirar, era muy alto, creo que apenas lograba llegarle al pecho, estaba segura que él no tendría problemas en asfixiar a alguien contra su pecho y sus enormes brazos, dudaba que no lo hubiera hecho antes.

—¿Ahora estas a mi merced comprendes eso? ——susurró sin borrar esa leve sonrisa— Puedo quebrar ese dulce cuello en un simple movimiento...

Su mano bajó por mí cuello con lentitud, sus dedos rozando mí piel, tragué pesadamente saliva, de repente tenía los pies y las manos frías al mismo tiempo que sentía el resto de mí cuerpo entero tan caliente que juraba que iba a incendiarme.

Suponía que era ese peligro que me ponía así, porque dudaba que fuera algo más, este hombre debía de causarme asco, nada más. Mucho asco.

Él se inclinó hacia mí, yo dejé de respirar cuando su nariz rozó mí cabello y aspiró profundamente para susurrar cerca de mí oído:

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora