Capítulo 46: Quiero que te obsesiones conmigo

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Capítulo 46: Quiero que te obsesiones conmigo

Eva Jenell

Pasó la lengua lentamente por encima de la delgada tela de mis bragas y yo jadee inclinándome más hacia adelante apoyándome de mis antebrazos sintiendo como mis piernas temblaban y mi vientre se contraía, el alcohol puede que me hiciera más sensible, porque sentía que este hombre me estaba por llevar al cielo cuando apenas me había comenzado a tocar.

Había prometido alejarme, apartarme, pero su recuerdo era intenso, mi cuerpo lo recordaba como si él hubiera dejado una marca en él y aunque sabía que era incorrecto, no quería alejarme.

Él tomó los laterales de mis bragas y echándose hacia atrás en un simple movimiento las bajó hasta la mitad de mis muslos, separándome otra vez las nalgas y sentí como su lengua larga y caliente tocó mi perineo subiendo lentamente hasta mi ano donde empezó a mover su lengua en ligeros círculos.

—¿Pero qué haces? —jadee sintiendo como mi rostro, mis orejas y mi cuello enrojecían ante el lugar a donde iba su lengua.

Él se separó un poco y preguntó con voz ronca:

—¿Nunca te lo han hecho?

—No.

Lo percibí sonreír con maldad cuando respondió:

—Entonces soy tu primer beso negro, tú solo disfruta, gatita.

Gemí cuando volvió a meter la cara en mi culo y su lengua continuó besándome ahí, quería retroceder, ocultarme, gritar o apartarme, me sentía completamente expuesta, pero él me tenía sujeta y firme en mi lugar, se sentía extraño mientras el movía la lengua en ese pequeño lugar que sentía era un tabú inexplorado y no tenía escapatoria, los dedos de una de sus manos se escabulló por mi vientre hasta el medio de mis piernas y sentí como su dedo índice junto con el medio empezaban a rozar mi clítoris hinchado y palpitante, primero arriba y abajo esparciendo mi humedad, hasta que finalmente empezó a tocarme en círculos que me hacían estremecer toda la columna vertebral, su boca no dejaba de besarme el ano y yo sentía que me iba a derretir aquí de tanto placer, en especial cuando los largos dedos de su otra mano se metieron en mi entrada empezando a deslizarse adentro y afuera de mí.

Joder, sentía que era demasiado, sentía que este hombre era un completo pulpo que tocaba todo haciéndome querer explotar al mismo tiempo, me sentía al borde, mis gemidos resonaban en todo el lugar como una completa loca, mis piernas temblaban al igual que el resto de mi cuerpo mientras entraba en un profundo calor, sentí como sus dedos encima de mi clítoris me presionaron al mismo tiempo que los dedos que tenía dentro de mi vagina tocaron mi punto más sensible y no pude más. Exploté sintiendo como un gran chorro de liquido era expulsado de mí tan fuerte que caí doblada sobre la mesa completamente agotada mientras mi vientre, mis piernas y mi cuerpo se contraía en ligeros espasmos, ¿pero qué había sido eso? ¿un squirt? Ni siquiera creía que alguien fuera capaz de hacerme tocar un orgasmo, mucho menos algo como eso. Eros era un punto y aparte en lo que significaba ser un dios del sexo; él era el mejor.

Sentí como Eros se separó de mí, me dio una nalgada en el lugar donde no tenía el tatuje y me volteó hacia él en un simple movimiento de su mano en mi cintura, jadee recuperando apenas la cordura cuando lo vi levantarse de la mesa, sus ojos azules tan claros que tocaban el gris tenían la pupila completamente dilatada en deseo mientras se mordía el labio inferior en esa sonrisa infernal que tanto lograba enloquecerme en la intimidad, su camisa estaba ligeramente húmeda, me imaginaba que lo había salpicado.

—¿Alguien te ha causado antes tanto placer como yo? —preguntó tomándome de la barbilla con sus dedos, su mirada profundizándose en la mía.

Tragué pesadamente saliva y negué con la cabeza para responder en un jadeo:

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora