MARATON
Capítulo 44: La verdad ante tus ojos
Aurora Dunkel
—Ya vuelvo —le dije a uno de los ministros para poder separarme, ya me dolían las mejillas de tanto sonreír forzadamente, a veces estar reuniones sociales eran las más difíciles porque a cada momento me podían tomar una foto así que tenía que estar siempre con un rostro amable y amigable.
Carmelo hacía un gran rato que se había perdido para ir al baño dejándome con algunas fotos pendientes.
Busqué entre las personas y noté que no vi a Eva, de seguro estaba en la habitación, suspiré, aún seguía enojada con ella por lo que me confesó con mi padre, pero no le creía lo de Carmelo, realmente Carmelo me había demostrado que era dulce, que era atento y había idealizado ya una vida con él, incluso me confesó que nunca había estado con nadie esperando con mí desde que supo que nos casaríamos, así que esperaba el día en el que ambos perdiéramos la virginidad y empezáramos una vida juntos. Eva no sabía eso, Eva no lo conocía como yo, Eva no iba a casarse porque ella andaba aún despechada por la traición de su novio, por eso hizo algo tan infame como meterse con mi padre... esperaba realmente poder sanar mi corazón, pero eso fue doloroso, sabía que mi padre no era un santo, pero, que estuviera con mi padre era pasar un límite.
Tome el resto de mi copa de vino y lo dejé encima de una bandeja de los meseros, busqué con la mirada a Francia, quería decirle que ella sería mi dama de honor, uhm, no la veía, ni a ella ni a Carmelo, que raro. Me acerqué a donde estaba uno de los de seguridad.
—¿Has visto a Francia? —pregunté.
—Me parece que salió al patio, princesa Aurora—respondió.
—Gracias. —murmuré.
Salí al patio, la noche ya había caído, el cielo estaba estrellado con una gran luna redonda, sin embargo algunas nubes grises amenazaban con que llovería en cualquier momento. Caminé un poco por el patio buscando a Francia hasta que escuché ligeras risas.
—Deja, no seas bobo...
¿Era la voz de Francia? Seguí el sonido de las voces con curiosidad al ver que provenían de entre unos arbustos, a medida que me acercaba sentía que el corazón me latía más rápido cuando empecé a escuchar respiraciones agitadas y gemidos.
«¿Pero qué mier...?»
Me asomé detrás de un arbusto para ver lo que había detrás de un árbol y me quedé paralizada cuando vi a Carmelo, él estaba de espaldas a mí, pero indudablemente era él. Vi con horror como unas piernas se envolvían alrededor de su cintura y unas manos alrededor de su cuello jugaban con los mechones de su cabello. Le estaba comiendo la boca a alguien... pero no solo eso, cuando movió el rostro en el momento que él le empezó a besar el cuello vi la cruda verdad, era Francia.
—Joder... —susurré y di un paso hacia atrás fracturando una rama que resonó por todo el lugar. Ellos voltearon separándose rápidamente al verme y yo me quedé pasmada con la boca ligeramente abierta.
—Amor... —dijo Carmelo, su rostro estaba manchado de labial de Francia.
—No puede ser... —susurré tapando mi boca con mi mano, aún no asimilaba esto.
—Oye... —empezó a decir Francia, sin embargo Carmelo la interrumpió diciendo:
—Yo me encargo, vete.
Francia le obedeció arreglando su vestido y prácticamente corriendo de regreso al castillo. Carmelo se acercó a mí, yo seguía pasmada, sin embargo cuando se detuvo frente a mí y abrió la boca, yo lo abofetee tan duro que voltee su rostro, el sonido resonó en todo el lugar haciendo eco.
—Eres un asqueroso —susurré— ¡¿cómo pudis...?!
Carmelo alzó la mano y me abofeteó con la misma intensidad con que yo lo hice volteándome la cara, mi piel picando, me agarró del cabello con brusquedad, jadee de dolor ante la inesperada acción y su arrebato de ira.
—Escúchame no me toques las bolas —dijo entre dientes—, porque yo soy tu futuro esposo.
—¡No me casaré contigo! —grité y me agarró más fuerte— ¡Ah!
—Sabes que no tienes opción... —replicó y acercó su boca a mi oreja para decir— ahora, relájate.
—Eres un cínico. —murmuré en un hilo de voz enojada e indignada, mis ojos se cristalizaron.
Me soltó y yo apenas me pude estabilizar sintiendo la presión en mi cabeza de donde me había agarrado del cabello, no podía creer que esto de verdad estaba pasando, que los había encontrado y que de paso, me hubiera golpeado. Mis ojos empezaron a botar lágrimas.
—Escucha —dijo y sacó un pañuelo de su bolsillo para tendérmelo—, límpiate las lágrimas, te espero adentro.
No lo tomé y él me lo lanzó contra el pecho no tuve otra opción que tomarlo, sin decir nada más, se dio la vuelta y se fue, miré el pañuelo mientras las lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas y caí en el suelo sintiéndome miserable... la imagen de ellos dos contra el árbol repitiéndose en mi cabeza y luego la imagen de él tratándome como lo hizo... Joder y yo traté así a Eva, tenía que buscarla, tenía que buscar su hombro para poder llorar. Me levanté de la grama cuando de repente vi muchas personas vestidas de negro aparecer de entre los árboles, iba a gritar cuando de la nada me taparon la boca y la nariz, luché por liberarme pero el olor intenso a desinfectante me hizo perder el conocimiento y me desmayé.
Eva Jenell
Eros y yo teníamos un buen rato jugando, ambos bebiendo vaso de whisky tras vaso de whisky jugando con interés, él era muy bueno, hasta que logré acorralar a su reina y entonces dije con superioridad:
—Jaque.
Sonreí sabiendo que estaba a solo un movimiento de ganar, Eros quitó el dedo indice de encima de sus labios y descubrió la sonrisa malvada que lo invadía para murmurar:
—Nena, has caído en la trampa —alzó la vista hacia mí y mi sonrisa desapareció cuando movió su pieza y dijo:— Jaque mate.
ESTÁS LEYENDO
La venganza del rey (+21) [Editando]
RomansaEva descubre que su novio la engaña de la peor manera; embarazó a su hermana, así que despechada decide emborracharse y acostarse con un desconocido que conoció en un bar. Semanas después de graduarse, su mejor amiga la convence de irse de vacacion...