Capítulo 21: El enemigo de los Dunkel

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Capítulo 21: El enemigo de los Dunkel

Igor Ivankov

—¿Entonces fallaron? —dije intentado mantener la calma ante tan decepcionante noticia, pero no debía de impresionarme, los espías mandados eran una completa decepción.

—Lograron huir, parecían preparados para nuestro ataque —respondió Artem.

Me eché hacia atrás en la silla y pasé una mano por mi barbilla, tomé la tablet de la mesa y observé el video del tiroteo donde estan los Dunkel, se veía como sus guardias estaban rodeándolos muy cerca, no tenían ni oportunidad, no estaban ni cerca.

Joder, tenía que hacerlo yo mismo para volarle los sesos a Eros Dunkel el hijo de puta que estaba quitandome a todos mis malditos clientes y mi territorio, tenía que esperar a que volvieran a Belmia, en ese momento donde estarían vulnerables.

Fruncí el ceño cuando vi en la pantalla a alguien en la entrada junto a Eros cuando entraron al club, una rubia, le hice zoom a la imagen y le hice seguimiento viendo como parecía estar cerca de Eros y hablar con todo el circulo cercano de él.

Interesante.

—¿Quien es ella? —pregunté.

Artem frunció el ceño.

—¿Cuál? —preguntó.

—La rubia —aclaré—, ¿es su pareja?

—Es la hija de Eros, Aurora Dunkel.

—¿Su hija? —pregunté mientras mi mente empezaba a abrir opciones de ataque, un plan donde podría quitarlos del medio por estar quitándome clientes.

Me eché hacia adelante pensativo, era hora de cobrármelas, iba a meterme con lo que más le dolía.

Eva Jenell

No sé en qué momento se me rompieron las bragas, pero ahora no las encontraba ni me había dado cuenta cuando se me cayeron.

Apreté los labios y me levanté de sus piernas para ir a mi asiento sintiendo como estaba empapada. O joder, ¿qué había hecho? Había dicho que no me volvería a emborrachar y aquí estaba, borracha y volví a caer por un hombre con el que no debí...

Pero maldición, se sentía tan delicioso haber tropezado con la misma piedra.

—Uhm —aclaré mi garganta—, ¿tienes toallas o algo con lo que pueda...?

—Sí, ten —abrió la guantera y me pasó las toallas de papel, las tomé y me limpié las piernas.

—Se me rompieron las bragas, ahora estoy completamente desnuda y tan cansada, joder, me dejaste agotada... —murmuré cubriéndome un poco más con la chaqueta sin poder detener mi lengua, de repente, tenía mucho frio— oye... ¿acaso follas sin condón con todas?

Tenía una pastilla del día siguiente entre mis cosas, nunca la usé, esperaba que no estuviera vencida, sabía que todo estaría bien por este... desliz, solo que ahora temía contraer una enfermedad por mi imprudencia.

—No. —respondió mientras se acomodaba el pantalón y el resto de la ropa.

—¿No? —pregunté estrechando los ojos— ¿o lo dices por mí para que no me ofenda?

Él parecía de repente serio mientras encendía el auto, y arrancaba.

—No suelo follar sin condón, nunca. —admitió apretando los labios, lo pensó por un momento y continuó diciendo:— Hoy se me ha nublado el juicio contigo.

La venganza del rey (+21) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora