Capitulo XXXV | Cuídame

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Enfurecí y me acerque hasta su figura.

-Tu le tocas un solo cabello a mi mujer.-Se burlo.-Y yo....

-¿Tu que, hijo? ¿Mhmm?-Se dio la vuelta y se aproximo a mi bar junto a la cocina. Mientras se servía continuo.-¿Me vas a matar?, no me hagas reír.

Eleve una ceja y con el rostro completamente tenso replique:

-¿Me estas retando?-Ahora fue él quien me observo con el ceño fruncido.

-No serias capas....-Dejo su vaso de whisky sobre la encimera.

-Por ella seria capas de desmembrarte.

-Es sorda.-Se burlo de nuevo.

-Y tu ciego y aun así estoy frente a ti.

-Y ciego ¿Por que?-Se mofo de nuevo llevando el licor a su boca.

-Porque nunca lograste ver que tenias un hijo que te amaba.

-¿Pasado?

-Lo hacia, hasta que me di cuenta de la mierda en la que te convertiste.-Divago hacia la nada.-Por eso se fue mam...

-¡No menciones a esa perra!

-¡No hables así de mi madre!

-¿Ahora vas a defender a todas las mujeres que conoces?

-Si, si se trata de que tu estés cerca de ellas, lo hare hasta el ultimo día de mi vida.

-Tu sabes donde esta tu madre, ¿Cierto?-Me observo furioso.-¡DIME DONDE DIABLOS ESTA!

-Si solo a eso viniste a mi casa, vete.

-No me puedes correr.

-Si, si puedo, este departamento es mío.

-¿Con mi dinero la obtuviste? 

Me reí.

-No.-Se tenso aun mas.-Lo hice con mi dinero, con mi herencia. No vas a lograr quitármela por mucho que te esfuerces. Sigues y seguirás trabajando para mi.

-¡Cállate!-Me arrojo el vaso de cristal estrellándose en la pared y salpicándome de cristales rotos, uno de ellos me hizo un pequeño corte en la mejilla superior, pero aun así no deje de observarlo.

-Sigues siendo mi maldito subordinado, y aunque muera, aunque te atrevas a matarme, jamás te cederé la empresa de mi abuelo. Da gracias que no he convocado a la junta y no te he despedido, pero lo hare pronto.

-Hazlo y veras como muere lentamente esa maldita sorda.

-¡SI VUELVES A LLAMAR DE ESE MODO A MI MUJER!-Lo observe con odio.-Incluso te enviare a prisión, tengo las pruebas suficientes para hacerlo.

-¿Y por que no lo has hecho?

-Porque a ti si....te tengo lastima.-Lo vi tragar duro.

-Eres igual a tu madre.

-Y me alegra saberlo, papá. 

-¿Jimin.....?-Me gire de golpe al escuchar la dulce voz de mi flor, mi padre se tenso y yo me apresure hacia Annie.-¿Estas bien?-Susurro.

-¿Por que saliste, flor?-La tome de las mejillas preocupado.

-¿Flor?-Se mofo mi padre por lo que lo fulmine con la mirada.

-Es que.....escuche como algo se rompía y me dio miedo....pensé que te había ocurrido algo. Mira tu mejilla.-Me acaricio con delicadeza.-Vamos a curarte.-Me tomo la mano, pero la detuve y me di la vuelta cubriendo su cuerpo de mi padre.

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora