"Al nacer, el universo tuvo su momento estelar: las flores se inclinaron, el cielo se aclaró, los pajaritos entonaron su melodía más hermosa y el sol brilló con más fuerza. Según mamá, todo esto sucedió gracias a mi llegada, ¡y quién soy yo para con...
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Un prometido sorpresa, un medio hermano mitad pez y un nuevo régimen. (Story time de cómo interrumpieron mis vacaciones en Roma)
—Donde vayas, yo iré, lo que creas, yo creeré, porque tu palabra es mi ley, y tu ley es una orden, mis sueños serán tus sueños, tus deseos seran mis deseos, y tus plegarias mis plegarias...
Vaya, el romanticismo ha vuelto a nacer, mire el pergamino en mi mano reconocí el salmo de inmediato, un tipo de plegaria hacia un Dios, sonreí abiertamente mordiendo mi labio inferior, me gire hacia la recepcionista alzando el pergamino.
—¿Este pergamino, bonita? ¿De que Dios es?
—Es del Dios romano, Baco. Se rumoreaba en la antigua roma que le pidió a su hermano Febos que lo escribiera para una de sus amantes.
—Qué bien—Nótese el sarcasmo— ¿Cuánto cuesta?
—Tengo que revisar en la caja.
Le entregue el pergamino, mirándola macharse disimuladamente mire su retaguardia, realmente es hermosa, lastima que tenga novio, camine con lentitud por todo el área de arte romana, había decido darme un leve viaje hacia uno de los museos romanos más importantes, solo por cultura.
Aunque claro, Percy no estaba muy feliz de que lo dejara solo en casa, pero le molesto más saber que tendría que ir solo al campamento porque yo llegaría días después.
Una pintura llamo mi atención, me acerque a ella deteniéndome unos pasos cerca de ella, admirandola, una pintura de la hermosa Diana, la versión romana de Artemisa, mi sonrisa creció más al ver el nombre debajo de la pintura, aunque sonreí mas al sentir como una persona se ponía a mi lado.
—Diana, Diosa de la luna—Susurro, sus palabras llenas de amor y admiración—La Diosa de la castidad.
—Apolo, ¿No deberías estar en el Olimpo?
—Me aburría, quise ver que hacias.
—Admiro las bellezas romanas.
—Eres griega, no romana.
—Era católica, no politeista, sin embargo aquí estoy, hablando con un Dios griego, la vida da vueltas.
Apolo puso su brazo en mis hombros comenzando a caminar, suspire mirándolo de reojo.
—Tío P, mando a averiguar porque su dulce niña no está en el campamento.
—Hago clases extracurriculares. Estudio Teología.
—No estudias, dejaste la universidad en el primer semestre.
—Las clases no funcionan para mi.
—Y los trabajos tampoco.
—¿Me estuviste investigando?
—Te lo aseguro, querida amiga, que no por elección propia.
