ᴄᴀɴᴛᴏ 6

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"Doblegarse ante un Dios al que amo"

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"Doblegarse ante un Dios al que amo"

Me quedé paralizada en medio de la habitación, observando cómo Dionisio se alejaba lentamente. Cada paso que daba parecía alejarlo más de mí, como si estuviera siendo arrastrado hacia un abismo sin fondo. Mi corazón latía con fuerza, sintiendo el peso abrumador de la soledad y el arrepentimiento.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, silenciosas y desesperadas. Había perdido a mi hijo, había perdido la confianza de Dionisio, y ahora me enfrentaba a la posibilidad de perderlo a él también. El dolor me envolvía como una manta fría, apretando mi pecho y haciéndome sentir como si estuviera ahogándome en un mar de angustia.

Me dejé caer en el suelo, abrazando mis rodillas mientras sollozaba en silencio. Cada lágrima que derramaba era un recordatorio de mi fracaso, de mi incapacidad para proteger lo que más amaba en este mundo. Me sentía perdida, desamparada, como si estuviera atrapada en un sueño del que no podía despertar.

El tiempo pasaba lentamente, pero el dolor no disminuía. Cada segundo que pasaba sin él era una eternidad de agonía. Quería correr hacia él, suplicarle que me perdonara, que me diera otra oportunidad. Pero sabía que no podía hacerlo. Tenía que darle el tiempo que necesitaba, incluso si eso significaba enfrentar la posibilidad de perderlo para siempre.

Finalmente, me di cuenta de que tenía que tomar una decisión. Tenía que luchar por nuestro amor, incluso si eso significaba enfrentar mi pasado y todas las consecuencias que conllevaba. Me levanté del suelo con determinación, secando mis lágrimas con la manga de mi vestido.

Salir de la habitación fue como dar un paso hacia lo desconocido, hacia un futuro incierto y aterrador. Pero sabía que no podía quedarme allí, lamentándome por lo que había perdido. Tenía que ser valiente, tenía que ser fuerte, por mí misma y por el hombre al que amaba.

Con paso decidido, salí de la habitación, lista para enfrentar lo que sea que el destino tuviera reservado para nosotros.

...

Han transcurrido dos largos días desde que Dionisio se ha mantenido en un silencio helado, como un muro impenetrable que separa nuestros corazones. Cada momento de este tiempo ha sido una tortura silenciosa, una agonía que se agudiza con cada mirada esquiva, con cada gesto de evasión.

Cuando me aventuro a entrar en una sala del templo, veo cómo Dionisio sale corriendo de mi presencia, como si temiera ser contaminado por mi sola cercanía. Sus ojos evitan los míos, su silencio me perfora como una espada en lo más profundo de mi ser. Cada huída, cada rechazo, es como un golpe directo a mi corazón ya debilitado por la angustia.

Comprendo su dolor, su decepción. Sé que le mentí, que oculté parte de mi ser en las sombras del pasado. Pero eso no hace más llevadera la tortura de su desplante hacia mí. Mis lágrimas se convierten en compañeras constantes, bañando mis mejillas día y noche, como un río de dolor que no encuentra su cauce.

ᴇɴᴛʀᴇ ᴅᴏꜱ ᴍᴜɴᴅᴏꜱ| ᴰⁱᵒⁿⁱˢⁱᵒ ᴰ'ᴼˡʸᵐᵖᵘˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora