"Al nacer, el universo tuvo su momento estelar: las flores se inclinaron, el cielo se aclaró, los pajaritos entonaron su melodía más hermosa y el sol brilló con más fuerza. Según mamá, todo esto sucedió gracias a mi llegada, ¡y quién soy yo para con...
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Punto de vista de Dionisio.
Estoy apunto de enloquecer, Merlia cada dia que pasa se ve mas triste, mas vacía, su mandíbula había sufrido una estúpida fractura por culpa del asqueroso ser hijo de Hermes, por lo cual ya no podía ni sonreír sin que le doliera.
Sus ojos habían perdido su brillo, y siempre está en el aire, lo que antes era extraño ahora se ha vuelto común, Sally Jackson me llama cada mañana diciendome lo mismo: "Merlia no quiere comer, y ya no se que hacer"
Para luego comenzar a sollozar diciendo lo desesperada y preocupada que está por su hija, aunque vamos, yo estoy igual o peor, no se que hacer para aliviar su dolor.
Apolo y Artemisa están siendo de mucha ayuda, Apolo casi no se ha despegado de su lado vigilandola y hasta forzándola a comer, mientras que Artemisa se ha concentrado en ayudarme en mis obligaciones para que yo pueda estar con mi amada.
Y está el maldito tema con Poseidon.
Hablo del rey de roma.
—Necesitamos hablar.
Alce una ceja al verlo adentrarse a mi oficina, lo ignore rebuscando algunos papeles en mis cajones.
—Dionisio.
—No tengo tiempo para esto, Merlia me necesita e iré a buscarla.
—¿Buscarla?
—Si, la traeré para aca.
—Lo mejor es que vaya a mi reino en el mar.
—Y una mierda, se queda conmigo.
—Es mi hija.
—Es la mujer que amo, y no me pondré a discutir contigo sobre quien la ama más, porque los dos sabemos que yo ganare.
—¿Qué planeas con mi hija?
—¿Qué quieres escuchar, eh? ¿Que no la quiero?, ¿Que solo la estoy usando?, no escucharas esa mierda salir de mi boca.
—No te quiero con ella.
—Me importa muy poco lo que quieras realmente—Hable mirándolo con seriedad—Amo a Merlia, con cada maldita fibra de mi cuerpo, es la única mujer en este puto mundo con el poder suficiente de decirme que te asesine y yo lo haré solo porque ella me lo pidió. No pongo a juegos mis sentimientos, y menos los de ella.
—¿Qué harás? ¿Te convertirás en un mortal por ella?
—¿Si ella me lo pide? Si.
—Estás enloqueciendo.
—No, tu no estas entendiendo, no hay leyes que no rompería por Merlia.
Poseidon me miró en silencio, cierro el cajón con fuerza sacándole un ruido sordo y me crucé de brazos mirándolo.
