CAPÍTULO 50

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¡Hola de nuevo! Perdonad mi inactividad, pero ya estoy de vuelta y espero acabar esta novela pronto🥰💕

Al día siguiente, quien me despierta es Ian. Su sonrisa y vitalismo matutino me hacen sentir bien.

—¡Buenos días señorita Lilian! ¿Cómo ha amanecido?

—Bien, la verdad no he sentido dolor en toda la noche.

—Me alegra oírlo. He de decir que está progresando muy rápido. Su metabolismo es fuerte y seguro que mañana ya podremos comenzar con su rehabilitación para que vuelva a su rutina habitual.

Me pone feliz escuchar que no me voy a quedar coja. Pero realmente, me reconforta ver a Ian. Es un chico bastante alto de pelo rubio oscuro y ojos cafés. Es de complexión delgada, aunque no demasiado y tiene un hoyuelo en la mejilla izquierda que lo hace ver aún más joven...

—Menos mal. Me habré perdido ya muchas clases...

—¿Qué estás estudiando que te ha traído a Argentina? —pregunta.

—Pues, gané una beca... La BE.

—¿Y eso es?... —pregunta invitándome a explicarme.

—Me sorprende que no lo sepas. La beca extraordinaria es la mejor beca de filología hispánica del mundo. Se da cada cuatro años y para acceder tienes que hacer un examen de alto nivel.

—Ah, entiendo. Perdón por no tener ni idea, no salgo demasiado del hospital —se disculpa.

—No pasa nada. ¿Y tú cómo es que acabaste en Argentina?

—Pues, mi madre es Argentina y se enamoró de un español amante de la medicina. A mí me apasionaba también, pero no teníamos los recursos económicos... Pero tras la muerte de mi hermano pequeño... —Se detiene un momento para tragar saliva—. Mi madre consiguió contactar con un viejo amigo que me ayudó a estudiar aquí y hace dos años que, tras finalizar mis estudios, empecé a trabajar en el hospital más importante de Buenos Aires.

—Vaya, lo siento... —le compadecí por lo de su hermano—. Y me alegro al mismo tiempo de que hayas logrado cumplir tu sueño.

—Pasó hace ya ocho años... —dice quedándose pensativo—. Bueno, dejemos de hablar que van a echarme la bronca... Venía a darte las pastillas y comprobemos que tienes la tensión bien.

—Vale.

Yo me incorporé un poco y él se acercó con el medidor. Se sentó en un borde de la camilla y me lo colocó en el brazo. Sus manos me acariciaron la piel y mi respiración se cortó por un instante. Él se quedó mirándome en silencio hasta que...

Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado💕

Multimedia: Ian Gómez

CON LA LUZ DEL MEDIODÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora