Capítulo 4

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Seguida de la carpeta sobre Aurora, White me dio una de las que trajo consigo para seguir con su investigación y que son parte de la misma.

—Creo que te estoy dando datos que ya sabes, así que puedes ayudarme corroborándolo —indicó.

Es una lista de las muertes desde hace un año para acá. Adjunto al nombre y fotografía de la víctima, está su descripción básica, según una de las ocho denominaciones que White acertó.

—¿Toda tu jurisdicción es Norteamérica? —pregunté porque estas personas son de Canadá, Estados Unidos y México.

—Sí. He investigado en otros países, con ayuda de muchos equipos, pero el idioma puede entorpecerlo todo y, además, necesito cerca a mi equipo —habla de sus colegas, en California.

—¿Por qué elegiste a Aurora y no a quien sigue en Canadá?

—Vamos, Val, el patrón de Avang no se cumple igual en todos los países. El tema de ir de incógnita a un lugar donde nunca te llamaron siempre sale mal. Por eso vamos con quien sí nos llamó.

El patrón de víctimas que antes mencionó es correcto, pero el orden es diferente para cada escuadra. Sería un desastre si, el mismo día, del mismo mes, líderes de todo el mundo mueren.

En el repertorio personal de mi escuadra, nuestro orden era; sangre azul, figura pública, noble, narcotraficante menor, nuevo rico, estafador, heredero y civil. Y recién habíamos vuelto a empezar.

—Tengo el tiempo encima, Val —expresó, algo devastado y releyendo datos que ya ha de tener memorizados, pero seguramente esperando encontrar algo que no ha visto—. Ayer, en México, la escuadra asesinó a una mujer que ganó la lotería. Tenía familia y planes. Lo único que hizo fue comprar un billete de lotería —se frustró.

—Aurora no es la que sigue —señalé y me miró—. Dijiste: nuevo rico, civil, heredero —recité una parte del orden de México que él mismo me dio—. Aurora es heredera —señalé.

—No creo que podamos hacer nada por el civil —masculló incómodo.

—¿Lo vas a sacrificar?

No despegó la vista de sus documentos, aun si no está prestándoles atención, en lo que piensa es en mi pregunta. Solo tiene que aceptarlo, es todo.

Hay personas a quienes salvarías por encima de otras y hasta él lo hará.

—Traté de investigar al civil, pero nunca di con él —volteó a verme—, ya es muy difícil saber quién sigue aun tratándose de alguien importante.

Tan sencillo que sería preguntármelo a mí. La verdad es que yo tengo esa lista en la cabeza.

Después de Aurora, sigue la familia Ripoll.

El hombre cerró sus carpetas y las guardó en la maleta destinada para ello, misma que se negó a dejar en el maletero.

Poco más tarde, cruzado de brazos y con los ojos cubiertos, empecé a escuchar que silbaba; se quedó dormido.

No podía pararme del asiento porque yo estoy del lado de la ventana, así que solo esperé en silencio, hasta llegar al destino.

Una vez al mes, el día 25, recibíamos la visita de una persona. Nos daba un nombre, datos, cifras y fechas, luego volvía en exactamente un mes, tanto para darnos nueva información como para corroborar que, el nombre que previamente nos dio, esté en la lista de defunciones.

La orden era asesinar, el cómo hacerlo era trabajo nuestro.

Poco antes del amanecer, llegamos al departamento donde nos esperaban. El edificio se encuentra más a la vista de lo que pensé.

Malditos escrúpulos | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora