El evento del sábado era de caridad. No era exactamente cosa de Klaus, sino de Aurora, solo que yo no entendí y en realidad no me interesaba como para preguntar.
Nada más me puse el traje de gala y estuve ahí a la hora que me dijeron.
Tuve la función de decirle a Samantha lo que tenía que hacer y estaba obedeciendo, hasta que se dio cuenta de que también la estaba mandando a hacer lo que me tocaba.
Y no me quiso creer cuando le dije que fuera conmigo a bajar una caja de puros de Klaus, pero Ric en serio me dijo que la llevara para mostrarle dónde los guardan.
—No estoy a tu servicio, Val —aclaró una vez dentro del salón de juegos y a solas.
—No me llames así cuando estemos aquí —apunté, ignorando lo que dijo. Si la dejo llamarme Val, a pesar de que no hay nadie más, algún día se le va a escapar delante de alguien.
—De todas maneras, esto no va a tardar mucho.
—Lo que tarde —le di por su lado.
Metió las manos a sus bolsillos, adjunto al gesto de que ya terminó de hablar.
En la mesa de billar, puse la caja y agarré unas tijeras para retirarle el sello.
—Igual es una lástima —creí que se callaría—, Aurora es linda.
La miré.
—¿Qué dijiste?
—Aurora es linda, de tener más tiempo, le habría...
—No te atrevas a acercarte a ella.
Mirándome, levantó una ceja.
—¿Por qué parece que la estás celando?
—Si te metes con ella, lo vas a arruinar todo.
—¿Es por eso? —masculló al sonreír—. ¿O qué?, ¿te interesa?
Empujé la caja de puros hacia ella.
—Llévale esto a Klaus —indiqué.
Sin inmutarse, tomó la caja y salió de la sala.
No tolero a esa mujer.
El evento no duró tanto, terminó poco antes de las diez de la noche luego de que agradecieran a todos sus donativos y posteriormente cenaran.
Y puesto que nadie bebió de más, antes de la medianoche, ya todo había terminado.
Pensaba solo tomar un café e irme a dormir, en cambio, me encontré con Aurora cuando iba a su habitación y me dijo que fuera con ella.
—Muchos ni siquiera conocen los nombres de las fundaciones —dijo al entrar—. No les interesa.
Cerré la puerta detrás de mí.
—Mientras hagan la donación, ¿qué más da que no les interese?
—Preferiría que hubiera más gente a la que realmente le importe.
La hay, pero no entre esa gente con la que se codea.
Se sentó delante del tocador, para soltar su cabello.
—Samantha estuvo toda la noche pegada a ti —habló.
—¿No que te interesan más las fundaciones?
Me acerqué a quitarle las horquillas en la parte de atrás.
—No me dejaban concentrar todos los que me preguntaban quién eres y me pedían enviarte con ellos apenas dejaras de trabajar aquí.
ESTÁS LEYENDO
Malditos escrúpulos | TERMINADA | ©
Mistério / Suspense⛓️ Val se convierte en la guardaespaldas de Aurora, el nuevo blanco de Avang Dhu, la organización que tiene como objetivo asesinar a cualquiera cuya fortuna le venga bien y la misma para la que trabaja Val. Advertencia de contenido sensible ⚠