Por fin pude acostarme en mi cama y justo tuvo que sonar mi teléfono. Es White.
—¿Qué? —me quejé, soñolienta, con el móvil cerca de mi nuca, porque no me levanté a contestar, solo lo puse en la almohada.
—Se dice «Mande».
Suspiré.
—No estoy de humor.
—¿Qué te hicieron? —relajó el tono.
—Estaba a punto de dormirme.
—Solo te hablo para decirte que te espero mañana, en el departamento.
—Mañana hay una cena, no estoy segura de la hora ni para qué me necesiten durante el día.
—... Ya, bueno, entonces te veo el domingo.
—Sí... —dije en un suspiro.
Me colgó y me quedé dormida casi enseguida, sin siquiera saber dónde quedó el teléfono.
Efectivamente, todo el día fui asistente de Marisol, yendo y viniendo tanto por cosas al supermercado como dentro de la misma casa.
A las seis de la tarde, me mandaron a cambiarme, igual que al resto, por aquel traje de gala que esperaba nunca tener que usar.
La primer diferencia que yo alcanzo a percibir es la camisa negra, fuera de eso, siento que es lo mismo. Ah, y los botones del saco son plateados.
Cepillé mi cabello otra vez, dejándolo perfecto.
Marisol me dijo que no utilizara joyería, en cambio, desde hace mucho no uso y tampoco tengo aretes, ni pulseras ni nada, White me lo quitó todo.
Los invitados van a llegar a las 8, así que volví a la casa.
—Qué guapa —cantó Marisol cuando entré a la cocina.
Paloma llegó casi corriendo.
—La niña me pidió limpiar un par de tacones, así que... —me miró—, ¿puedes ayudarla a bajar? —habló rápidamente.
No dije nada y solo fui al segundo piso.
Me la encontré exactamente cuando doblaba al pasillo de su habitación. Yo me quedé ahí, mientras que ella dio un paso atrás.
Sí, con el cabello recogido, muestra todavía más.
—¿Ya llegaron? —preguntó incómoda.
—No —respondí—. ¿Necesitas ayuda para bajar?
Expresó desagrado.
—No —dijo y encaminó a las escaleras.
Era evidente que me iba a mandar al diablo, así que nada más fui tras ella.
Ni con esos tacones llega a mi altura, pero ahora sí parece de 23.
Yo sola no habría dado con su edad...
La sujeté de la cintura, acercándola a mí, cuando tropezó en un escalón.
Mirándome, alejó el pecho, con las manos en mis hombros para poner más distancia porque yo me incliné hacia ella.
Respiró tan hondo que la piel se le adhirió a los huesos y estoy escuchando el latido de su corazón.
—¿Estás segura de que no necesitas ayuda? —pregunté.
Se alejó de golpe, acomodó su cabello, así como el vestido y se enderezó.
—Solo dame tu brazo —indicó.
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Malditos escrúpulos | TERMINADA | ©
Misteri / Thriller⛓️ Val se convierte en la guardaespaldas de Aurora, el nuevo blanco de Avang Dhu, la organización que tiene como objetivo asesinar a cualquiera cuya fortuna le venga bien y la misma para la que trabaja Val. Advertencia de contenido sensible ⚠