Capítulo 55

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Para cuando volvimos a la casa, es decir, Samantha y yo, cada una por su lado, fuimos directamente con Klaus.

Se suponía que debió haber venido en la tarde para arreglar su contrato de trabajo y recibir indicaciones de Ric, solo que los llevé al risco y se nos fue todo el día.

El punto es que vino a presentarse con Klaus y luego él la mandó con Marisol para que la llevara al que será su cuarto, el que está a un lado del mío.

—Lo único que te dije que hicieras fue que no te metieras —le dije a Klaus, una vez que nos quedamos a solas en la biblioteca.

—No hice nada...

—¿No entiendes que salvándola a ella también estoy salvándote la vida a ti? Si vas a hacer algo, por lo menos pregúntame antes o lo vas a arruinar todo...

—¡Yo no envié ninguna circular! —me interrumpió.

Enserié.

—Pero...

—Antes de venir, me dijeron que iban a contactarse conmigo porque estaban trabajando en lo mismo que Hernán. No pensé que fueran a inventar que yo envié esa circular.

Entonces todo es cosa de ellos.

No importa lo que hagan, el punto es que detesto no saber lo que harán y, considerando lo que armaron, pueden hacer algo mucho peor y perfectamente inútil.

—Andrea..., Val —corrigió—, en serio estoy intentando confiar en ti. No he hecho nada, no he hablado con nadie.

Desvié la vista y suspiré.

Si alguien pone sus esperanzas en mí, esto se vuelve mucho más difícil.

—Ayúdame diciéndole a Ric que la ponga a hacer lo que sea, pero lejos de mí —dije antes de retirarme.

Al ver que no había nadie en la sala, subí al segundo piso, llamé a la habitación de Aurora y, si bien me abrió, me dio la espalda.

Está enojada.

Puesto que no pude ir por ella, envié a Mauricio.

Cerré la puerta detrás de mí y fui a sentarme en la cama con ella.

—No pensé que fuera a tardar tanto —me expliqué. Según ella, estuve con White, en una especie de inspección.

—... Pude haberte acompañado.

—No te voy a llevar a ese lugar, es aburrido y la gente no es amable.

Finalmente volteó a verme. No me gusta que me ignore.

—Dijiste que iríamos a la biblioteca —masculló.

—La biblioteca no se va a ir a ningún lado.

Giró la cabeza al sonreír.

—No puedes quedarte, ¿cierto? —murmuró.

Negué.

—A Samantha le dieron la habitación a un lado. Si vuelvo muy tarde, se lo dirá a Ric.

Sé perfectamente que Samantha estará al pendiente de a qué hora vuelvo y no es el que se lo diga a Ric lo que me importa, sino que se lo diga a Fray.

Volví a mi cuarto y, efectivamente, escuché ruido a un lado.

Voy a tener que ir a decirle a Elián que en serio no puede venir aquí.


Por la mañana, salí antes para no encontrármela y llegó al comedor un minuto antes de las ocho.

Malditos escrúpulos | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora