cap 8

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Mi madre me miró con ojos llenos de preocupación y confusión.

—¿Quién es la persona que supo que eres omega? —preguntó, su voz temblando ligeramente.

Tragué saliva, recordando la conversación en la escuela.

—Se llama Bakugo. Es un compañero de clase —respondí—. Dijo que notó algo diferente en mi aroma. Comentó que había estado cerca de omegas antes y que mi aroma le resultaba similar. No sé cómo lo pudo percibir tan rápido, pero parece que tiene una intuición increíble para estas cosas.

Mi madre frunció el ceño, claramente perturbada por esta nueva información.

—¿Y qué le dijiste? —preguntó, su tono más urgente.

—Negué todo —respondí, tratando de sonar segura—. Le dije que no sabía de qué estaba hablando y que no era un omega. No pareció convencido, pero al menos por ahora, no tiene pruebas concretas. Solo sospechas.

Ella asintió, aunque su expresión seguía preocupada.

—Está bien, hiciste lo correcto. Necesitamos ser muy cuidadosas.

Nos quedamos en silencio unos momentos, ambas procesando la situación. Finalmente, mi madre suspiró y me abrazó de nuevo.

—Cariño, lo del aroma... ¿tú sabías algo de eso? —preguntó, apartándose un poco para mirarme a los ojos.

Sacudí la cabeza, sintiéndome aún más confusa.

—No, mamá. No tenía idea de que los omegas tenían un aroma diferente. Es la primera vez que escucho algo así. Todo esto es nuevo para mí también.

Ella suspiró, apretando mis manos con fuerza.

—Lo que Bakugo mencionó se llama feromonas —explicó suavemente—. Es una sustancia química que tu cuerpo produce naturalmente. Tanto alfas como omegas emiten feromonas, y es algo que los hace únicos. Los alfas suelen ser muy sensibles a las feromonas de los omegas, y viceversa.

Asentí lentamente, tratando de asimilar esta nueva información.

—Entonces, ¿eso significa que cualquiera podría descubrirlo solo por mi aroma? —pregunté, sintiendo una nueva oleada de pánico.

—No necesariamente —dijo mi madre, tratando de calmarme—. Las feromonas no siempre son fáciles de detectar a menos que alguien esté prestando mucha atención, como parece haber hecho Bakugo. Pero hay formas de enmascarar tu aroma para que no sea tan obvio.

—¿Cómo? —pregunté ansiosa.

—Existen productos especiales, como supresores de feromonas, que ayudan a ocultar tu aroma —explicó—. También, durante el celo, cuando las feromonas de un omega son mucho más fuertes, esos supresores pueden ser aún más necesarios.

—¿El celo? —repetí, sintiendo que mi mundo se tambaleaba aún más.

Mi madre asintió, su expresión seria pero reconfortante.

—Sí, cariño. Los omegas pasan por períodos de celo, donde sus feromonas se intensifican y su cuerpo se vuelve más receptivo a los alfas. Es un proceso natural, pero puede ser complicado de manejar. Necesitaremos prepararnos para eso también, pero no te preocupes.

Me quedé en silencio, procesando toda esta nueva información. Sentía miedo y confusión, pero también un pequeño consuelo al saber que mi madre estaba a mi lado y me ayudaría a enfrentar lo que viniera.

—Ten mucho cuidado, cariño —continuó mi madre, su voz llena de preocupación—. Si alguien más te pregunta si eres omega, diles que eres beta. Es más seguro mantenerlo en secreto.

Asentí lentamente, agradecida por su consejo y apoyo.

—Y si alguna vez te sientes extraña o incómoda, no dudes en llamarme de inmediato. Estaré aquí para ti, siempre.

La abracé con fuerza, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud por tener a mi madre a mi lado en este momento tan difícil.

—Gracias, mamá. Te quiero mucho —susurré.

Ella me apretó con más fuerza, asegurándome con su abrazo que todo estaría bien.

—Te quiero más, cariño. Vamos a enfrentar esto juntas.

Nos quedamos abrazadas por un largo rato, ambas tratando de encontrar consuelo en la certeza de que no estábamos solas.

Finalmente, nos separamos y mi madre me llevó de nuevo a la cocina, insistiendo en que comiera algo. Aunque no tenía mucho apetito, sabía que necesitaba mantenerme fuerte, así que acepté un plato de sopa caliente que había preparado.

Mientras comíamos, mi madre comenzó a explicarme más sobre lo que significaba ser un omega y cómo debía manejarlo. Aprendí que, además de las feromonas y el celo, había algo llamado la marca. Me explicó que era un vínculo especial que se formaba entre un alfa y un omega cuando se aceptaban mutuamente. Esta marca no solo fortalecía el lazo emocional y físico entre ambos, sino que también proporcionaba una forma de protección y reconocimiento mutuo.

—La marca es algo muy íntimo y no debe tomarse a la ligera —dijo mi madre, mirándome con seriedad—. Es un compromiso profundo, y aunque proporciona una fuerte conexión, también te hace más vulnerable al alfa con el que te marcas. Debes tener mucho cuidado y asegurarte de que es con alguien en quien confías completamente.

Asentí, tratando de procesar todo. La idea de la marca me asustaba, pero también comprendía su importancia. Era un aspecto más de esta nueva realidad que debía entender y manejar con cuidado.

—Mamá, ¿cómo puedo saber cuándo estoy en celo? —pregunté, sintiendo un nudo de ansiedad en el estómago.

—Lo sentirás —respondió suavemente—. Tu cuerpo te dará señales. Tendrás una mayor sensibilidad y una atracción intensa hacia los alfas. Es importante que uses los supresores durante esos momentos para evitar problemas. Hay formas de controlar las feromonas y los impulsos, pero necesitas estar preparada.

Ella se levantó y fue al baño, regresando con una pequeña caja de medicamentos.

—Estos son supresores de feromonas —dijo, entregándome la caja—. Te ayudarán a mantener tu aroma bajo control. Debes tomarlos regularmente, especialmente cuando sientas que estás entrando en celo.

Tomé la caja, agradecida por su previsión y cuidado. Sabía que estos supresores serían esenciales para mantener mi secreto a salvo y evitar atraer atención no deseada.

Después de la cena, subí a mi habitación con la pequeña caja de supresores en la mano. Me senté en mi cama, mirando el contenido de la caja y tratando de asimilar todo lo que había aprendido en el último par de horas. Sentía una mezcla de alivio por haber compartido mi secreto con mi madre y miedo por lo que el futuro podría deparar.

Recordé la mirada penetrante de Bakugo y cómo había captado mi aroma con tanta facilidad. No podía dejar de preocuparme por lo que podría suceder si él decidía seguir investigando. Tendría que ser mucho más cuidadosa a partir de ahora, no solo con él, sino con todos los que estuvieran cerca.

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Hola a todos, espero sinceramente que hayan disfrutado de este capítulo. Les envío un cálido saludo a cada uno de ustedes. No olviden dejar sus votos y comentarios.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora