cap 12

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Notaba pequeños gestos de su parte: un susurro preguntándome si necesitaba algo, una mirada rápida para asegurarse de que estaba cómoda, y la manera en que se inclinaba ligeramente hacia mí, creando una barrera invisible entre nosotros y el resto del mundo. Estos detalles, aunque sutiles, me llenaban de calidez y gratitud.

En un momento dado, mientras el profesor explicaba algo en el pizarrón, sentí una punzada de dolor en la espalda. Involuntariamente, dejé escapar un pequeño suspiro. Bakugo lo notó de inmediato.

—¿Estás bien? —me susurró, su voz baja y preocupada.

—Sí, solo un poco de dolor, nada grave —respondí, tratando de sonreír para tranquilizarlo.

Bakugo asintió, pero su expresión seguía siendo seria. Sentí un cosquilleo en el corazón al ver cuánto se preocupaba por mí. Nunca hubiera imaginado que alguien como Bakugo, con su actitud dura y feroz, pudiera mostrar tanta ternura y cuidado.

A lo largo de la clase, me encontré robándole miradas, observando la determinación en sus ojos, la manera en que tomaba notas con precisión. Me di cuenta de que había muchas facetas en él que nunca había notado antes. Y ahora, al conocer mi secreto, parecía haber una nueva profundidad en nuestra conexión, algo más allá de la simple amistad.

Cuando la clase terminó, recogimos nuestras cosas y Bakugo se volvió hacia mí con una leve sonrisa en los labios.

—Vamos a la biblioteca, ¿de acuerdo? —dijo, su tono lleno de una calidez que rara vez mostraba.

Asentí, sonriendo también. Caminamos juntos hacia la biblioteca, y cada paso que daba a su lado me hacía sentir más fuerte. Sabía que aún tenía mucho que enfrentar, pero con Bakugo y Eijiro a mi lado, sentía que podía superar cualquier cosa.

Llegamos a la biblioteca y nos sentamos en una mesa apartada. Bakugo sacó sus libros y comenzó a organizar nuestras notas para el proyecto. Me senté frente a él, observando cómo trabajaba con dedicación.

—Gracias por estar aquí para mí —dije en voz baja, rompiendo el silencio.

Bakugo levantó la mirada y me dedicó una sonrisa suave, casi imperceptible, pero que me llenó de una calidez indescriptible.

—No tienes que agradecer nada —respondió—. Somos un equipo, ¿recuerdas? Y los equipos se apoyan.

Sus palabras resonaron en mi corazón. Asentí, sintiendo cómo una lágrima de gratitud se deslizaba por mi mejilla. Bakugo, con una expresión de ternura que rara vez mostraba, me alcanzó una mano para limpiarla.

—No llores, ¿sí? —dijo con suavidad—. Todo estará bien.

Levanté la vista, sorprendida por el acto de Bakugo. Sentí un calor subir a mis mejillas y supe que me estaba sonrojando. Bakugo, al darse cuenta de mi reacción, retiró rápidamente la mano y apartó la mirada, también sonrojado.

—D-Deberíamos empezar el proyecto —dijo, intentando desviar el tema, su voz un poco más alta de lo normal.

Sonreí ante su torpeza y asentí. El momento había sido inesperado pero reconfortante, y me sentí más conectada con Bakugo que nunca. Mientras comenzábamos a trabajar en el proyecto, no pude evitar sentir una mezcla de emoción y aprecio por tenerlo a mi lado. 

Nos sumergimos en el trabajo, discutiendo ideas y compartiendo responsabilidades. Bakugo tenía una mente brillante, y su manera de abordar el proyecto era meticulosa y apasionada. Me sentí inspirada por su dedicación y energía, y pronto el tiempo pasó volando.

—Creo que podríamos enfocarnos en este tema para el proyecto —sugerí, señalando una página del libro que estaba leyendo.

Bakugo asintió, sus ojos brillando con entusiasmo.

—Sí, eso podría funcionar bien. Podríamos estructurarlo de esta manera... —dijo, empezando a delinear un esquema con precisión.

Pasamos bastante tiempo trabajando, nuestras voces llenando el silencio de la biblioteca con ideas y planes. Sin embargo, eventualmente comencé a sentir el cansancio acumulado de todo el día. Traté de reprimir un bostezo, pero fue inútil.

—Parece que alguien está cansada —comentó Bakugo, levantando la vista de sus notas para mirarme con una leve sonrisa.

Me sonrojé un poco, apenada por haberlo interrumpido.

—Lo siento, creo que el día ha sido más largo de lo que pensaba —admití, tratando de mantener los ojos abiertos.

Bakugo cerró el libro que tenía frente a él y se estiró.

—Está bien, hemos avanzado mucho hoy. Creo que es suficiente por ahora —dijo con un tono más suave de lo habitual.

—Gracias, Bakugo. Realmente aprecio tu ayuda —dije, sonriendo tímidamente.

Bakugo se levantó y comenzó a recoger sus cosas.

—Vamos, te acompaño a casa —dijo con determinación, como si no aceptara un no por respuesta.

Asentí, agradecida por su consideración. Caminamos juntos hacia la salida de la biblioteca, y el aire fresco de la tarde me ayudó a despejar la mente. Mientras caminábamos, no pude evitar sentirme más cercana a Bakugo. Su apoyo y comprensión habían significado mucho para mí.

Bakugo rompió el silencio con una pregunta que no esperaba.

—Entonces, ¿vives con tus padres? —preguntó, su tono casual mientras miraba hacia el horizonte.

Asentí, tratando de mantener mi voz neutral.

—Sí, vivo con mi madre y mi padre. Soy hija única —respondí, sonriendo suavemente—. Mi madre es muy amable y protectora. Mi padre... está de viaje de negocios y volverá en tres semanas.

Bakugo asintió, pareciendo entender que el tema de mi familia no era fácil para mí.

—Debe ser agradable tener una madre protectora. Mi madre también es bastante estricta, pero siempre está ahí para apoyarme. Mi viejo... bueno, él es un poco más complicado —admitió Bakugo, su tono algo más suave.

Me sorprendió que Bakugo compartiera algo tan personal. No sabía mucho sobre su familia y esto me hizo sentir más conectada con él.

—¿Complicado? —pregunté, tratando de no sonar demasiado curiosa.

—Sí, es un tipo duro. Espera mucho de mí, y a veces es difícil cumplir con sus expectativas. Pero supongo que eso me ha hecho más fuerte —dijo Bakugo, mirando al suelo por un momento antes de volver a mirarme—. ¿Y tú? ¿Cómo es tu padre?

Sentí un nudo en el estómago, pero sabía que no podía decirle la verdad. No quería preocupar a Bakugo ni abrir una herida que aún no había sanado del todo.

—Mi padre... es un hombre ocupado. Está muy enfocado en su trabajo, por eso viaja mucho. No está en casa con frecuencia —dije, intentando mantener la voz tranquila.



Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora