—¿Qué fue lo que te dijo? —Bakugo frunció el ceño, claramente preocupado por lo que pudiera estar alterándome.
Suspiré, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar la tormenta que se había desatado en mi mente.
—Dabi... —murmuré, y vi cómo los ojos de Bakugo se estrechaban al escuchar ese nombre—. Dabi es su hijo, Bakugo. Él... él es un Todoroki.
Bakugo parpadeó, claramente sorprendido, pero se recuperó rápidamente. Siempre había sido rápido para procesar la información, y su mente comenzó a trabajar inmediatamente, buscando entender lo que eso significaba.
—¿Y qué tiene que ver eso con todo esto? —preguntó, con un tono más serio.
—Dabi se convirtió en abogado, y Endeavor dijo que quiere ayudarme con el caso —continué, mis palabras fluyendo rápidamente ahora—. Quiere representarme para asegurarse de que mi padre y ese alfa no se salgan con la suya. Dice que es su manera de disculparse por lo que me hizo en el pasado.
Bakugo apretó los puños, su mandíbula tensa. Podía sentir las feromonas de su enfado comenzando a impregnar el aire, lo que hizo que mi propio instinto omega se tensara. Sabía que estaba tratando de controlarse, pero la idea de que Dabi, el alfa que me había acosado, estuviera involucrado de nuevo en mi vida lo enfurecía.
—Ese maldito... —gruñó Bakugo, su voz baja pero cargada de veneno—. ¿Y tú qué piensas? ¿Vas a aceptar su ayuda?
Me quedé en silencio por un momento, mirando sus ojos intensos, llenos de preocupación por mí.
—No lo sé, Katsuki... —admití finalmente, mi voz temblando de nuevo—. Es demasiado para procesar. Quiero justicia, quiero que paguen por lo que me hicieron. Pero... confiar en Dabi... no sé si puedo hacerlo.
Bakugo aflojó su agarre y extendió su mano hacia mí. Instintivamente, la tomé, sintiendo el consuelo que siempre me brindaba. Sus feromonas, que antes habían estado cargadas de ira, ahora comenzaban a calmarse, y el aire se llenó con su calidez alfa, que siempre me hacía sentir segura.
—No tienes que decidir ahora —dijo, su voz más suave, aunque aún firme—. Pero sea lo que sea que decidas, estaré contigo. No dejaré que te enfrentes a esto sola.
Sus palabras me dieron un poco de paz en medio de la tormenta. Incliné la cabeza, apoyándola en el borde de la cama, permitiendo que su presencia me envolviera por completo. Sentí cómo las feromonas de ambos se entrelazaban, un recordatorio de nuestro vínculo y de la fuerza que compartíamos.
—Gracias, Katsuki... —murmuré, sintiendo que mi cuerpo se relajaba un poco—. No sé qué haría sin ti.
Bakugo se inclinó hacia adelante, rozando mi cabello con sus labios en un gesto que era más de consuelo que de cualquier otra cosa.
—No lo harás, porque no te dejaré. Y te prometo que, pase lo que pase, saldremos de esta juntos.
Por un momento, el mundo exterior pareció desvanecerse, dejando solo a nosotros dos, unidos en nuestra lucha. Pero sabía que la realidad aún esperaba fuera de esa habitación, con desafíos que necesitarían toda nuestra fortaleza.
Cuando finalmente me separé de él, nuestros ojos se encontraron de nuevo, y en ese momento, sentí una resolución firme nacer en mi interior. No importaba lo que decidiera sobre Dabi, porque sabía que no estaba sola. Bakugo estaba conmigo, y juntos, enfrentaríamos cualquier cosa que se nos presentara.
Han pasado dos días desde aquel intenso encuentro en el hospital. El tiempo transcurrió rápidamente, y aunque las heridas físicas comenzaban a sanar, el peso de lo que se avecinaba era ineludible. Durante esos días, Bakugo recibió el alta, aunque no sin un estricto conjunto de recomendaciones y restricciones. Estaba claro que, aunque él intentara aparentar fuerza, su recuperación aún requería tiempo y cuidados. Sin embargo, estaba decidido a no dejarme sola, a estar presente en cada paso de este difícil camino.
Después de todo el caos, finalmente tuve la oportunidad de ver a mi madre. Fue un momento emotivo, lleno de lágrimas y abrazos, pero también de palabras de consuelo y promesas de que todo estaría bien. Su apoyo fue una luz en medio de tanta oscuridad, y me dio la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que venía.
El caso contra mi padre y el alfa que estaba a su lado, Tomura, se llevaría a cabo en tres días. Había algo siniestro en la forma en que las cosas se estaban desarrollando; de alguna manera, habían conseguido sobornar a un abogado y fabricaron pruebas falsas. La realidad de lo que estaba sucediendo me golpeó con fuerza. No solo tenía que lidiar con el dolor del pasado, sino que ahora enfrentaba un futuro incierto, donde la justicia que tanto anhelaba estaba en peligro.
En esos días, Shoto se acercó a mí. Hablar con él fue extraño, considerando todo lo que había descubierto sobre su familia. Pero había una sinceridad en sus ojos, una urgencia en sus palabras. Me dijo que, si lo deseaba, podía hablar con Dabi, su hermano, y que estaba seguro de que él había cambiado. Sus palabras fueron persuasivas, pero la decisión no era fácil. ¿Podía confiar en alguien que había sido una parte tan oscura de mi pasado?
Al final, sabía que no podía evitar la realidad. Si había una posibilidad de ganar el caso y asegurarme de que mi padre y Tomura pagaran por lo que habían hecho, tenía que considerar todas las opciones, por difíciles que fueran. Así que tomé una decisión que nunca pensé que tomaría: confiar en lo que Endeavor me había dicho y aceptar la ayuda de Dabi.
Aquella noche, antes de reunirme con Dabi al día siguiente, me encontré sentada al lado de Bakugo en su apartamento. El lugar era simple, pero acogedor, y en ese momento, era el refugio que ambos necesitábamos. Bakugo estaba recostado en el sofá, descansando como se le había indicado, pero su mirada estaba fija en mí, llena de preocupación.
—¿Estás segura de esto? —preguntó, su tono serio pero con un toque de suavidad que solo él podía mostrarme—. Sé que no es fácil para ti, confiar en alguien como Dabi, después de todo lo que pasó.
Me quedé en silencio por un momento, mirando mis manos que descansaban en mi regazo. Era una decisión difícil, y el miedo todavía me atenazaba el corazón, pero sabía que tenía que hacer lo que fuera necesario.
—No estoy segura de nada —admití, mi voz apenas un susurro—. Pero... si hay una oportunidad, por pequeña que sea, de ganar este caso y asegurarnos de que no se salgan con la suya... tengo que intentarlo. No quiero que sigan haciendo daño, ni a mí ni a nadie más.
Bakugo asintió lentamente, su mirada intensa mientras procesaba mis palabras. Sabía que le costaba aceptar la idea, pero también sabía que entendía la gravedad de la situación.
—Lo entiendo —dijo finalmente, extendiendo su mano hacia mí—. Y aunque no me gusta, si esta es la forma de hacer que todo esto termine, te apoyaré. Pero escucha, si en algún momento sientes que algo no está bien, o que Dabi te está presionando, me lo dices de inmediato. No dejaré que pases por esto sola.
Sentí una ola de gratitud al escuchar sus palabras. Tomé su mano, aferrándome a él como si fuera mi ancla en medio de una tormenta.
—Gracias, Katsuki... No sé qué haría sin ti —murmuré, sintiendo cómo las emociones comenzaban a desbordarse.
—No vas a tener que descubrirlo —respondió con firmeza, su voz grave pero llena de calidez—. Porque no voy a ningún lado. Vamos a salir de esto, juntos.
Nos quedamos en silencio por un momento, nuestras manos entrelazadas mientras ambos procesábamos lo que estaba por venir. El apoyo de Bakugo me daba la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que fuera, y aunque el miedo seguía presente, sabía que con él a mi lado, podría superar cualquier obstáculo.
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Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)
FanfictionTener que pasar por discusiones y peleas familiares a diario, soportar las frecuentes humillaciones en la escuela y no tener en quién apoyarse la tenían cansada. Aun así, trataba de seguir adelante con la esperanza de que todo mejorara. ¿Será que el...