Cuando ya estaban a punto de retirarse, uno de los oficiales notó algo fuera de lugar en el piso. Un pequeño pedazo de papel, apenas visible bajo unos escombros. Lo levantó con cuidado y lo examinó. Era un recibo de un motel en las afueras de la ciudad, fechado apenas unas horas antes.
—¡Bakugo! —llamó el oficial—. Esto podría ser importante.
Bakugo se apresuró hacia él, arrancando el papel de su mano y mirándolo fijamente. El nombre del motel estaba claramente impreso en la parte superior, y su dirección indicaba que estaba a solo unos kilómetros de allí.
—¡Vamos! —gritó Bakugo, su determinación renovada—. ¡Ella podría estar allí!
Justo cuando estaban a punto de irse, otro oficial, que había continuado revisando las habitaciones, llamó la atención de todos. —¡Aquí! ¡He encontrado algo!
Todos se apresuraron hacia la habitación desde donde provenía la voz del oficial. La puerta se abrió de golpe, revelando una escena que les hizo detenerse en seco. La habitación era pequeña y mal iluminada, pero en el centro, atada a una silla, estaba la madre de TN. Su rostro estaba cubierto de moretones, y sus ojos, llenos de dolor y desesperación, se abrieron con un pánico palpable al ver a Bakugo y Eijiro entrar.
Un pedazo de tela sucia estaba amarrado alrededor de su boca, impidiéndole hablar. Sus ojos suplicaban con una intensidad que dejó a los chicos paralizados por un segundo. Eijiro se adelantó rápidamente, desatando el nudo con manos temblorosas. Tan pronto como la madre de TN pudo hablar, su voz, ronca y desesperada, llenó el aire:
—¡Por favor, encuéntrenla! —gimió, su voz quebrándose—. Su padre... la ha llevado para comprometerla con otro alfa... ¡No dejen que la marquen! ¡Arruinarán su vida para siempre!
Bakugo sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. La palabra "marcada" resonó en su mente como una sentencia de muerte. En el omegaverse, ser marcado por un alfa que no fuera su pareja era peor que cualquier otra cosa. Era una atadura permanente, una condena a vivir bajo el control de alguien más para siempre. Su sangre hervía, una furia ciega y desesperada inundando cada fibra de su ser.
—¿Dónde? —gruñó Bakugo, su voz baja y peligrosa, mientras se inclinaba hacia la madre de TN—. ¿Dónde los ha llevado?
La situación se volvió aún más desesperada cuando la madre de TN, exhausta y herida, dejó escapar un susurro apenas audible antes de desmayarse. Bakugo se inclinó, su corazón latiendo con fuerza mientras trataba de captar cada palabra:
—... Abandonado... en las afueras... cerca del viejo almacen... por favor... salva a mi TN
La pista fue escueta y vaga, pero al menos le dio una dirección general. Mientras los oficiales se llevaban a la madre de TN al hospital, Bakugo salió del lugar con la mente acelerada, sus pensamientos un torbellino de frustración y desesperación.
Al encontrar a los oficiales de nuevo, la tensión era palpable. Bakugo estaba al borde de perder el control, su rostro enrojecido por la ira y el miedo. Se acercó a ellos con determinación, pero su tono estaba cargado de desesperación.
—¡Ustedes no entienden! No tenemos tiempo para esperar a que hagan su trabajo. ¡TN está en peligro inminente! ¡Debemos ir ahora mismo!
Uno de los oficiales, visiblemente cansado y un poco irritado, intentó calmar la situación. —Lo siento, pero no podemos mover una unidad hasta que el caso sea formalmente registrado. No podemos hacer nada sin la autorización adecuada.
Bakugo sentía que la rabia lo consumía. —¡Esto no es un simple caso de desaparición! ¡Su vida está en riesgo! ¡Ella podría ser marcada por otro alfa, su vida arruinada para siempre! ¡¿Y ustedes se quedan aquí esperando?!
Los oficiales intercambiaron miradas incómodas, pero uno de ellos se permitió un comentario que encendió la furia de Bakugo aún más. —No es nuestro problema que la omega haya huido. Es un asunto familiar, y tenemos procedimientos.
Las palabras eran como un golpe en el estómago para Bakugo. El desprecio implícito en el comentario, el indiferente tratamiento de la situación, era inaceptable. La furia lo invadió, su cuerpo temblaba con la rabia contenida. Se adelantó amenazadoramente hacia el oficial, su mano estirada hacia el cuello de su camisa.
—¡No tienes ni idea de lo que está en juego aquí! —gruñó Bakugo, su voz cargada de una mezcla de desesperación y violencia contenida.
Eijiro se movió rápido, colocando una mano firme sobre el hombro de Bakugo, deteniéndolo justo a tiempo. Su rostro mostraba preocupación y urgencia. —¡Bakugo, cálmate! No ayuda hacer esto. Si atacas a los oficiales, solo empeorarás las cosas. Necesitamos actuar con rapidez pero sin ponernos en problemas.
Bakugo luchó por respirar, su ira y su frustración desbordándose mientras trataba de recuperar la compostura. Finalmente, asintió con la cabeza, el control regresando lentamente mientras el dolor en su pecho se hacía más intenso.
—Voy a buscar por mi cuenta si es necesario —dijo, su voz temblando de rabia—. Nadie me detendrá.
Eijiro lo miró con seriedad. —Vamos, tenemos que buscar ese viejo molino. Si la pista es correcta, ahí es donde encontraremos a TN. El tiempo se está acabando.
Los dos amigos se dirigieron rápidamente hacia el viejo almacen en las afueras de la ciudad, el lugar al que la madre de TN había mencionado. Mientras se alejaban, Bakugo no podía dejar de pensar en la desesperación en los ojos de TN y el miedo que ella había sentido. Su determinación estaba más fuerte que nunca; no permitiría que se convirtiera en una víctima de las circunstancias.
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Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)
FanfictionTener que pasar por discusiones y peleas familiares a diario, soportar las frecuentes humillaciones en la escuela y no tener en quién apoyarse la tenían cansada. Aun así, trataba de seguir adelante con la esperanza de que todo mejorara. ¿Será que el...