Cap 48

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Mi padre, al darse cuenta de que el tiempo se les acababa, gritó en frustración, pero antes de que pudiera apretar el gatillo, la puerta fue derribada por la policía. Los oficiales entraron en la habitación, apuntando sus armas hacia los dos alfas.

-¡Suelten sus armas y aléjense! -ordenaron con voces firmes.

En un último intento desesperado, el alfa mayor intentó alcanzar a Bakugo, pero fue derribado por uno de los oficiales antes de que pudiera hacer nada más. Mi padre, viendo que no tenía otra opción, agarró el arma que había soltado el alfa y, con ojos llenos de odio, la apuntó directamente hacia mí. Yo estaba siendo ayudada por Bakugo, que me sostenía en sus brazos, exhausto y herido, pero aún dispuesto a protegerme a toda costa.

Todo sucedió en un instante. Mi padre, con una frialdad escalofriante, apretó el gatillo con la clara intención de matarme. El disparo resonó en la habitación, y el tiempo pareció detenerse. Sentí el latido de mi corazón retumbar en mis oídos, mientras veía cómo Bakugo se percataba de lo que estaba a punto de suceder.

-¡No! -gritó Bakugo con una desesperación que nunca antes había escuchado en su voz.

Antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, Bakugo reaccionó instintivamente, lanzándose sobre mí y cubriéndome con su cuerpo. Todo sucedió en una fracción de segundo. Sentí el impacto de su cuerpo sobre el mío, y luego el sonido ensordecedor del disparo llenó la habitación, seguido de un silencio aterrador.

Bakugo se desplomó sobre mí, su peso aplastándome contra el suelo. Por un segundo, no entendí lo que había pasado. El mundo se volvió borroso, y mi respiración se aceleró mientras intentaba comprender lo que acababa de suceder.

-Katsuki... -murmuré, tratando de moverme bajo su cuerpo, pero él no respondió.

El horror comenzó a instalarse en mi mente cuando me di cuenta de que algo estaba terriblemente mal. Sus brazos aún me rodeaban protectores, pero su cuerpo estaba inmóvil. Con manos temblorosas, lo aparté un poco para mirarlo, y lo que vi me hizo soltar un grito ahogado.

Había sangre. Demasiada sangre. El disparo lo había alcanzado, y ahora su camisa se empapaba de un rojo oscuro y viscoso. Su rostro estaba pálido, y sus ojos entreabiertos me miraban con una mezcla de dolor y determinación.

-No... no... por favor... -las palabras salían de mi boca sin control, una súplica desesperada-. ¡No te vayas, Katsuki!

Los oficiales reaccionaron rápidamente, inmovilizando a mi padre antes de que pudiera hacer algo más. Pero yo solo podía centrarme en Bakugo, que respiraba con dificultad, cada inhalación acompañada de un doloroso gemido. Lo abracé con fuerza, sintiendo su sangre empapar mi ropa, mientras las lágrimas caían incontrolablemente por mis mejillas.

-Aguanta, por favor... ¡Ayuda! -grité hacia los paramédicos que ya estaban en la habitación, mi voz quebrándose por la desesperación.

Los paramédicos se apresuraron a atender a Bakugo, trabajando con rapidez para estabilizarlo. Intentaron separarme de él para poder hacer su trabajo, pero me aferré a su mano como si mi vida dependiera de ello. No podía perderlo, no después de todo lo que habíamos pasado.

-Te vas a poner bien... -susurré, acercando mi rostro al suyo-. Por favor, aguanta.

Bakugo intentó sonreír, pero su expresión se torció de dolor. Su mano, fría y débil, apretó la mía con la poca fuerza que le quedaba.

-Lo siento... -murmuró con un hilo de voz, sus ojos llenándose de lágrimas-. No quería que esto... te pasara...

Mis manos temblaban mientras sostenía el rostro de Bakugo, intentando contener el torrente de lágrimas que brotaban sin control. La desesperación me ahogaba, y las palabras salían a duras penas de mis labios.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora