cap 30

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Bakugo y yo estábamos en su habitación, ambos riendo y compartiendo historias de la semana. El calor del alcohol en nuestras venas nos había relajado, y la conversación fluyó más libremente de lo usual. Él me miró con esa intensidad característica, sus ojos dorados brillando con una mezcla de deseo y cariño.

—TN, eres tan... —Bakugo se detuvo, buscando la palabra adecuada—. Eres increíble, ¿sabes? No sé qué haría sin ti.

Me sonrojé, sintiendo una oleada de calor que no tenía nada que ver con el alcohol. Su mirada era tan intensa que casi me quitaba el aliento. Me acerqué un poco más, mis dedos jugando nerviosamente con el borde de mi camiseta.

—Bakugo, tú también eres importante para mí. Me haces sentir... completa —dije, mi voz temblando ligeramente por la mezcla de nervios y el efecto del alcohol.

Él se inclinó hacia mí, sus ojos fijos en los míos. Podía sentir el calor de su cuerpo, su cercanía intensificando el deseo que ya comenzaba a arder en mí. Sin decir una palabra, Bakugo me tomó de la mano y me atrajo hacia él, sus labios encontrando los míos en un beso suave pero cargado de intención.

—TN, no puedo dejar de pensar en ti. Eres mi omega, y quiero cuidarte, protegerte —murmuró contra mis labios, su voz baja y ronca.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, cada palabra suya enviando una descarga de emoción por mi cuerpo. La intoxicación del alcohol mezclada con sus feromonas me envolvió, haciendo que mi mente se sintiera ligera y mis sentidos se agudizaran. Me sentí atraída hacia él, como si una fuerza invisible me empujara a responder a sus caricias y besos.

—Bakugo... —susurré, mis manos aferrándose a su camisa, insegura pero necesitada.

Bakugo sonrió de lado, un gesto cargado de confianza y deseo. Sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo con más insistencia, deslizándose bajo mi camiseta para acariciar mi piel. Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral mientras sus dedos seguían su camino, dejando un rastro de calor a su paso.

—¿Estás segura? —preguntó, su voz grave y cargada de necesidad. Sus ojos se suavizaron por un momento, una chispa de preocupación brillando en ellos—. Quiero hacerlo bien, no quiero que te arrepientas.

Tragué saliva, sintiendo la presión de su mirada y el peso de sus palabras. A pesar del nerviosismo, una parte de mí sabía que quería esto, quería a Bakugo. Asentí lentamente, mis dedos temblorosos aflojando su camisa mientras sentía su cuerpo tenso bajo mi toque.

—Estoy segura, Bakugo. Confío en ti —dije, mi voz apenas un susurro.

Él me sonrió, esa sonrisa arrogante pero cálida que siempre lograba derretirme. Me besó nuevamente, esta vez con más pasión, sus labios moviéndose contra los míos con una urgencia que me hizo temblar. El sabor del alcohol en su boca se mezclaba con el mío, creando una mezcla intoxicante que nos embriagó aún más.

Bakugo comenzó a desvestirme lentamente, sus manos moviéndose con una mezcla de delicadeza y firmeza. Cada prenda que caía al suelo hacía que mi corazón latiera más rápido, el aire alrededor nuestro cargado de anticipación. Sus ojos recorrieron mi cuerpo desnudo, su mirada llena de adoración y deseo.

—Eres hermosa —susurró, su voz ronca por la emoción.

Sentí un rubor en mis mejillas mientras él se desvestía rápidamente, sus movimientos torpes pero decididos debido al alcohol. Cuando estuvo completamente desnudo, se inclinó sobre mí, su cuerpo cálido presionando contra el mío. Pude sentir su erección contra mi muslo, y mi respiración se aceleró, una mezcla de nerviosismo y excitación recorriéndome.

—Bakugo, yo... —comencé, mi voz temblando ligeramente.

Él me miró, su expresión suave y paciente, pero con un brillo feroz de deseo en sus ojos.

—No tienes que preocuparte, TN. Vamos a ir despacio, te lo prometo —dijo, su voz baja y tranquilizadora.

Bakugo empezó a besarme el cuello, sus labios suaves y cálidos contra mi piel. Cada beso enviaba una ola de calor por mi cuerpo, haciendo que mis nervios se disiparan lentamente. Sus manos exploraron mi cuerpo, tocando y acariciando cada parte de mí con una reverencia que me hizo sentir especial y amada.

Finalmente, Bakugo se alineó conmigo, su mirada buscando la mía. Mi corazón latía con fuerza mientras lo miraba, sintiendo una mezcla de anticipación y nerviosismo. Él se inclinó y me besó suavemente, sus labios moviéndose con ternura sobre los míos.

—¿Estás lista? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Asentí, mi respiración entrecortada mientras esperaba el momento. Sentí cómo Bakugo entraba en mí, lentamente, dándome tiempo para ajustarme. Hubo un breve momento de incomodidad, pero pronto fue reemplazado por una sensación de plenitud y conexión.

Bakugo comenzó a moverse con cuidado, sus manos sosteniéndome con firmeza pero suavidad. Mi cuerpo reaccionó al suyo, moviéndose al unísono con él mientras el placer comenzaba a crecer. Cada empuje era más profundo y fuerte, y pude sentir cómo su control se deslizaba, el deseo y la necesidad tomando el control.

—TN, eres tan... perfecta —murmuró Bakugo, su voz entrecortada por la emoción.

Sentí una oleada de emociones en sus palabras, y supe que para él, esto era más que un simple acto físico. Era una promesa, un compromiso de estar juntos, de ser uno solo. Mis manos se aferraron a sus hombros, mis uñas clavándose ligeramente en su piel mientras me aferraba a él.

El placer se intensificó, cada movimiento de Bakugo enviando olas de éxtasis a través de mi cuerpo. Podía sentir la conexión entre nosotros, una unión profunda que iba más allá de lo físico. El calor y la intensidad del momento se mezclaron con nuestras feromonas, creando un ambiente cargado de deseo y amor.

Finalmente, el clímax nos alcanzó a ambos, una explosión de sensaciones que nos dejó jadeando y temblando. Bakugo gruñó mi nombre, su voz ronca y llena de emoción, mientras su cuerpo se estremecía junto al mío. Me aferré a él, mi cuerpo sacudido por el éxtasis mientras alcanzaba el clímax, sintiendo que todo mi ser se unía al suyo en ese momento.

Nos quedamos así, enredados y exhaustos, nuestras respiraciones entrecortadas llenando el aire. Bakugo me abrazó con fuerza, su rostro enterrado en mi cuello mientras murmuraba palabras de amor y promesas de estar siempre a mi lado. Sentí una profunda paz y felicidad, sabiendo que había encontrado a mi alfa, mi protector, mi todo.

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Queridos lectores, Esta es mi primera vez escribiendo escenas más íntimas y maduras. Espero que disfruten de esta historia tanto como yo he disfrutado creándola ¡No olviden votar!.

Gracias por leer.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora