cap 11

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Antes de que pudiera protestar, ambos chicos me tomaron del brazo y me guiaron hacia la enfermería. El camino fue incómodo, tratando de mantener el dolor bajo control mientras trataba de no preocupar más a mis amigos. Al llegar a la enfermería, la enfermera nos recibió con una mirada de sorpresa y preocupación al ver mi estado.

—¿Qué ha sucedido aquí? —preguntó la enfermera mientras nos acercábamos a una de las camillas.

—Tuvo un pequeño incidente en clase. Le duele la espalda —explicó Eijiro rápidamente.

La enfermera asintió y me indicó que me sentara en la camilla. Comenzó a revisar la zona afectada, mientras yo intentaba mantener la compostura. En ese momento, mi teléfono sonó en mi bolso. 

Dudé un momento, pero Bakugo gentilmente se ofreció a pasármelo. En el proceso, sin embargo, mis supresores cayeron al suelo. Maldije mentalmente por olvidar que los llevaba conmigo.

La enfermera los recogió del suelo y los examinó brevemente antes de mirarme con curiosidad.

—¿Supresores?... ¿qué haces con esto? —preguntó la enfermera, su tono lleno de sospecha.

Mis manos temblaban mientras intentaba encontrar una respuesta que no me comprometiera. Pero la enfermera esperaba una respuesta, y Eijiro y Bakugo me miraban con preocupación creciente. Finalmente, respiré hondo y respondí con voz apenas audible.

—No lo sé... nunca he visto esas cosas.

La enfermera me miró fijamente por un momento antes de hacer otra pregunta que me heló el corazón.

—¿Cuál es tu casta?

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras luchaba por encontrar una respuesta adecuada. Los chicos intercambiaron miradas, desconcertados y preocupados por mi reacción. Bakugo fue el primero en romper el silencio.

—Oye, ¿qué está pasando aquí? —preguntó Bakugo, su voz más suave de lo habitual, casi como si intentara no asustarme más.

Eijiro se acercó un poco más, intentando ofrecerme apoyo.

—Puedes decirnos, no tienes que enfrentar esto sola —dijo Eijiro con una voz calmada y reconfortante.

El nudo en mi garganta se hizo más apretado. No quería que descubrieran mi secreto, no quería que pensaran menos de mí. Pero no podía mentir más. Las lágrimas comenzaron a caer libremente por mis mejillas.

—Es.. es omega —confesé finalmente, mi voz quebrándose.

La sala quedó en silencio absoluto. La enfermera asimiló mis palabras con una mezcla de comprensión y preocupación, mientras que Bakugo y Eijiro parecían sorprendidos y sin palabras.

—¿Por eso usas supresores? —preguntó Bakugo, su tono más suave y comprensivo de lo que jamás había oído.

Asentí, sin poder hablar. Eijiro me miró con una mezcla de tristeza y apoyo incondicional.

—No tienes que esconderte, ¿sabes? —dijo Eijiro—. Somos tus amigos, y nada de esto cambia eso.

Bakugo dio un paso adelante, sus ojos fijos en los míos. Había una intensidad en su mirada, pero también una calidez que nunca antes había visto.

—Prometemos no decir nada —dijo Bakugo con firmeza—. Nadie tiene por qué saberlo si no quieres que lo sepan. Estamos aquí para ti.

Las palabras de Bakugo me tocaron profundamente. Nunca hubiera esperado tanto apoyo de él, y su sinceridad me conmovió hasta las lágrimas.

—Gracias —susurré, mi voz llena de gratitud—. Gracias por entender.

La enfermera, después de asegurarse de que entendíamos la situación, continuó tratándome con cuidado. Mientras aplicaba ungüento en la herida de mi espalda, mi teléfono volvió a sonar. Bakugo lo tomó del suelo y me lo pasó, su mano rozando la mía con suavidad.

—Toma, no te preocupes por nada —dijo Bakugo, su voz baja y tranquilizadora

Cuando todo terminó, nos dirigimos juntos hacia nuestra última clase. Eijiro caminaba junto a nosotros, pero pronto se despidió porque le tocaba clases en un salón diferente, dejándome sola con Bakugo. Caminamos en silencio por unos momentos antes de que Bakugo finalmente rompiera el silencio.

—Oye —dijo Bakugo, su voz más seria—, ¿por qué me mentiste cuando te pregunté si eras omega?

Sentí un nudo en el estómago al escuchar su pregunta. Miré hacia abajo, evitando su mirada, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.

—No quería que nadie lo supiera —dije finalmente, mi voz temblando—. Los omegas no son muy bien vistos en la sociedad. Nos juzgan y culpan por todo lo que nos pasa. Tenía miedo de lo que pensarían de mí. —Hice una pausa y, sintiendo la necesidad de ser honesta, añadí—: Temía que si lo supieran, se alejarían de mí, como han hecho otros antes.

Bakugo suspiró, su expresión suavizándose un poco.

—Entiendo que tengas miedo, pero no tienes que esconderlo de nosotros. No somos como los demás. Te prometimos que no diríamos nada y lo mantendremos —dijo con firmeza—. No quiero verte sufrir sola.

Levanté la mirada y vi la sinceridad en sus ojos. Me conmovió profundamente y no pude evitar sentir un calor reconfortante en mi pecho.

—Gracias, Bakugo —susurré, una sonrisa tímida asomando en mis labios.

Bakugo se sonrojó ligeramente, apartando la mirada por un momento antes de volver a mirarme.

—Eres más fuerte de lo que crees. No dejes que nadie te haga sentir menos —dijo Bakugo con una voz suave pero firme.

Sus palabras me tocaron profundamente, y no pude evitar sonrojarme también. Asentí, sintiendo una nueva determinación crecer dentro de mí.

—No olvides que tenemos que ir a la biblioteca después de terminar clases para empezar a hacer el proyecto —me recordó Bakugo, su tono más ligero, como si quisiera aliviar la tensión del momento.

—Lo sé, no lo olvidaré —respondí, agradecida por su intento de normalizar la situación.

Ambos llegamos al aula y nos sentamos juntos. Las clases comenzaron con normalidad, y el ambiente entre nosotros era ahora más cómodo y cálido. Tal vez el hecho de que ahora Bakugo supiera mi secreto profundizó nuestra relación.

Mientras el profesor comenzaba la lección, me sentía extrañamente más tranquila. Aunque aún estaba nerviosa por lo que podría pasar, saber que Bakugo y Eijiro conocían mi verdad y no me juzgaban me daba una nueva sensación de seguridad. Bakugo, sentado a mi lado, mantenía una actitud protectora, asegurándose de que estuviera bien sin ser demasiado evidente.


Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora