cap 4

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Caminé hasta llegar a un parque que no estaba muy lejos de casa, me senté en una banca y dejé que mis pensamientos dieran vueltas en mi cabeza. Finalmente, saqué mi teléfono y envié un mensaje a mi madre. Ella era la única que a veces podía mediar entre mi padre y yo, aunque nuestra relación había estado muy caótica últimamente.

"Mamá, necesito hablar contigo. Es importante."

Esperé, con el corazón latiendo con fuerza mientras esperaba su respuesta. Mi relación con mamá no era tan buena, pero siempre había intentado ayudarme a su manera.

Pasó mucho tiempo antes de que mi teléfono vibrara con una notificación. "Claro, hija. ¿Estás bien?" Era típico de mamá tratar de asegurarse de que todo estaba bien antes de profundizar en cualquier conversación seria. Respiré hondo y respondí.

"No estoy bien, mamá. Necesito verte."

Ella respondió rápidamente. "¿Pasó algo en el examen?" Sabía que me preguntaría eso. Estuve a punto de contarle todo, pero recordé que ella estaba con papá, así que mentí.

"No, no es nada del examen, es solo que quiero verte."

"Estamos en una reunión importante ñara tu padre ahora mismo. Llegaremos a casa tarde, probablemente mañana. ¿Está bien?"

Respondí con un simple "ok" y guardé mi teléfono, suspirando profundamente. Me levanté de la banca y caminé hacia casa.

El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. El aire estaba lleno de los sonidos suaves de los pájaros y el murmullo lejano del tráfico. Intenté enfocarme en esos detalles para distraerme de mis pensamientos turbulentos.

Al llegar a casa, no tenía ánimos de nada, así que subí directo a mi habitación. Cerré la puerta con llave y me organicé rápidamente para irme a dormir; no quería pensar más en lo sucedido hoy.

Al día siguiente, desperté con el sonido de mi alarma resonando en la habitación. Abrí los ojos lentamente, aún sintiéndome agotada por la falta de sueño y el torbellino de emociones del día anterior. Me senté en la cama y froté mis ojos, tratando de despertar completamente.

El sol entraba por la ventana, iluminando suavemente la habitación. Tomé mi teléfono y revisé los mensajes. No había nada nuevo de mamá. Eso significaba que probablemente todavía no habían vuelto a casa.

Me levanté de la cama con un suspiro y me dirigí al baño. Me lavé la cara con agua fría, sintiendo cómo el frescor me ayudaba a despertar un poco más. Luego, me cepillé los dientes con cuidado, tratando de no pensar demasiado en lo que me esperaba ese día en la escuela.

Después de terminar en el baño, volví a mi habitación y empecé a organizar mis cosas para la escuela. Saqué mis libros y cuadernos, asegurándome de tener todo lo necesario para las clases del día. Mi mente seguía ocupada con los eventos recientes, pero traté de mantenerme enfocada en las tareas prácticas del momento.

Vestí mi uniforme escolar rápidamente y revisé mi mochila una vez más para asegurarme de que no me faltara nada importante. Bajé las escaleras y preparé mi desayuno. Comí en silencio, tratando de calmar la ansiedad que sentía. Una vez terminé, salí de casa y me dirigí hacia la escuela.

Cuando llegué a mi salón, noté que había llegado bastante temprano. Solo había unas cuantas personas, algunas charlando entre ellas y otras descansando antes de que empezaran las clases. Me dirigí al fondo del aula, donde tenía la costumbre de sentarme. El lugar me ofrecía una vista clara de la ventana, y me gustaba la sensación de estar un poco alejada del bullicio. Me senté y comencé a mirar por la ventana, perdiéndome en mis pensamientos mientras observaba a los estudiantes que llegaban poco a poco.

El cielo estaba despejado y el sol brillaba, pero mi ánimo no correspondía a la belleza del día. Mis pensamientos seguían regresando a la cita con la doctora, las instrucciones que debía seguir y el miedo constante a la reacción de mi padre. Intenté concentrarme en el paisaje exterior, viendo cómo los árboles se mecían suavemente con la brisa y los pájaros volaban de rama en rama. A pesar de todo, encontrar un momento de tranquilidad en medio del caos interno me brindaba un pequeño consuelo.

De repente, alguien golpeó mi pupitre. Giré la cabeza y me encontré con toga, una beta que hacía mi vida miserable. Era la persona que más me molestaba en clase y que nunca me dejaba en paz. Su odio hacia mí era palpable, y ella era una de las razones por las que mi vida en la escuela era tan horrible.

-Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? -dijo Mina con una sonrisa burlona, cruzando los brazos sobre el pecho mientras me miraba con desdén.

Tragué saliva, tratando de mantener la calma. No quería darle el gusto de verme afectada por su presencia.

-¿Qué quieres, toga? -pregunté, manteniendo mi voz lo más neutral posible.

-Nada, solo quería ver si nuestra pequeña ratoncita estaba escondida en su agujero como siempre -respondió, su tono lleno de sarcasmo.

Intenté ignorarla y volví a mirar por la ventana, esperando que perdiera el interés y se fuera. Pero Mina no se movió.

-¡Oye! -agarró mi rostro bruscamente, llamando la atención de todos-. No me ignores cuando te hablo, asquerosa perra.

Sentí el dolor punzante en mi mejilla y el calor de su mano contra mi piel. La clase se quedó en silencio, y podía sentir las miradas de todos clavadas en nosotros. La vergüenza y la rabia se mezclaron en mi interior, pero intenté mantener la compostura.

-Suéltame, toga -dije con firmeza, intentando zafarme de su agarré.

Toga me miró con furia en sus ojos, pero después de un momento, me soltó con un empujón. Caí hacia atrás, chocando contra el pupitre. Ella se rió y volvió a su asiento, satisfecha con haberme humillado una vez.

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¡Hola a todos mis queridos lectores! Les doy mis más sinceros saludos y vengo a informarles que el momento que tal vez muchos han esperado se acerca.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora