cap 7

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Parpadeé, sorprendida por la pregunta. —¿Qué? —Lo primero que se me vino a la mente fue cómo sabía eso. Sentí el pánico correr por mi cuerpo. Se suponía que nadie lo sabía, ni siquiera mi familia lo sabía aún. Intenté mantener la calma mientras mi mente se aceleraba.

—¿Por qué lo preguntas? —dije finalmente, buscando tiempo para pensar en cómo responder.

Bakugo se encogió de hombros, pero sus ojos no dejaron de examinarme. —Es solo una suposición. Tu aroma es diferente, y he estado cerca de omegas antes. No es algo malo, solo... me llamó la atención.

—¿Mi aroma? —repetí, tratando de procesar lo que acababa de decir. La sorpresa en mi voz era evidente.

Bakugo asintió lentamente. —Sí, es distinto. No es algo que se note mucho, pero cuando estás cerca, se siente. Huele bastante agradable, como las rosas...

Intenté mantener una expresión neutral, aunque mi mente seguía corriendo. No podía permitir que Bakugo sospechara más. —No sé de qué estás hablando —dije finalmente, mirando hacia otro lado para evitar su mirada penetrante—. No soy omega.

Bakugo frunció el ceño, su expresión volviéndose más agresiva. —Ajá, claro. Pero bueno, da igual. —A pesar de sus palabras, pude notar que la sospecha seguía en sus ojos. Su voz era ahora casi un gruñido, y el ambiente a su alrededor parecía cargado de electricidad.

Eijiro, que había estado observando la interacción en silencio, finalmente intervino. —Oye, ¿todo bien por aquí? —preguntó con una sonrisa, aunque sus ojos mostraban preocupación.

Asentí lentamente —Sí, todo bien. Solo...

En ese momento sonó la campana y Aizawa entró al aula, lo que hizo que todos se fueran a sus puestos mientras él daba inicio a la clase. Bakugo me lanzó una última mirada antes de centrarse en su cuaderno, su ceño aún fruncido y su aura explosiva.

Respiré hondo, intentando calmarme. Sabía que tendría que ser más cuidadosa a partir de ahora. Bakugo era perspicaz y no dejaría pasar algo así tan fácilmente. El miedo y la incertidumbre se mezclaban en mi mente, pero tenía que mantener la fachada. Nadie podía saberlo. Al menos, no todavía.

La clase transcurrió sin incidentes, aunque apenas podía concentrarme en las lecciones de Aizawa. Mi mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos, y sentía la mirada de Bakugo ocasionalmente posarse en mí. Mantenía mi cabeza baja, tomando notas mecánicamente, tratando de parecer absorta en el material.

Finalmente, la última campana del día sonó. Comencé a recoger mis cosas rápidamente, ansiosa por salir del aula. Eijiro me lanzó una mirada preocupada, pero yo le sonreí débilmente, asegurándole que todo estaba bien. Bakugo, en cambio, seguía observándome con su expresión pensativa y ceñuda.

—Nos vemos mañana —dije a Eijiro, evitando a propósito la mirada de Bakugo mientras me dirigía a la puerta.

—Nos vemos —respondió Eijiro, su tono amable pero con un matiz de duda.

Salí del aula y me dirigí al vestíbulo, mis pasos rápidos y decididos. Sentía el corazón acelerado, y cada vez que alguien se me acercaba, un latido de pánico recorría mi cuerpo. Cuando finalmente salí del edificio y me dirigí hacia la salida de la escuela, respiré un poco más tranquila. La brisa fresca me ayudaba a calmarme un poco.

Al llegar a casa, saludé a mi madre con una sonrisa forzada. Ella estaba en la cocina, preparando la cena. Su rostro se iluminó al verme, pero yo sentía un peso en el corazón, sabiendo lo que estaba a punto de hacer.

—Hola, cariño —dijo, sonriendo mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla.

—Hola, mamá —respondí, mi voz un poco temblorosa. Sentí un nudo en el estómago al pensar en lo que tenía que decirle. Sabía que no era el mejor momento, pero también sabía que ya no podía seguir guardando este secreto solo para mí.

—¿Todo bien? —preguntó, notando la tensión en mi voz y en mi cuerpo. Su mirada se volvió preocupada, y su instinto maternal se activó de inmediato.

—Sí, solo que... hay algo de lo que necesito hablar contigo —dije, intentando mantener la calma. Me dirigí a la sala y me senté en el sofá, invitándola a unirse a mí.

Ella se secó las manos en el delantal y se sentó a mi lado, mirándome con expectación y preocupación.

—¿Qué pasa? —preguntó suavemente, tomando mis manos en las suyas.

Tomé aire, sintiendo el peso de las palabras que estaba a punto de pronunciar.

—Mamá, hay algo que he estado ocultando —comencé, sintiendo que mi voz temblaba—. Hace unos dias, cuando me hice aquel examen en el hospital... recibí los resultados y... soy omega.

La reacción de mi madre fue inmediata. Sus ojos se abrieron de par en par y su rostro palideció. Soltó mis manos y llevó las suyas a su boca, sorprendida y asustada.

—¿Cómo... cómo es posible? —preguntó en un susurro, su voz temblando tanto como la mía.

—No lo sé —respondí, sintiendo las lágrimas arder en mis ojos—. Pero es la verdad, mamá. Y hoy en la escuela, alguien sospechó. No sé cómo, pero lo intuye. Necesitaba decírtelo antes de que alguien más lo descubriera.

Ella me abrazó, y por un momento, sentí el consuelo de su calor y su amor. Pero sabía que esto era solo el comienzo de un nuevo conjunto de problemas.

—Cariño, esto es muy serio —dijo finalmente, soltándome y mirándome a los ojos—. No podemos dejar que nadie más lo sepa. Tu padre...

—Papá está de viaje, lo sé —dije rápidamente, sintiendo el miedo aumentar—. Y sé que no podemos decirle nada. Podría venderme o hacer nuestras vidas aún peores. No confío en él, mamá. No podemos dejar que esto llegue a sus oídos.

Mi madre asintió lentamente, el terror en sus ojos reflejando el mío —Tienes razón —dijo en voz baja—. No podemos dejar que tu padre se entere. Necesitaremos ser muy cuidadosas a partir de ahora.

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Hola chicos, espero que les haya gustado este capítulo. Les mando mis saludos a todos y todas. ¡Por favor, voten y comenten!

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora