cap 31

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Al día siguiente, desperté con una sensación de calidez y seguridad. Los brazos de Bakugo me rodeaban, su cuerpo fuerte y cálido a mi lado. Sentí una punzada de dolor en las caderas, recordatorio de lo que habíamos compartido la noche anterior. Mientras intentaba moverme, una oleada de dolor me hizo jadear suavemente, recordándome la intensidad de nuestros momentos juntos.

Con cuidado, intenté deslizarme fuera de la cama para no despertarlo. Sin embargo, al poner los pies en el suelo, mis piernas temblaron y, antes de darme cuenta, caí al suelo con un golpe sordo. Solté un pequeño grito de sorpresa y dolor, el sonido resonando en la habitación.

—TN, ¿estás bien? —la voz de Bakugo, profunda y cargada de preocupación, llegó a mis oídos mientras se levantaba rápidamente de la cama.

Giré la cabeza para mirarlo, su expresión de alarma era evidente mientras se acercaba a mí. Me extendió la mano para ayudarme a levantarme, sus ojos escaneando mi rostro en busca de señales de dolor o malestar. Al tocar su mano, sentí una mezcla de alivio y vergüenza por mi caída torpe.

—Estoy bien, solo un poco adolorida —dije, tratando de sonreír para aliviar la tensión en su rostro.

Bakugo me ayudó a ponerme de pie, sus manos fuertes y firmes sujetándome con cuidado. Mientras me levantaba, noté que él también parecía algo incómodo, moviéndose un poco más lento de lo normal. Me di cuenta de que, a pesar de su físico imponente y su actitud confiada, él también estaba lidiando con las secuelas de nuestra noche.

—Lo siento, no debí... no quería que te doliera —dijo Bakugo, su voz suave pero cargada de culpa.

Levanté la vista para encontrarme con sus ojos, una mezcla de emociones brillando en ellos. Parecía preocupado y arrepentido, como si temiera haber cruzado una línea o haberme lastimado de alguna manera. Tomé su rostro entre mis manos, obligándolo a mirarme.

—Bakugo, no fue tu culpa. Quería esto tanto como tú —le aseguré, mi voz firme pero amable.

Él cerró los ojos por un momento, dejando escapar un suspiro de alivio antes de mirarme nuevamente. Pude ver cómo sus recuerdos de la noche anterior volvían a él, la intensidad y la pasión que habíamos compartido reflejándose en su mirada.

—Recuerdo todo, TN —murmuró, sus dedos acariciando suavemente mi mejilla—. No estaba tan ebrio como para olvidar lo que hicimos, y no me arrepiento de nada. Pero quiero asegurarme de que estés bien, que estés feliz.

Asentí, sintiendo una oleada de ternura hacia él. Bakugo, con toda su dureza y orgullo, estaba mostrando una vulnerabilidad que rara vez permitía ver. Me abrazó con fuerza, su cuerpo firme y protector a mi alrededor, y en ese momento supe que estábamos más unidos que nunca.

—Estoy bien, Bakugo. Más que bien, de hecho. Anoche fue... fue especial —dije, mi voz suave pero sincera.

Él me besó en la frente, un gesto cariñoso que me hizo sonreír. Nos quedamos así por un momento, simplemente disfrutando de la cercanía y el consuelo de estar juntos. Finalmente, Bakugo se apartó un poco, su mirada seria pero cálida.

Pero el momento de paz y cercanía se vio interrumpido por el repentino sonido de mi teléfono vibrando en la mesa de noche. Bakugo y yo nos miramos, y mi corazón dio un vuelco al ver el nombre de mi madre en la pantalla. Sabía que debía haber estado preocupada por mí, especialmente porque no había regresado a casa la noche anterior y no había contactado con ella.

—Es mi madre —murmuré, sintiendo una mezcla de culpa y nerviosismo.

Bakugo asintió, dándome espacio para responder la llamada. Me alejé un poco, llevando el teléfono al oído.

—Hola, mamá —dije, tratando de sonar lo más tranquila posible.

—¡TN! —exclamó mi madre, su voz llena de alivio pero también de preocupación—. ¿Dónde estás? ¿Estás bien? No llegaste a casa anoche y no supe nada de ti. Estaba tan preocupada...

La voz de mi madre temblaba ligeramente, y pude imaginar su rostro tenso del otro lado de la línea. Sentí una punzada de culpa por no haberla avisado, sabiendo que le había causado un gran susto.

—Lo siento, mamá. La verdad es que anoche mes quede en casa de Bakugo. Nos quedamos dormidos y... no me di cuenta de la hora.

Hubo un silencio en la línea, y luego la voz de mi madre se volvió más suave, aunque todavía cargada de preocupación.

—Está bien, entiendo. Solo me asusté porque no supe de ti. Sabes que me preocupo mucho por ti. —Hubo una pausa y la voz de mi madre, aún un poco curiosa, se volvió juguetona.

—Entonces, ¿hicieron algo anoche? —preguntó con un tono que intentaba ser despreocupado, pero que claramente buscaba una respuesta.

Mi corazón dio un vuelco y sentí que mis mejillas se sonrojaban intensamente. Me quedé en silencio por un momento, buscando las palabras adecuadas, pero mi reacción fue más rápida que mi pensamiento.

—¡No, no hicimos nada! —dije rápidamente, mi voz un poco más alta de lo que había planeado—. Solo... solo hablamos y luego nos quedamos dormidos. Nada más, te lo prometo.

Pude escuchar la risa suave de mi madre al otro lado de la línea, y me di cuenta de que había estado bromeando. Su tono se suavizó, lleno de calidez y cariño.

—Oh, cariño, estaba solo bromeando. No necesitas explicarte tanto. Solo quiero que estés segura y feliz.

Suspiré, sintiendo una mezcla de alivio y vergüenza por haber reaccionado tan exageradamente. Miré a Bakugo, quien observaba la conversación con una sonrisa comprensiva.

—Mamá, de verdad, no pasó nada de eso —insistí, tratando de calmar mi propia ansiedad.

—Está bien, cariño, no te preocupes —respondió mi madre, aún riendo un poco—. Solo me alegra que estés bien y que te sientas feliz. Nos vemos en casa, ¿sí?

—Sí, claro. Nos vemos pronto —dije, colgando el teléfono con un suspiro.

Me volví hacia Bakugo, quien me abrazó con suavidad, su expresión divertida pero cariñosa.

—Te preocupas demasiado, TN —dijo, acariciando mi cabello.

—No quería que pensara mal de nosotros... —murmuré, sintiéndome un poco tonta por haberme alterado tanto.

Bakugo rió suavemente y me besó en la frente.

—Todo está bien. Tu madre solo quería asegurarse de que estás bien. Y lo estamos, ¿verdad? —dijo, mirándome a los ojos con una sonrisa tranquilizadora.

Asentí, sintiendo cómo la tensión se desvanecía. 

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora