Al día siguiente, desperté al escuchar un ligero toque en la puerta de mi habitación. Me incorporé de mi cama y caminé hacia la puerta, sintiendo una mezcla de curiosidad y precaución. Dudé un momento antes de abrir, preguntándome quién podría ser. Sin embargo, antes de que pudiera girar el picaporte, escuché la voz de mi madre al otro lado.
—Tn, cariño —su tono sonaba tenso y cargado de resignación-, no podré acompañarte a tu cita en el hospital. Tengo que ir a una reunión con tu padre -la última palabra resonó con un desprecio evidente, y comprendí al instante por qué lo había dicho de esa manera.
—Está bien, mamá—respondí, manteniendo la mano sobre el picaporte de la puerta, sin abrir. Escuché su respuesta, un simple "ok", antes de que se diera la vuelta para alejarse. Sin embargo, algo en mí me impulsó a preguntar— Mamá, ¿estás bien?
La pregunta brotó casi sin pensar, alimentada por la preocupación persistente tras la discusión que mi madre había tenido con mi padre el día anterior. Me encontraba frente a la puerta, esperando en silencio, anhelando que ella respondiera y me diera alguna señal sobre cómo se sentía realmente.
—Estoy bien... sí, estoy bien—dijo, con una pausa incierta, como si estuviera tratando de convencerse a sí misma tanto como a mí.
El tono de su voz, aunque intentaba sonar tranquilizador, no lograba disipar del todo mi preocupación. Sabía perfectamente que no estaba bien ni ella ni yo después de todo; las discusiones entre ella y papá eran cada vez más frecuentes, y el peso de esa tensión flotaba en el aire.
—Tu padre y yo no estaremos todo el día... así que disfrútalo— respondió mi madre, y aunque asentí con un "sí, lo prometo", oía cómo se alejaba de mi habitación, llamada por mi padre desde el piso de abajo.
Desde la ventana de mi habitación, observé cómo mi madre se despedía y cerraba la puerta tras de sí. Los vi subir juntos a un auto y alejarse.
Cuando ya no lograba verlos, me alejé de la ventana y procedí a organizar mis cosas para la cita. La luz del sol se filtraba suavemente por la habitación, creando un ambiente tranquilo y sereno. Decidí tomarme el resto del tiempo con calma, ya que la cita era por la tarde y aún tenía tiempo de sobra.
Me acerqué a mi escritorio y revisé mi mochila, asegurándome de tener todos los documentos necesarios y cualquier cosa que pudiera necesitar durante la visita al hospital. Tomé mi agenda y revisé los detalles de la cita, asegurándome de no olvidar ningún detalle importante.
Después de unos minutos, con todo listo y organizado, decidí entrar al baño para refrescarme un poco y arreglarme antes de salir. El agua tibia de la ducha caía suavemente sobre mí, proporcionándome un alivio bienvenido después de la tensión de la mañana. Me permití disfrutar del momento, dejando que el agua calmara mis pensamientos y me llenara de energía para el resto del día.
Después de unos minutos bajo el agua, salí de la ducha sintiéndome renovada y lista para enfrentar la cita en el hospital. Me envolví en una toalla suave y me miré en el espejo del baño. No era algo que hiciera con frecuencia, ya que la mayoría de las veces no tenía tiempo para fijarme en mi reflejo, o simplemente no me interesaba. Sin embargo, esta vez decidí detenerme por un momento y observar mi reflejo con atención.
Mis ojos de color _____, reflejaban claramente el agotamiento por las pequeñas ojeras que los rodeaban. Mi cabello, del color de _____, caía en suaves mechones alrededor de mi rostro, enmarcando una expresión pensativa. A pesar de la apariencia descuidada, todavía conservaba un cierto encanto desordenado.
Mi cuerpo, un tanto delgado debido a mi falta de apetito, mostraba una figura esbelta pero frágil. Suspiré y murmuré para mí misma, reconociendo internamente que debería prestar más atención a mis hábitos alimenticios. Era algo que sabía que debía mejorar, pero a veces era difícil encontrar la motivación necesaria.
Mi mirada se desvió hacia mi muslo, donde una cicatriz apenas visible pero siempre presente, servía como un recordatorio silencioso de una discusión que había presenciado entre mi padre y mi madre en el pasado. Era una marca física de un momento de tensión familiar, algo que prefería dejar atrás pero que permanecía conmigo como un fantasma del pasado.
Con un suspiro resignado, me alejé del espejo y me dirigí hacia mi habitación para vestirme antes de bajar y comenzar a preparar mi desayuno. La idea de alimentarme adecuadamente resonaba en mi mente mientras seleccionaba la ropa del día. Opté por algo cómodo pero presentable, adecuado para la cita en el hospital.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Preparé el desayuno de manera automática: un par de tostadas y una taza de café. Una vez listo, me senté a la mesa y pensé: "¿cuanto tiempo paso desde la última vez que la casa estuvo tan silenciosa y tranquila?" Tener la casa sola antes me ponía nerviosa pero ahora... se siente bien, no tener que escuchar esas discusiones o sermones desde temprano.
Terminé de desayunar y me levanté. Puse los platos en el fregadero y agarré mi mochila, donde tenía lo que necesitaba para ir al hospital y, tal vez... solo tal vez, tener un día divertido.
La sala de espera del hospital era un torbellino de emociones encontradas. Mientras esperaba pacientemente a que me llamaran, observaba a las personas que me rodeaban. Había varios individuos que, al igual que yo, parecían estar allí para hacerse el mismo examen. Algunos salían de la sala con sonrisas radiantes, presumiblemente felices por los resultados positivos que habían recibido. Otros, en cambio, parecían un poco decepcionados por no obtener el resultado que deseaban. Cada uno de ellos era recibido por familiares o amigos que aguardaban con ansias noticias sobre su estado de salud. Algunos intercambiaban abrazos reconfortantes, mientras que otros se tomaban de la mano en silencio.
Esta escena me hizo sentir un poco triste, ya que me encontraba sola, sin nadie a mi lado. Observaba cómo los demás recibían apoyo y consuelo de sus seres queridos, mientras yo permanecía en mi asiento, con la sensación de estar desconectada de todo lo que ocurría a mi alrededor.
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Hola a todos mis queridos lectores, ¡espero que estén bien! Les traigo un nuevo capítulo. Sé que muchos están esperando ansiosos que TN y Bakugo se encuentren, y les aseguro que eso sucederá pronto. ¡Estén atentos para descubrir cómo se desarrolla la historia!
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Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)
Fiksi PenggemarTener que pasar por discusiones y peleas familiares a diario, soportar las frecuentes humillaciones en la escuela y no tener en quién apoyarse la tenían cansada. Aun así, trataba de seguir adelante con la esperanza de que todo mejorara. ¿Será que el...