Cap 46

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La habitación estaba envuelta en una penumbra inquietante, los pocos rayos de luz que entraban por las rendijas de la puerta solo servían para acentuar la atmósfera opresiva. Sentía como si el aire a mi alrededor se volviera cada vez más pesado, dificultando mi respiración. Mis manos atadas y los golpes que había recibido me habían dejado adolorida y débil, pero era el terror lo que verdaderamente me inmovilizaba.

Mi padre me observaba desde la oscuridad, sus ojos brillando con una crueldad que no podía comprender. Su desprecio por mí era palpable, como si todo el cariño que alguna vez pudo haber sentido se hubiera evaporado, dejando solo un abismo de odio y control.

—Por favor... —volví a suplicar, mi voz rota por el miedo y el dolor—. No lo hagas... Déjame ir...

Su respuesta fue rápida y violenta. Se acercó a mí en un par de zancadas, y antes de que pudiera siquiera prepararme, levantó su mano y me abofeteó con tal fuerza que vi destellos de luz en la oscuridad. El dolor se extendió por mi rostro, y un sabor metálico llenó mi boca. Caí de lado, golpeando el suelo con un gemido ahogado.

—Eres una deshonra —escupió, su voz impregnada de veneno—. Pensaste que podías desafiarme, ¿verdad? Pensaste que podías escapar, que podrías ir a la policía y que todo terminaría bien para ti. Eres patética.

Me levantó de nuevo, sus manos crueles sujetando mi cabello con tal fuerza que sentí que me arrancaría el cuero cabelludo. Intenté resistir, pero mis esfuerzos eran inútiles. Cada movimiento mío era respondido con más golpes, con más dolor, hasta que mi cuerpo se rindió, agotado y sin fuerzas.

—No tienes a dónde ir, TN —dijo mientras me lanzaba al suelo una vez más—. Nadie vendrá a salvarte. Mañana serás marcada por un alfa que hará de ti lo que quiera, y aprenderás lo que es ser obediente.

Mi mente estaba envuelta en un caos de miedo y desesperación. Intentaba no pensar en lo que esas palabras significaban, en la oscuridad que se cernía sobre mí, pero era imposible. El terror se había convertido en una prisión que me envolvía, y no podía ver ninguna salida.

De repente, el sonido de un teléfono interrumpió el silencio. Mi padre se detuvo en seco, su expresión cambiando mientras se dirigía a contestar la llamada. Su rostro, antes tan lleno de odio, adoptó una seriedad fría mientras hablaba en voz baja. No pude entender lo que decía, pero sentía que cada segundo que pasaba solo empeoraba mi situación.

Cuando finalmente colgó, volvió a mirarme, y en sus ojos no quedaba rastro de humanidad. Se acercó y, sin decir una palabra, me levantó bruscamente del suelo, arrastrándome hacia la salida. Intenté resistirme, pero no tenía fuerzas. Cada vez que me rebelaba, él me empujaba con más violencia, hasta que finalmente me lanzó dentro del auto.

—¿A dónde... a dónde vamos? —pregunté con un hilo de voz, mi cuerpo temblando de terror.

Él no respondió. Simplemente encendió el auto y comenzó a conducir, ignorando completamente mis súplicas y preguntas. Mi desesperación crecía con cada kilómetro que recorríamos, la incertidumbre de lo que me esperaba me estaba matando lentamente por dentro.

El tiempo parecía alargarse indefinidamente mientras mi padre me arrastraba hacia el interior del edificio oscuro. Mi corazón latía tan rápido que casi podía sentirlo en mi garganta. Cada paso que daba resonaba en la oscuridad, el eco de mis pisadas amplificando mi miedo. Finalmente, me empujó dentro de una habitación mal iluminada, y antes de que pudiera comprender lo que estaba sucediendo, la puerta se cerró con un ruido sordo.

Frente a mí, de pie en medio de la habitación, había un hombre que me observaba con una mirada que me heló la sangre. Sus ojos brillaban con una lujuria aterradora, y su rostro, marcado por el paso de los años, mostraba una crueldad que me hizo retroceder instintivamente. Todo en él irradiaba peligro, y el instinto me gritaba que corriera, pero mis piernas temblaban tanto que apenas podían sostenerme.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora