Cap 39

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Al día siguiente, me desperté con una sensación de inquietud que no podía sacudirme. TN había vuelto a clases, pero desde la mañana había estado evitando a todos, incluyéndome a mí. Intenté hablar con ella varias veces, pero cada vez encontraba una excusa para alejarse o se unía rápidamente a otros compañeros para evitar cualquier conversación a solas.

En uno de los recesos, decidí buscarla de nuevo. No podía sacarme de la cabeza la imagen de su rostro herido, y necesitaba saber qué había pasado realmente. No estaba dispuesto a dejar las cosas como estaban. Al principio, no pude encontrarla por ningún lado, lo que solo aumentó mi preocupación. Mientras recorría la escuela, recordé un lugar al que TN había ido antes, la azotea. Toga la había encerrado allí una vez antes de ser expulsada, y aunque era un lugar poco común para ir, tenía un presentimiento de que podría estar allí.

Subí las escaleras con un extraño sentimiento de pesadez, y cuando llegué a la puerta de la azotea, la abrí con cuidado. Mi corazón se detuvo por un momento al ver a TN sentada en el borde, mirando hacia abajo. Por un segundo, un miedo abrumador me golpeó, pensando que podría estar considerando saltar. Sin pensarlo dos veces, corrí hacia ella, gritando su nombre con desesperación.

—¡TN! —grité, mi voz llena de pánico.

Ella se giró, sorprendida, y en un instante la envolví en mis brazos, tirándola hacia atrás con fuerza. Sentí su cuerpo temblar ligeramente contra el mío, y no pude evitar sentir una mezcla de alivio y confusión.

—¿Qué estabas haciendo? ¿Estás bien? —pregunté, tratando de calmarme mientras la sostenía con fuerza.

TN me miró con ojos llenos de sorpresa y un poco de tristeza. —Solo estaba pensando... disfrutando la vista —dijo suavemente, su voz apenas audible. No había planes de lanzarse; solo estaba allí, buscando un momento de paz en medio de todo el caos.

Nos sentamos juntos en el suelo de la azotea, y la tensión en el aire era palpable. Sabía que este era el momento para hablar seriamente, para sacar a la luz lo que estaba pasando. Tomé su mano y la miré a los ojos, tratando de transmitirle toda la calma y el apoyo que podía.

—TN, sé que algo está mal. Vi los moretones, y sé que no es solo cansancio. Por favor, cuéntame qué está pasando. No puedes seguir llevándolo todo sola —le dije, mi voz llena de preocupación genuina.

Ella bajó la mirada, tomando un momento para organizar sus pensamientos. Finalmente, después de un largo silencio, comenzó a hablar, su voz temblando ligeramente.

—Mi padre... —empezó, y al mencionar a su padre, todo salió a borbotones. Me contó sobre su regreso inesperado, el abuso que tanto ella como su madre habían sufrido a manos de él, y cómo su madre había intentado protegerla diciendo que era una beta. Pero cuando su padre descubrió la verdad, que ella era un omega, las cosas empeoraron.

Me quedé en silencio, escuchando cada palabra con atención, mi ira creciendo con cada detalle que revelaba. Sentí una mezcla de rabia e impotencia al saber por lo que había pasado, y mi instinto protector se intensificó. Quería hacer algo, cualquier cosa para sacarla de esa situación.

—TN, no tienes que pasar por esto sola. Podemos buscar ayuda, podemos... —mi voz se quebró un poco mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas—. No dejaré que te hagan daño. Prometo que te protegeré, pero necesitamos hablar con alguien que pueda ayudarnos.

TN negó con la cabeza, su expresión oscura y abatida. —No hay manera de solucionarlo —murmuró, su voz apenas un susurro.

Al escuchar esas palabras, sentí una oleada de frustración y desesperación. No podía aceptar que no hubiera salida, que estuviera destinada a sufrir en silencio. —TN, si no puedes escapar... ven a vivir conmigo —le propuse, mi tono firme y decidido. La idea de tenerla a salvo, lejos de ese infierno, era lo único que importaba.

Pero ella se negó rotundamente, sacudiendo la cabeza con fuerza. —No puedo, no quiero meterte en problemas —respondió, su voz teñida de miedo y preocupación. Sabía que su negativa venía del miedo de involucrarme en su complicada situación, pero eso no importaba para mí.

—No es así —insistí, acercándome más a ella—. Haría lo que fuera por ti, TN. Eres mi omega, y no voy a dejarte sola en esto.

Ella se conmovió por mis palabras, sus ojos brillando con una mezcla de emociones. Pero, aún así, mantuvo su decisión. —No puedo —repitió, aunque esta vez su voz era más suave, como si una parte de ella quisiera aceptar mi oferta, pero se sintiera atrapada por el miedo.

Decidí no insistir más por el momento, entendiendo que necesitaba tiempo para procesar todo. Sin embargo, le dejé claro que estaba allí para ella. —Si pasa algo, cualquier cosa, llámame. No importa la hora o el lugar, siempre estaré aquí para ti.

TN asintió, y por primera vez en días, vi una leve sonrisa en su rostro. No era una sonrisa forzada, sino una genuina, la clase de sonrisa que siempre había caracterizado su naturaleza alegre y positiva. Verla sonreír de nuevo, aunque fuera solo un poco, me dio algo de esperanza.

Cuando las clases terminaron, la acompañé hasta la salida, asegurándome de que llegara bien. Nos despedimos con una ligera sonrisa, y aunque todavía había mucho por resolver, sabía que no iba a dejarla sola. Era mi omega, y aunque el camino por delante fuera incierto y lleno de desafíos, estaba decidido a caminarlo con ella, a cualquier costo.

Esa noche, no pude dormir. La preocupación por TN me carcomía, así que decidí hablar con Eijiro al día siguiente. Nos encontramos en una cafetería cercana a la escuela, y le conté todo lo que había descubierto sobre la situación de TN.

—Es horrible —dijo Eijiro, con el rostro pálido y la mandíbula apretada—. ¿Cómo puede alguien tratar a su propia hija así?

—No lo sé, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados —respondí, la ira burbujeando en mi interior—. Necesitamos hacer algo para protegerla.

—Estoy contigo, Bakugo. No dejaré que nada le pase a TN. Pero debemos ser cuidadosos. No podemos actuar sin un plan —dijo Eijiro, pensando en una manera de ayudar.

Después de discutir varias opciones, llegamos a la conclusión de seguir a TN hasta su casa para tener una mejor idea de la situación. Eijiro sugirió grabar cualquier evidencia de abuso, para poder intervenir de manera efectiva y segura.

Esa tarde, seguimos a TN sin que ella se diera cuenta. Cuando llegó a su casa, nos escondimos cerca de la entrada, atentos a cualquier señal de problemas. Estaba a punto de irme cuando escuché una conversación dentro de la casa. El padre de TN estaba hablando con ella, y la conversación rápidamente se tornó inquietante.

—Vas a casarte con el hijo de un amigo mío. Es un buen alfa, te pondrá en tu lugar —decía su padre con voz autoritaria.

—¡No! No voy a casarme con alguien que no conozco ni quiero —replicó TN, su voz temblando de miedo y determinación.

—No tienes opción, niña. Es tu destino como omega. No tienes valor por ti misma, excepto para un buen matrimonio —continuó su padre, y de repente se escuchó un sonido seco y fuerte. Había abofeteado a TN.

Bakugo sintió la ira burbujear en su interior, a punto de irrumpir, pero Eijiro lo detuvo, agarrándolo del brazo.

—Espera, necesitamos evidencia —susurró Eijiro, sacando su teléfono para grabar la escena. Aunque su mano temblaba, mantuvo el teléfono apuntando hacia la ventana abierta.

Dentro, TN estaba temblando, con lágrimas en los ojos. —Tengo novio —dijo de repente, su voz llena de desesperación—. Es un alfa, y me ama. No necesito a nadie más.

El padre de TN se quedó en silencio por un momento, antes de estallar en una furia descontrolada. —¿¡Qué dijiste!? —gritó, golpeándola brutalmente—. ¡Eres una deshonra! ¡Una omega que se atreve a desafiarme!

Bakugo estaba a punto de intervenir, sus uñas clavándose en sus palmas, pero Eijiro lo detuvo de nuevo, con la mirada igualmente llena de angustia.

—No podemos hacerlo ahora, necesitamos pruebas suficientes para que no pueda salirse con la suya —dijo Eijiro, aunque su voz también mostraba la tensión de querer intervenir.

Verdades Ocultas (Bakugo X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora