— Emery, ¿dónde estabas?— me pregunta una voz nada más entrar en el castillo. El terror comienza a correr por cada rincón de mi organismo.
Mi padre.
Comienzo a temblar cual cervatillo asustado. Me he venido todo el camino pensando en el encuentro que acabo de tener con aquel hombre. Todo el camino sintiéndome poderosa por la valentía que he tenido al enfrentarlo, a pesar de que he perdido mi preciado cuchillo. En mi mente, soy yo quien ha salido victoriosa de aquella pelea.
Soy una luchadora— me repetí a mí misma todo el camino. Me dije a mi misma un montón de palabras de aliento. Me subí el ánimo y me prometí que si podía enfrentarme a ese hombre, entonces puedo enfrentarme a cualquiera. Pero aquí estoy, indefensa, petrificada, muerta de miedo ante las tres palabras que acaban de salir de los labios de mi padre.
Siento la sangre correr por mis venas, escucho los latidos de mi corazón. Vuelvo a sentirme débil, estúpida por haber creído en que alguien tan pequeña como yo podría defenderse de alguien como mi padre.
— Yo...
— Ven. Llegas tarde— dice, su voz convirtiéndose en un grave susurro.
Mi ceño se frunce en confusión y aturdimiento.
¿Acaso o estoy soñando o mi padre no me ha golpeado ni castigado? ¿Acaso estoy soñando o mi padre me ha pedido que le siga? Me quedo allí, de pie, plantada en mi lugar observando como él se mueve. Al notar que yo no tengo intenciones de caminar, mi padre se gira en mi dirección de manera brusca.
— ¿Te puedes apresurar?— me pregunta molesto.
Sacudo el rostro.— Si..s-si...— tartamudeo apenas, y obligo a mi cuerpo a moverse por el castillo. Esto debe ser un tipo de trampa. Mi padre debe saber lo que ha sucedido hoy y quiere castigarme como nunca antes lo he visto. Probablemente me esté llevando a una sala oscura. Quizás vaya a implementar un nuevo tipo de tortura. Joder, las opciones son infinitas. Podría esperar cualquier cosa del rey Maverick.
Los nervios me corroen por dentro. Tiemblo con cada segundo paso, siento ganas de llorar con cada paso que doy. Me mantengo un metro lejos de mi padre al caminar detrás de él, guardo las distancias, soy precavida, cuidadosa.
Intento hacer la menor cantidad de ruido posible. Intento no hacerle saber que tengo miedo. Intento no demostrar emoción alguna a medida que avanzamos.
Cuando mi padre llega a una de las puertas, reconozco inmediatamente en qué salón nos encontramos. Es el salón de reuniones. Pero, ¿qué podría hacer alguien como yo en un lugar como este? ¿Por qué querría mi padre traerme aquí?
Trago una enorme bocanada de aire cuando las puertas se abren y veo que adentro hay un montón de gente convocada. Bueno, son siete para ser exactos. Hombres, todos hombres, y no puedo distinguir quienes son, ni qué hacen aquí, pero me alivia de inmediato ver un rostro conocido entre todos esos desconocidos.
Harris intenta sonreír en mi dirección. Creo que puede ver lo intranquila que estoy, lo confundida que me encuentro. Parece estar pidiéndome a gritos que me calme, pero no soy capaz de hacerlo, porque en el momento exacto en el que mis pies se plantan en aquella habitación, todos aquellos hombres se ponen de pie para hacer una reverencia.
¿Es una reverencia a mi padre? No, el rey Maverick pasa de largo y toma asiento en una silla que bien parece un trono. Los hombres, sin embargo, siguen haciendo una reverencia ante mí.
¿Qué cojones está...?
— Siéntate, princesa Emery.
¿Princesa Emery? ¿Mi padre llamándome princesa? Debo estar aturdida. La falta de uso de poder adentro del castillo debe estar provocando un efecto alucinógeno, porque no caigo en la cuenta de que esto realmente esté ocurriendo.

ESTÁS LEYENDO
LOS CREADORES DEL CAOS
FantasyEmery ama los secretos. Ama espiar a hurtadillas a su padre, adora escuchar las conversaciones que su hermano tiene con Katya, y sueña despierta con aquel lugar en el bosque de Aurora que nadie parece conocer. Emery ama los secretos. De hecho, los a...